Quienes conocen del hábito de mirar series saben del llamado término binge-watch. ¿Qué es esto? Para quienes no lo saben se le llama de esa forma a mirar capítulos de una serie de corrido, pero no uno o dos eh, con el binge-watch no se sabe como parar y si no se miran mínimo 5 capítulos en una tarde no es digno. A ese nivel se llega porque la serie que se está siguiendo aliena y hace que no se vea el límite y que todo sea querer más, aún sabiendo que termina siendo dañino, que no está tan bueno solo hacer eso en un fin de semana y no ver la luz del sol.
Pero uno siente que es lo mejor en lo que se puede gastar el tiempo y energía y lo hace, y no sólo eso, lo disfruta y se jacta de eso ante cualquier persona. Y ni hablar si ese otro no forma parte del proceso. Si una persona no entiende lo que es, más orgullo dá decir que solo lo entiende quien lo experimenta, y que a pesar de sufrirlo se disfruta muchísimo.
Las series son un fenómeno de pertenencia pocas veces visto, o mejor dicho un fenómeno comparable con el fútbol.
Quiénes no entienden la pasión que el fútbol genera no conciben que una persona puede ser afectada anímicamemte por lo que hacen otros. Que alguien sufra, disfrute y llore por algo en lo que no tiene control, algo que mira de afuera. Algo similar a lo que es sufrir con una serie, con la diferencia de que acá se sufre a otro nivel, porque se sufre por uno, se sufre por quien comparte ese amor y lo inculcó, por quien lo vive a la par, por cada recuerdo asociado a ese sentimiento. Se sufre mucho y la mayoría del tiempo. Y se sufre por los 90 minutos de cada partido, cuando se desea que todo se dé para tener el final deseado. Para que el instante posterior a los créditos finales todo sea alegría y volver a esperar con ansiedad que el próximo capítulo llegue pronto.
Una serie es ese equipo que seguís desde siempre. Ese que te acompaña y es escape. El que se elige para disfrutar y sufrir en partes iguales. Ese que si te enganchó de verdad y tomás como propio no podés odiar o alejarte por más que quieras.
Porque aunque se sufra, haya enojo o a veces den ganas de largar todo, pensamiento que dura un instante nada más, siempre se vuelve a él. Uno busca en el fondo sentir todo eso, porque lo disfruta. Lo elige por sobre todas las cosas. Es consciente de que esa conexión es algo único y le es fiel a eso. Por mas desilusión que pueda haber, uno siente que abandonar no es una opción, y que es algo por lo que definitivamente vale la pena sentir así.
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