En Vivo

Soulfly pisó Argentina y detonó la noche en Palermo Club

La banda que lidera el ex Sepultura Max Cavalera dejó huella viva en capital el último Sábado. Soulfly vino desde Brasil para pasar su aplanadora cargada de leyenda metalera sobre las cabezas porteñas.

Llegando casi a las diez de la noche la ansiedad era una protagonista más, debido al pequeño retraso con los horarios. Insobrio dejaba el escenario para que Soulfly salga para saciar a las fieras sedientas de rock. Los cánticos que repiten una y otra vez el nombre de la banda, emanan la ansiedad existente entre el público por escuchar la voz del ex Sepultura en vivo. El cuarteto metalero está formado por Max Cavalera y su hijo Zyon Cavalera en batería. Sumado a Marc Rizzo en Guitarras y Mike Leon en bajo, nacidos en tierras estadounidenses.

Una base sonora empieza a sonar con el escenario aún vacío, predomina el suspenso hasta el momento en que los músicos comienzan a subir al escenario y el lugar estalla en euforia. Gritos, manos en alto con el clásico gesto del rock metálico y el cantante, Max Cavalera, agita al público tocando unas quintas bien distorsionadas en su guitarra y dice, con un español que denota su estado foráneo, “Buenas noches Buenos Aires”. Estirando la ‘e’ hasta transformarla en un grito rasposo y rugiente para salir con el tema “We Sold Our Souls”, con la batería bien al frente y el bajo en semicorcheas golpeteando bien fuerte.

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Cinthia Anabella.

El saludo inicial no parece terminar. Entre gritos que escupen energía entremezclados con casi todo el público agitando melenas, cabezas y manos hacen “Archangel” e “Ishtar Rising”. En un ida y vuelta de gritos con el público, comienzan a hilar los primeros acordes de “B.F.W.H”, Elevando la distorsión de a poco hasta que estalla. Los gritos ya son una constante de la fiesta.

Todo parece estar bajo los efectos adrenalínicos del metal. Con el público embebido en la constante euforia y la fluida interacción de los Max con la gente se construye una especie de ritual. La fraternidad metalera permanece unida y entregada ante los cargados efectos de guitarras y los dobles bombos de las baterías en cada tema que la banda va regalando. Bajo ese contexto siguen la fiesta con “Carves Inside”, “Refuse Resist” y “Soodomites”.

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Cinthia Anabella.

El cantante comienza a disparar gruñidos desde lo más profundo para teñir de oscuridad la introducción de “Prophecy”. El público parece percibir el todavía lejano final del show y piden otra canción al instante de la otra y repitiendo en alto el nombre de la banda en un gesto de afecto hacia los músicos. Hacen entonces “Seekmash” y “Titans”. Sigue así la fiesta con lo corporal haciéndose notar. Melenas arriba y abajo del escenario agitándose. Cabezas sacudiéndose y puños en alto, demostrando el poder del metal y lo aplanador que resulta Soulfly sobre el escenario.
El cambio de guitarras sigue en pié, el desfile de modelos aporta su color sobre el escenario. Siguen así con “Tribe” y “Frontlines”, subiendo unos puntos más la fiebre que predomina entre el público. En esta locura, algunos se entregan a soltar sus cuerpos y ser arrastrados por encima del mar de gente que se concentra en el medio del lugar.

Ahora sí van anunciando el final del show, mientras Max repite una especie de mantra agitando la mano e incitando al público a hacerlo. Suenan los tambores y el ritmo de zamba comienza a nacer cuando el cantante abandona su guitarra y se suelta a tocar la percusión. La zamba brasilera se mimetiza en el rock metálico y en un solo de percusión pareciera que las distorsiones quedan atrás. Juega con la voz, el público repite y sigue hasta el final. En ese marco disparan el último tridente de temas, el primero de ellos que se asoma es “Roots”.

Entre distorsión y parches. Guitarras y tambores. Se van despidiendo apurados por la reglamentación horaria. Salen entonces a toda maquina, mientras sacan a un loco apasionado que se subió al escenario buscando un abrazo con el frontman de la banda. En una última bocanada de distorsión, furia y doble bombo le dicen adiós a la Argentina desde el escenario de Palermo Club con “Primitive” y “Eye for an Eye”.

Fotos: Cinthia Anabella Fotografía

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Gonzalo Papaleo
Piojoso, cuervo y un 9 con llegada al bar. Escribo sobre música, escucho y leo sobre ella. Saxo y armónica, mis defensas musicales. Navegante errante de comunicación en la UBA. Messi es amor.