- Porque usted cree que María Elena Walsh fue una mujer simpática que legó tiernos versos para las infancias, y que su contenido es forzado a ser político.
- Porque aunque su hije, o mismo usted, se forma en la Universidad Pública, votó a quien pretende destruirla.
- Porque naturaliza oír barbaridades, y en el fondo disfruta cuando el presidente electo niega los femicidios.
- Porque cree que lo mejor que le puede pasar al país es convertirse en una copia de aquellos países que deportan a los latinos y, sepa, usted es latino.
- Porque no le gustan las películas que salen de lo heteronormativo, pues le generan una sensación extraña que prefiere no comprender.
- Porque la historia no le ha enseñado nada.
- Porque le parece una buena idea quitar el nombre de Rodolfo Walsh de la estación de subte E. Despoliticemos la ciudad, borremos a todos los zurdos terroristas, ¿verdad?
- Porque no leyó Operación Masacre.
- Porque le revienta el cine nacional, y desmerece sus propias raíces en pos de pertenecer a culturas las cuales ni siquiera lo respetan en lo más mínimo.
- Porque se aferra a discursos viejísimos para convencerse de que algo es eterno, y que si tantos lo han repetido será que estarán en lo correcto, y por una vez usted quiere tener razón en algo.
- Porque no ve que con el tiempo el lenguaje se modifica, y se ofende cuando oye hablar en inclusivo.
- Porque no se abre al debate, y hablar con usted resulta tan improductivo como hablar con una pared.
- Porque no dudaría un instante en chuparle las medias a un extranjero que le habla en inglés.
- Porque su capacidad de atención ya se ha quemado al punto de que no recuerda cuándo fue la última vez que leyó un libro completo.
- Porque por la plata baila el mono.
- Porque le molesta que en la calle se manifiesten formas de amor que usted no conoce.
- Porque no ve que la libertad sólo es completa cuando respeta la dignidad de todas las personas, y la dignidad exige poder decidir cómo ser.
Tras los dichos de Javier Milei en Davos, multitudes se congregaron en ciudades de todo el país argentino para manifestarse contra el creciente (y anticuado, inverosímil, decrépito) fascismo, el racismo, los recortes en el Estado, el desatado odio a la comunidad LGBT+, y contra unas políticas que atentan contra el bienestar de la propia sociedad en la que vivimos.
Arrepentidos del voto hay unos cuantos, pero a esta altura debería haber más. Si usted se encuentra del lado equivocado le digo, le afirmo, le aseguro, que nunca es tarde para cambiar de opinión, ni para luchar por los derechos conseguidos, y (mientras sigamos aquí) nunca pero nunca es tarde para pararse del lado correcto de la vida.


Esta nota fue inspirada por el siguiente artículo de la brillante escritora y poeta argentina María Elena Walsh, cuyo 95° aniversario de nacimiento se cumplió el mismo día de la marcha:

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