En las Sierras Chicas hace calor como en toda la provincia, amagando a llover, pero eso no quita que desde temprano se comience a armar todo para recibir a los invitados. Desde las 15 el bufé de La Minerita va dejando todo listo para la gente. Y desde las 20, la gente va dejando todo listo para que la velada comience y nos dejemos llevar. Hay remeras de quien nació un 23 de enero 71 veranos atrás, hay libros de él en la mesa organizadora y suenan sus canciones de fondo. La gente que se encuentra se saluda en modo Spinetta. Hay una especie de brillo en cada persona que llega al lugar. Es que todas sienten, en esos minutos, tener un poco alma de diamante.

Pasadas las 21 comenzó y el que se sentó frente al público fue Andrés Funduklian para dar la bienvenida, leyendo un poema del “Flaco”, pronunciando su “palabra” como “el grito para sus sombras” encontrando del otro lado los corazones. Él, quien es uno de los organizadores de este segundo volumen, que se pone muchas veces estas movidas al hombro y tenía una remera con la tapa de un disco de Spinetta que define a las personas como él y el primer invitado, Jorge Kasparian: “Exactas“.

Este último es quien comenzó con el recorrido de Luis Alberto porque sabe mucho sobre él y de él, tanto que hasta quizás sea el más conocedor de su vida y obra. El escritor de “Luisito”, entre otros libros con entrevistas al mundo Spinetteano, y creador de “La Biblia Spinetteana”, un libro que después se hizo programa de radio y un programa de radio que después se convirtió en culto tranquilamente podría considerarse uno de sus Socios (del Desierto) o uno de Los Amigo.

Dale luz al instante

Hombre de Luz” y “Dale Luz Al Instante” fueron los primeros dos temas de la noche, de la mano y la voz de Maru Chamella y Bernado Yde. Pero además fueron la confirmación de que todo sería muy hermoso, profundo, intenso y emotivo. Que es lo que pasa cuando nos reunimos en el nombre del Hombre de Luz. Ese mismo que se escucha de fondo, hablando de la luz de la vida, la que está en todos lados, inclusive en la música y que con una “necesidad tan humanística y egoísta” como la de él, pretendiendo transmitir esa luz y curar…

Entonces todas las personas presentes le hicieron caso. Se le fue dando luz al instante y mucha más quienes cantaron para iluminar con la sencillez. Como Clara Presta, cuando hizo 200 años y “Toda La Vida Tiene Música Hoy”, como para seguir empezando a festejar el nacimiento de quien hizo nacer semejante obra.

Juan Paio Toch, con “Bomba Azul” fue la confirmación de una explosión de melodías y sensaciones, que se agrandó cuando lo invitó a “Pepo Gómez”, quien sólo cantaría “Donde No Se Lee”, para “El Mar Es De Llanto” y “Es La Medianoche”, cuando todavía faltaba para las doce. Pero no importaba o mejor dicho no importa. No hay problemas con el tiempo si está relacionado al homenajeado, que trasciende, se hereda y comparte. Tampoco hay problemas del tiempo, en cuanto a lo climatológico, si cuando la música empezó a sonar las nubes que amagaron durante toda la tarde con descargar su mar de llanto, se van para que se pueda disfrutar. Alguien por ahí gritó “¡Gracias Flaco! Y ese gracias reunía el milagro de ese momento, pero además el compartir mencionado anteriormente. Que se demostró con una banda improvisada entre Santi Baravalle, Enrico Barbizi y Andrés Toch que se sumaron para que sonaran Un niño nace y Ganges.

Bandas (eternas) de las sierras

“Las horas ya no pasan” resonó en el medio del bosque, cuando “Mambrú” Franchi se sumó al teclado de Santi, para comenzar con “Al ver Verás”, “El Anillo Del Capitán Beto” y “Alma De Diamante”, continuaron con el cometido de lentificar el tiempo. Eso es lo que pasa cuando se escucha al creador de Almendra o cuando se lo vive con la compañía que tiene su alma de diamante.

Tebi Giordano le cantó al cielo “Hoy tu pollera gira al viento /Quiero verte bailar /Entre la gente/ Quiero verte bailar”, recordando al querido Manuel Gigena o “Manal” (integrante de La Pata de la Tuerta, una banda cordobesa muy querida, quien falleció en las primeras horas del 2021). “Sube a las hojas” sonó en “Ella También” para invitar al “Hormiga” Correa, Javier Sueldo  y a Germán Arrascaeta, otro “devoto Spinetteano” para hacer “Oso De Sueño” y “Camafeo“. Julio Gutierrez, con su violín acompaño a Guada Gómez, quien también contó con la compañía y las clases -en su momento- de Grace Cosseri, la coach vocal de Spinetta. Juntos hicieron “Rezo Por Vos” y “Tema De Titania“, para que todo el mundo se prendiera con ese himno para que “la indómita luz” se hiciera carne en nosotres y para que nos dejáramos perder con su voz al escuchar “Soy la magia, soy la flor…” y tratar de agarrar más fuerte la luz de la persona sentada al lado.

Ezequiel Borra con la La Aventura De La Abeja Reina” y “Cuando El Arte Ataque“, nos dio una dosis de la tan necesaria “vacuna que inventó el Flaco hace tanto tiempo” y Mari Polé, con “Laura Va” (con Juan Sans en acordeón) y “Ludmila” nos dio un “corazón con sabor vecinal” para regalarle un coro conjunto.

Para ese entonces fuimos “trepando a los techos”, que es lo mismo a decir que nos animamos a “aprender a volar entre tanta gente de pie”, cuando “La Montaña” y “Maribel”, resonaron en ese paisaje gracias a Rodrigo Carazo y Coral Brazola.

En ese momento como dijo el presentador, estaba todo dado para que se hiciera en totalidad el disco Kamikaze“. Pero faltaba alguien para acompañar al “Chori” para hacer una de las canciones más hermosas: “Quedándote o Yéndote“. Lucas Heredia ausente con aviso, hubiese dado su impronta en una versión hermosa. Para ponerle melodías a lo que estábamos experimentando a esa altura de la noche: El cielo brilla renovando “su” vida.

Voy a buscar la muerte para nacerla

El “Pela” volvió a leer. Esta vez “El ángulo de la vida”, que “es una semilla. Las trabajosas hileras que nos dieron años de respiración”. Eso sonó estrepitosamente, para así asustar un poco a la muerte en nombre de él. Ahí entendimos que por eso el escenario estaba rodeando un árbol porque “el secreto del árbol consiste en proyectar la luz, la luz de los rayos del cosmos y las últimas fuerzas que resucitan desde el fuego del centro”. Y casi como una pintura de lo que se estaba viviendo, todos, todas, todes alrededor del árbol vimos luces y lo fuimos resucitando desde el fuego del centro…

Y también lo hicieron quienes susurraron y cantaron desde allí. Como Sole y Juan Ceballos con las hermosas Panacea y Para ir; Koky Schroeder y Fede Lucero, con “Águila De Trueno” y “Penumbra “para consolarnos con música; Andrés Toch para hacer Vidamí y Paraíso/Agua de la miseria con dedicatoria a su colega Daniel Osvaldo “el Tuerto” Wirtz; Seba Palacios y Eli Fernández para “Bagualerita” y “No Te Busques Ya En El Umbral”, el primero -tema escrito para Liliana Herrero– para cantarlo como lo hubiese hecho ella y el segundo para saber la forma del alma, del creador de Pescado Rabioso y seguir la melodía.

Juli Baravalle, regaló un hermoso “Crisantemo” y con “La Miel En Tu Ventana” dio la dulzura ideal para entrar a la última parte de este homenaje, escuchada con un silencio muy respetuoso. El mismo que explotó en aplausos por la tremenda versión de “Cantata De Puentes Amarillos” por parte de Antonio de LA Riva y Naty Hinzmann. Porque si hay que versionar ese himno, que puede ser un resumen de la obra del artista, en el álbum que puede ser una síntesis de su carrera, había que hacerlo así: abriendo la piel. Como suena en “La Sed Verdadera” que cantó Jota Figueroa, como también Cuenta en el sol.

Voy viajando para siempre

Ya había pasado el Día Nacional del Músico, en homenaje al creador de Invisible, cuando subió la “Negra” Marta Rodríguez. Ya había pasado el día del músico, pero seguía la jornada de la música, en homenaje al creador de Spinetta Jade, cuando esa piedra preciosa hecha melodía empezó a brillar aún más. “Holanda” y “Hombre De Lata”, allanaron todo para que el final fuese como se merecía: Con “Mery” Murúa cantando “Los Libros De La Buena Memoria“, con los hermanos Toch en guitarra y percusión y Pepo Gómez en bajo, para confiarnos que el nacido en 1950 sigue siendo “el vestigio del futuro”.

Cuando todos, todas y todes cantaron al unísono con la felicidad de “volver a encontrarnos y repetir esto que es cada vez más nuestro”, celebramos más fuerte “el horizonte hermoso y que une generaciones, como lo es el ‘Flaco’”. Festejamos un artistazo, como fue, es y será él. Nos reunimos en su nombre porque así nos podemos tocar el alma. “Nuestra carne ya no es nada” si el Flaco nos atraviesa con melodías, letras, frases y acordes…

Los bises llegaron con “Seguir Viviendo Sin Tu Amor”, “Cheques”, “Bajan”, para mirar a los ojos donde no importan las horas y decirle al que nos dejó en cuerpo hace nueve años que es el sol y despacio también fue la luna.

El curador de las canciones que sonaron Juan Paio Toch, antes de terminar dijo: “No están nuestros egos acá, somos canales lo hicimos con todo el amor. Que viva la música y el arte. Es la única religión. Que viva siempre el Flaco en nuestros corazones y auriculares…”.

Fuji” fue el último tema que sonó. Y no era descabellado, porque le gritamos a Spinetta “te has impreso en mí, como una luz”. A él, quien va viajando para siempre, que se fue a buscar a la muerte para nacerla. Él, por quien en su nombre salimos al mundo un 23 de enero. Porque era lo mejor para volver a un recital después de tanta cuarentena y aislamiento. A él, que siempre supo tanto de la muerte, por eso nos llenó de vida y de luz. Él, que les regaló la excusa perfecta para quienes lo cantaron para darnos un respiro frente a la muerte de cuerpos y de espíritus estancados – ya sabemos gracias a él que “las almas repudian todo encierro”-. Él, que hace tiempo inventó esta dosis para sanarnos de pasados, de presentes grises, para mejorarnos el mañana que es mejor escuchándolo. Una cura donde el corazón “beba el elixir de la eternidad”. Una cura llamada Luis Alberto.