El 26 de julio debe haber sido un mal día para Elton John. Claro, el con el 2-3 ante Arsenal en Londres, el Watford perdió la categoría en la Premier League y descendió al Championship. No alcanzó con propinarle la única derrota de toda la Premier al super Liverpool de Jürgen Klopp.
¿Qué tiene que ver una de las más grandes estrellas del mundo de la música con el humilde club que está geográficamente cercano a Londres? Mucho. Mucho de verdad. El fútbol puede ser muchas veces una “mamushka” de historias y la que entrecruza al mejor amigo de Lady Di y al club ubicado en las afueras de Londres, es una que tiene de todo. Él nació y creció ahí.
Pocos saben o conocen que Sir Elton fue presidente de este club en desde mediados de los setenta y durante casi todos los ajetreados ochenta. Incluso, lo compró: “He sido presidente durante el peor período de mi vida. Años de adicción y depresión, de relaciones fallidas, malas decisiones, juicios y tormentos interminables. A lo largo de todo esto, Watford ha sido una fuente constante de felicidad para mí. Si no hubiera tenido el club de futbol, Dios sabe qué me habría pasado. No exagero diciendo que Watford tal vez me salvó vida”, escribió el artista en su autobiografía “Me” (“Yo”) revelando la historia.
Elton adquirió el elenco británico del que siempre fue hincha en momentos en que reinaba en el mundo de la música. Corría el año 1976 cuando y comprar el Watford, que deambulaba por la cuarta división del fútbol inglés, no parecía precisamente un “negoción”, pero para el cantante no era por el negocio, era por el amor.
El amor al club, uno de los pocos -¿el único?- nexo con su padre. Mientras “Don’t Go Breaking My Heart” o “Sorry Seems To Be The Hardest Word” la rompían en los charts mundiales, en paralelo, John encaraba la reconstrucción de “su” club. El patrocinio por 400 mil libras, la remodelación del estadio, un nuevo DT y los éxitos deportivos empezaron a llegar en paralelo a los musicales, todo mientras atravesaba una zona oscura de su vida, repleta de adicciones: sexo, drogas, rock and roll y fútbol. Así y todo viajaba desde París, donde estaba produciendo en aquel tiempo ¡dos! Álbumes al unísono, cada vez que su agenda de grabación lo permitía. Incluso a veces lo hacía en un jet privado junto a seis o siete personas. “Es importante para mí volver al club la mayor cantidad de veces que pueda”, solía decir en las entrevistas televisivas.
La primera temporada, la de 1977-78, terminó con el Watford campeón en la Cuarta División y el ascenso a tercera. En la siguiente, el equipo logró el subcampeonato y, por tanto, el ascenso al Championship, la segunda o “la b de allá”. La escalada, en este punto, fue más lenta pero, en la 1981/82, el club se consagró segundo en ese torneo siempre largo y complicado y logró así el ascenso a la Primera Categoría de Inglaterra, que en ese momento aún no era conocida como la Premier League.
En cinco años, el equipo de Reginald Kenneth Dwight, el verdadero nombre de Sir Elton John, escaló 4 categorías y se subió a la élite. Pero no se conformó allí. Una vez afincado en primera, también buscó dejar su marca. El cantante buscaba para su carrera y también para su equipo la misma idea de éxito y excelencia.
La siguiente temporada, 1982/83, el equipo fue subcampeón y se metió en Europa. Quedó a ocho puntos del campeón, el mítico Liverpool de Bob Paisley. En el siguiente año, alcanzó el pináculo de los años de Elton al frente de la institución y sería otro equipo de Liverpool, el Everton, el que le impediría a John ganar su primer título. La final de la FA Cup 1983/84 puso cara a cara al Watford contra los “Tofees” y fue victoria de los de Merseyside 2-0. El partido contó con la presencia de Su Majestad, la Reina Isabel II, y terminó con el músico secándose las lágrimas, tragando la amargura de una desilusión deportiva. No la última ni la primera, pero quizás sí la más significativa de su vida.
El camino que unió a Elton y el Watford se extendió hasta 1990, cuando tras una sucesión de resultados deportivos no positivos y malas decisiones llevaron al club a segunda nuevamente. Entonces, el cantante vendió el club a Jack Petchey y, a cambio, se quedó con el rol de “presidente honorario” de por vida. Por ende, nunca dejó de ayudarlo: incluso en las peores épocas, organizaba recitales para juntar plata y comprar jugadores. En 1997, año en que murió su amada Diana Spencer, el músico recompró al club, pero cinco años después se dio cuenta que ya no podía hacerse cargo de él con la excelencia que pretendía tener.
Una de las tribunas del “Vicarige Road”, la casa del Watford, lleva su nombre desde 2014. En aquel momento, cuando la inauguraron, John ingresó al campo de juego de la mano de sus dos hijos, Zachary y Elijah, y su marido, David Furnish. Envuelto en su bufanda amarilla con vivos rojos y negros y al borde de las lágrimas, tomó el micrófono y dijo desde el círculo central: “Es uno de los mejores días de mi vida. Saludo a los hinchas que me dieron tanto amor durante tantos años”. Vaya si lo valoran a Elton John en el Club. En el futuro, tal vez, también lo hagan con su hijo Zachary, de 8 años, que ya fue fichado por las categorías infantiles del equipo.
El 19 de mayo de 2019, el Watford volvió a llegar al pináculo donde lo había dejado Elton. En una temporada en la que fue la revelación del fútbol inglés, el Watford consiguió llegar a la final de la FA Cup, donde esperaba el Manchester City de Pep Guardiola, que lo aplastó por 6-0.
Esta temporada, poco más de un año después, el equipo descendió. Demostrando que el club siempre tuvo altas y bajas, muy altas y muy bajas. Un espejo de lo que fue la vida de Elton John. “Tiene inimaginables altos y bajos igualmente devastadores”, dijo el artista en Twitter al presentar su autobiografía donde, por supuesto, el Watford tiene su lugar.