Hay marcas que signan la trayectoria de una vida para siempre. Y los Chili Peppers, antes de conocer la popularidad, tuvieron que padecer una de las peores dolencias que puede transitar una banda, cuando en 1988 perdieron al guitarrista Hillel Slovak, uno de los miembros fundadores junto a Anthony Kiedis y Flea, a causa de una sobredosis de heroína a los 26 años.
Pero tan sólo tres años después llegaría el trabajo discográfico que más identificaría su sonido y que los hizo conocidos alrededor del mundo al vender más de siete millones de replicas sólo en los Estados Unidos, y casi catorce millones a nivel mundial. Blood Sugar Sex Magik es una verdadera obra maestra que tuvo que transgredir el curso de ciertos escenarios que venían dominando el marco de su carrera.
Para empezar, es el primer disco en la historia de los Peppers en el que pudieron repetir formación consecutivamente, y el segundo álbum que cuenta con la participación de John Frusciante, quién se consagró definitivamente como guitarrista mejor aliado de Flea, en la que se entrelazan brillantemente sus hábiles frases melódicas con las líneas graves propuestas por “La pulga”, ya menos agresivas que en los anteriores trabajos, y más basado en el groove, generando junto a los golpes de Chad Smith las estructuras rítmicas más sólidas de todas las etapas pepperas. Una sincronización sin precedentes digna de ser la principal fuente de estudio de cualquier músico interesado en inmiscuirse en la técnica el funk rock.
Además fue el primer trabajo discográfico de la banda lanzado por Warner Bros Records tras haber realizado las anteriores cuatro grabaciones con el sello EMI; Y es el primer disco en el que trabajaron junto a Rick Rubin, quien continuó produciendo los siguientes cinco trabajos hasta este 2016, en el que Danger Mouse se hizo cargo de “The Getaway”, por decisión de la banda.
Rick Rubin ya había co-producido a Run DMC y a los Beastie Boys, pero para este proceso de producción creó un entorno de trabajo más propio de los locos años setenta, llevando a los Peppers a grabar a la antigua mansión californiana del ilusionista y escapista húngaro Harry Houdini, ubicada en Los Ángeles, para hacerlos desplegar su creatividad en un entorno mágico. Y es que la magia estuvo. Y también el misticismo, si no, basémonos en los propios testimonios de vivencias de algunos miembros de la banda: John Frusciante aseguraba que se comunicaba con espíritus que habitaban la casa, eran amistosos y que le ayudaban a inspirarse, mientras Chad Smith, asustado, se negaba a quedarse a dormir en el edificio y volvía todas las noches a su casa en su moto, porque creía firmemente que la mansión estaba embrujada.
La energía con la que estalla Blood Sugar Sex Magik desde su frenético comienzo a cargo de un agresivo rap de Anthony en “The power of equality” (quizás la letra con más contenido político en la historia de la banda), sólo encuentra atenuantes en la hermosísima y dolorosa “I could have lied” (hasta el momento era impensado que compongan baladas) y en otros dos temas lentos que fueron cortes del disco, “Braking the girl” y “Under the bridge”, canción emblema que se tranformó directamente en la banda sonora de la ciudad de Los Ángeles.
Además de estos cortes, de este majestuoso disco se desprendieron otros dos videoclips, uno de ellos es “Suck My Kiss” que registra algunos momentos del proceso de grabación, y el multi difundido y vigente “Give It Away”, tema con el que aún siguen cerrando todos sus shows.
Por otro lado, es preciso destacar a la maravillosa “Soul to Squeeze”, que si bien no fue incluida en el disco, fue lanzada primero como b-side duante el mismo año y luego como single en 1993, ya que formó parte del soundtrack de la película “Coneheads”. John Frusciante toca la guitarra en esta canción pero no aparece en el video, ya que se había marchado previamente de la banda en 1992.
El documental “Funky Monks” revela detalles sobre la metodología y el proceso de composición en la gestación de uno de los mejores discos de la década, que más allá de los múltiples premios y la enorme repercusión, posee una riqueza técnica que los puso en la mira del mundo musical además del comercial, en un nivel que siempre debieron -y supieron- sostener. En la historia de los Red Hot ningún disco se parece al anterior, por lo que siempre respondieron y reaccionaron con una búsqueda sonora diferente a la vara alta que demostraron que podían manejar. En su historia la evolución es constante y la vigencia es presente.
Por último, vale la pena citar algunas breves palabras de los propios protagonistas en las que se explayan sobre pequeños detalles en la composición y proceso de grabación de “Blood Sugar Sex Magik”, extraídas del libro “An Oral/Visual History by The Red Hot Chili Peppers”, escrito junto a Brendan Mullen:
“Rick vio que éramos una banda de jam, una banda de rock, y trabajó en las estructuras de las canciones tan genial como pudo. Luego quiso grabarlos y hacer que suene como nos gustara a nosotros. Era la primera vez que alguien decía para nosotros”, Anthony Kiedis.
“Con “I could have lied”, la intención era escribir una parte de la guitarra con el mismo ambiente como la linea de bajo en “Three days” de Jane’s addiction. Comienzan con dos notas y luego se van en direcciones distintas. Yo averiguaba que tipo de sentimientos quería que representara mi música. Había algo muy sensual en esa línea de bajo“, John Frusciante.
“Blood Sugar fue el segundo disco de John con nosotros. Donde todos llegamos juntos. Fue la primera vez que grabamos con la misma alineación dos grabaciones consecutivas.
El jamming, la escritura, la planificación, la elaboración de Blood Sugar era uno de los más puros, divertidos y creativos tiempos en la historia entera de la banda. Ese sentimiento de todos para uno”, Michael “Flea” Balzary.
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