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Una perla brilló en Córdoba: Inside Job presentó “Cambiar”

La banda de Franco Glaudo presentó su primer álbum con gran despliegue, potente sonido, proyección de videos en pantalla y un rock que marca diferencia. Te traemos algo de la pujante movida del under cordobés.

 

Sin duda alguna que la escena del rock nacional está pintando algunas cosas nuevas, que no son precisamente espejitos de colores. Sólo hay que animarse a buscar e indagar, y no marearse -al menos tanto- con el hit radial.

Inside Job vino con un mensaje, con una bandera de lucha a través de “Cambiar”, placa debut que se tomó su tiempo para plasmarse en un mensaje, el mismo que se puso en escena oficialmente el pasado viernes en el Espacio 75 de Córdoba.

Para mejor, la banda no estuvo sola. Abriría el juego Soy , que estuvo presente en la última visita de Cabezones en Córdoba, y que luego de dar apertura a la noche del viernes, partiría hacia Refugio Guernica, donde tocaría con Parteplaneta y Bigger, entre otras. En la voz y guitarra de Rodrigo Bozian, y esa “distorision” demoledora del tema “Apocalipsis”, todo se alistaba. Sonarían casi todas las canciones del disco “El proceso hacia un nuevo ser universal”. Primeros aplausos, y alguien dijo por allí “qué buena banda que es Soy”.

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Ahora sí, subiría Inside Job. Luces bajas para arrancar, y ese clima tan propio que coquetea entre la psicodelia, lo místico y reflexivo cuando “Prayanamas” comienza a sonar. Una invitación a un viaje, que tendría como próxima parada “Si caen rosas en tu alfombra”, canción que busca despertar a un ala del rock confundida entre la búsqueda del éxito y un arte poco comprometido.

“¿Se escucha bien?”, preguntaba Franco Glaudo -voz y líder- a su gente, con quien intercambió palabras a lo largo de todo el show. Indudablemente que se escuchaba muy bien, no sólo por la banda: Espacio 75 cuenta con un sonido al nivel de este tipo de conciertos.

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La lista seguiría con “El témpano”, tema de Adrián Abonizio, y muy conocido a través de Juan Carlos Baglietto. En esta ocasión, su versión más rockera. Luego sería el turno de “Somos lo que hicimos para hacer” -de letra y melodía muy profunda-, “Quinta canción”, “Nuevos guías” y “Cuarta canción”. Sin ánimos de bajar el volumen, y con un púbico bien en sintonía, el grunge de Alice Chains sería evocado a través del conocido “Would”.

Tema tras tema, las charlas y comentarios iban y venían entre la banda y los allí presentes. Glaudo se sintió en familia (así lo remarcó), y hasta pidió que le convidaran un trago que ningún seguidor le acercó. En las mejores familias sucede, claro. También se tomó su tiempo para agradecer al lugar y a Soy por haber estado allí en la previa.

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Ya para el final quedaría “A punto de perderse”, “Sigo aquí” y “Un Grammy”, canción esta última cuya letra asume una postura contestataria a concursos y jurados en el género. En medio de todo este cierre, un corte de cuerda en la guitarra de Caryl Ferrero, como para sumar una perlita más a la noche. Lógicamente, fue solucionado.

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Todas las canciones del álbum sonaron, cada una con una proyección en video distinta, de un disco que guarda algo: un mensaje. Un mensaje que tiene particularidades que sólo aquel que lo tiene en mano, puede descubrirlo. Un show que fue en consonancia con la calidad de tal. Un arte que es un híbrido entre el trabajo estético y el compromiso con la realidad (tema de debate y coyuntura a lo largo de la historia del arte mismo). Evidentemente, alguien no pierde la fe, y ese es su trabajo interior. Y así es que como esto se yergue, bajo firmes convicciones, una bandera de lucha, y un show que no escatimó.