Como esos orgasmos que no llegan, pero están ahí, a flor de piel, a punto caramelo, casi, casi… Así se sintieron los segundos antes que arrancara el show de Cock Sparrer en el Teatro de Colegiales el viernes pasado. Con la diferencia que este orgasmo llegó y de la mejor manera posible, después de largo tiempo de abstinencia.
Clímax fue el momento en que esa luz azul iluminó el escudo alado que adornaba el fondo del escenario y, entre explosiones de “¡Oi! ¡Oi! ¡Oi!”, todos los que esperaban masificados desde las siete de la tarde hicieron estampida hacia adelante y terminaron de convencerse que esto realmente estaba pasando, que lo que estaban viendo era la pelada brillante de Colin McFaull adornando esa cara de “no la puedo creer”, aplaudiendo con una sonrisa de oreja a oreja, totalmente en éxtasis, aún cuando una imagina que después de 39 años de banda y tantas audiencias vistas desde ahí arriba, pocas cosas pueden sorprenderlo.
Y sí, están grandes… pero nosotros también y no terminaron de preguntar “¿Están listos?” que ya habían arrancado a punkearla con Riot Squad, pegadito a Watch your back, ambos parte de “Shock Troops”, del que también sonó Working, y no tuvieron ni que parar a tomar aire.
Este disco, editado en el año 1982, fue el elegido por Cock Sparrer para amenizar gran parte de la noche, sumando también England belongs to me, What is like to be old, I got your number, Where are they now, Take ´em all y Teenage heart.
De “Guilty As Charged”, parido en el 94, sonaron canciones como Because you’re Young y Tough Guys, para destacar también Chip On My Shoulder y Runnin Riot, del disco que lleva ese nombre, editado diez años antes, en el 84. Un tema que el olvido no debe llevarse es A.U., de “Two Monkeys” (1997), impresionante versión para guardar en la memoria hasta que en unos años, birra de por medio con algún amigo, se acuerden que vieron a Cock Sparrer la primera vez que tocó suelo argentino. El cierre, como no podía ser de otra manera, fue a cargo de We’re coming back, también de “Shock Troops”.
La noche fue una fiesta y el show transcurrió sin mayores ni menores inconvenientes, en lo que hasta fue apodado “un pogo buena leche”. Los asistentes fueron a disfrutar, llegaron de todas partes de Latinoamérica para ser parte de este evento, vinieron a sacarse las ganas acumuladas. Y parece que no habrá que vivir de la memoria mucho tiempo, porque los londinenses juraron volver y una suele caer en esas promesas hechas en caliente, por lo tanto elegimos confiar que los que no pudieron estar el viernes pasado en el Teatro de Colegiales, en breve podrán redimirse y los que ahí agitaron, pronto volverán a hacerlo.
Comentarios