Creado como una propuesta en el que la intensidad se lleve puesto todo, incluso desde su nombre, el festival Rompiendo Cabezas tuvo su tercera edición. Como consecuencia directa de partir cráneos a través de la música, en esta ocasión, además de romper, la idea fue abrir cabezas.

Ya en la antesala de los shows, el baterista de Carajo, Andrés Vilanova, dijo a RockAndBall que con la grilla que habían armado, la propuesta era “hacer el aguante al rock”. Modificando un poco los cánones de género con los que se manejaba el evento, ligado en las primeras ediciones a bandas de metal y punk, la tercera apuntó a otro tipo de bandas.

Cerraba Carajo, pero antes tocarían Los Antiguos -podría decirse que la banda más afín al sonido del power trío-, junto a Malman y Huevo, dos grandes exponentes de la nueva generación del rock pero alejados del metal.

El sábado 19 de mayo, Puntualmente a las 19, Malman salió a escena y provocaba los primeros comentarios antes de tocar la primera nota. “¿No falta uno?”, dice la estructurada cabeza del rockero, esperando que un guitarrista ocupe el lugar al lado izquierdo del escenario. Quienes ya conocen la banda, saben que no hay necesidad de ocupar ese hueco porque Agu Romanelli (batería y voz) y “Cabe” Gutiérrez (bajo y coros) son una aplanadora que te pasa por arriba sin preguntar.

El grupo comenzó con “Barro” y repasó su primer y gran disco “Campo”, con algunas variaciones para estirar algunos minutos las canciones y darles un poco más de “heavy” a sus melodías, incluso con secciones similares a breakdowns.

De esa manera, Malman mostró su versatilidad, importante en estos días para ser jugadores todo terreno y no escaparle a ningún escenario. Esto no quiere decir dejar de ser genuinos, sino adaptarse a las situaciones, llamando al público a que participe, y a la vez poder demostrar virtuosismo y energía, algo que el dúo tiene de sobra.

Pasaron “Pasos”, “Locura” y un ovacionado cover de Soda Stereo, “Hombre al agua”. Para el final, tras agradecer en repetidas ocasiones por el respeto y los aplausos, el grupo se fue con sus dos temas más potentes: “Campo” y un final a pura “Fiesta”, con solos de los dos músicos y un coro de la melodía cantado que empezó con algunos de los fans de la banda pero continuó con gran parte del público que ya estaba en el Teatro Flores.

Tras el final las primeras reacciones entre personas que los habían descubierto ese día fueron determinantes: Caras de aprobación y asentimiento de metaleros, rockeros y punks, más aplausos de incluso los que estaban disfrutando de una cerveza en la barra en el fondo, les dieron el visto bueno. No extrañaría que más de uno esté presente en el show del 21 de julio en The Roxy La Viola Bar en el que celebrarán dos años de vida.

Un rato más tarde, salían a tocar Los Antiguos, a diferencia de lo que había sucedido un día antes en el Teatro Vorterix, donde la segunda banda fue Huevo. De todos modos, no se notó resentimiento de ninguna de las bandas, que sabían que se trataba de una celebración.

Con una lista igual a la del viernes, la banda del Pato Larralde salió con todo: “La peste del sapo”, “Senda de la luz fantamal”, “Los grises”, “Vamos” y “Te lo vengo diciendo”, repaso de sus dos discos editados, hacían que el pogo comenzaba a ser cada vez más fuerte a pesar del sonido saturado que por momentos era insoportable. Sobre el escenario, el Pato brindaba a la salud de los presentes con una botella de vino que tomaba del pico en los intervalos.

Para nosotros es muy importante compartir estas fechas con estas bandas, Por suerte no solo es en Capital sino una gira federal, vamos con todo”. El agradecimiento del vocalista se debía a que las cuatro bandas tendrían dos shows más, en Rosario y Córdoba, los días 25 y 26 de mayo respectivamente.

Para cerrar, el grupo tocó “El inventor del mal” y “La culpa al viento”, dos de sus canciones más festejadas. Antes del último tema, Larralde quiso decir unas palabras, consejo de padre, al ver tantas caras jóvenes entre la audiencia: “No le hagan caso a los hijos de puta que nos gobiernan. Nosotros ya perdimos la batalla. Nuestra generación ya perdió. Muchos murieron. Ustedes son la generación que tiene que salir adelante. Lean escriban hagan el amor. Hagan de este país lo que se merece”, reflexionó, provocando el aplauso de todos.

El clásico “Hecho a mi medida” fue la despedida, con un Pato de cara al público en la valla y luego haciendo mosh sobre la gente que lo idolatra como se merece. Una gran demostración de rock pesado -olvidemos un poco las etiquetas de stoner, sludge, doom y otras yerbas- para promediar la noche.

Con el respeto que se merece el público y los músicos, cada show comenzaba a horario y terminaba sin ningún bis de más que atrase la grilla. Por ello Huevo salió y sin mediar palabras comenzó con el instrumental “La Nave Matilda” y le pegó “Nos espera”, tema que abre su segundo disco “No todos eren como tí”.

De esta producción, se desprenderían temas como “Gladys”, “Tiembla el gato”, “Pasan”; Cabra adolescente” y “Saltar y esquivar”. También recordarían sus temas más viejos, como “Cable” y “Yo le vi”.

Los doce temas de su lista fueron esa perfecta ensalada de sonido contundente, virtuosismo, y poder que identifica al cuarteto Sainz-Baglietto-Lans-Pisani en vivo. Importante destacarlos en show, porque si bien tienen dos grandes discos de estudio, verlos, experimentar lo que sucede en el escenario, tanto con sutilezas como con arreglos al frente, son dos cosas diferentes.

La oclusión de Huevo fue con un medley de “¿Qué es esa música abuela?” -con la clásica intro de “Despiértate nena” de Spinetta– y “Versos”. Manipulando la energía, luego llegó el instrumental “Aeroscopía”, para romper todo con “Un día en serrano”. Una explosión de energía que seguramente algunos tardaron en captar (Huevo no es una banda de una sola escucha) pero que provocó varios aplausos instantáneos con algunas de sus ocurrencias musicales.

Se acercaban las 22. Los carajeros ya estaban extasiados de música, pero faltaba el plato principal y el público rabalsaba de energía. Mientras se abrían las cortinas de Flores, comenzaba a sonar el zapping televisivo que antecede a “Histeria, TV, canción de moda”, con el que Carajo decidió abrir su show.

Con una lista más breve que la habitual por el horario y manteniendo el equilibrio necesario en un festival, Corvata, Andy y Tery pusieron todo en los 14 temas que tocaron, con algunas variaciones respecto a la primera fecha del “Rompiendo…”. La segunda descarga fue con “Libres” y se le pegó “Chico granada” y luego “El error”, uno de los más cantados por la gente.

Tras este inicio de “grandes éxitos”, se vinieron algunos temas más punkrockers: “Tracción a sangre” y “Entre la fe y la razón”, como para que la gente baile en el pogo con diferentes ritmos. Luego, llegaría un lindo momento en el que tempo baja pero no así la energía: “Ironía”, de su primer disco, que se cantó desgarradamente por muchos carajeros. Quizás uno de los mejores temas de la banda, y uno de los más queridos a pesar de no ser tocado constantemente.

El bebé llorando, otra clásica presentación de tema, daba paso al infierno encantador que es el pogo de “Ácido”. Luego llegaría la sacudida emocional con “Luna herida” y “Drama”, para cerrar una sección a puro breakdown con “La venganza de los perdedores”. Con semejante declaración de principios que reivindica a los de abajo, al finalizar la canción, Corvata deslizó “Aunque no nos dejen, vamos a seguir haciendo música”.

“Esta es la Argentina de Macri, tan linda. No nos queda otra que seguir sacandonos la mierda”, decía sarcástica y ferozmente Corvalán antes de empezar con el primer bis, que era, obviamente “Sacate la mierda”, canción tristemente actual que fue escrita en 2001 por la crisis que vivía el país (devaluación, FMI y demás ciclos repetidos hoy).

Si bien Corvata trata de ser conciliador en su discurso, tratando de que su público se concentre en las cosas positivas, ante el hit del verano “MMLPQTP”, el bajista no paró el coro y cuando la gente finalizó su descarga, dijo “después de estos comerciales volvemos a estudios tenemos un anuncio”, dejando que la gente se exprese. Con tantos comentarios sobre el presidente y la libertad de hacer música, ¿Carajo habrá sufrido algún tipo de llamado de atención o problema por estas fechas?

Antes de la última canción, recordó que cerrarán el año en el Luna Park, su tercer show en el inmenso estadio. Cumpliendo sus 17 años, el grupo cerró con “Joder”, para celebrar a pesar de la crisis, de los impedimentos y de todo lo que tira para atrás. La mejor manera de afrontar esos obstáculos es ir para adelante e insistir con la música.

Por eso, sin estrellas de rock y solo usando canciones como armas, Carajo, con Huevo, Los Antiguos y Malman, demostraron que hay aguante en el rock, porque como decía una vieja canción de hardcore de Otra salida: El solo continuar es vencer.

Fotos por Grizzly FR