The Offspring es una banda con más de treinta años de carrera sobre sus hombros y esta es una de las razones por las que fue convocada para el cierre de la primera edición del Rockout: el festival de punk rock celebrado el martes pasado en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas. El público argentino y su respuesta ante los artistas internacionales (en especial en eventos como este), ya les resulta más que familiar y por eso la expectativa que guardaban ambas partes era considerable.
Las puertas se abrieron a las 17:00 para el ingreso de la primera camada de espectadores. Con calma, se encargaron de ocupar los primeros espacios, con la esperanza de que se les brindase un show que compensara el hastío ocasionado por acudir en plena semana, sumado al molesto aguacero que se negaba a retirarse.
A lo largo de toda la tarde y hasta entrada la noche, varias bandas más darían el “sí” a la invitación por parte de The Offspring: otros viejos conocidos dentro del mundillo del punk rock norteamericano, tales como Anti-Flag y Dead Kennedys y, como representantes nacionales, Los Pestos, Lash Out y Cadena Perpetua.
Los Pestos y Lash Out
La apuesta argentina con la que inició el Rockout contó con aciertos pero también con varios momentos difusos.
En el turno de Los Pestos, la interacción con el público (posiblemente debido a desperfectos con el micrófono de Mane Fósil, el vocalista) no resultó ser de la mejor.
Si bien el festival recién comenzaba y se esperaban momentos álgidos que elevasen la vara para lo que vendría después, la tarde comenzaba a caer y en el escenario faltaba consistencia.
Por fortuna, la presencia de Lash Out a la hora de hacer música, les proporcionó una llegada más favorable con el público.
Anti-Flag
Anti-Flag permitió que su arte hablase por ellos, para luego reducir las barreras del idioma a puros guijarros. Chris Barker (bajo), con la camiseta de la Selección y por medio de gestos, fue la mecha interminable que organizó al público en cada mosh, coro y circle-pit que la banda fomentó.
Desde el centro del escenario y con un manejo básico del castellano, Justin Sane (vocalista) le comentó a la gente que “este es un mundo loco”, mientras lo rodeaban carteles dónde se podían leer frases como “pray for a cloudy day” o “an army of one”: mensajes que grafican el impacto que Anti-Flag busca encomendarle a la juventud.
Las infaltables “All the poison, all the pain” y “(You’ve got to) die for the government” fueron solo algunos de los clásicos que surgieron del setlist elegido para la fecha.
A pesar del respeto que les confirió tocar antes que Dead Kennedys (todo esto en palabras del mismísimo Barker), Anti-Flag demostró con creces que no tiene nada que envidiarle como banda. Es más: a comparación de los demás grupos, se mereció un lugar más próximo a The Offspring que a la tarde del Rockout.
Dead Kennedys
La densa oscuridad contrastada por el logo de Dead Kennedys inyectado en rojo sangre recibe a la banda.
Durante su tiempo sobre el escenario, el grupo no recibió para nada la respuesta que hubiese esperado del público. Los intentos desesperados de Skip Greer por enmendar esta situación (pasos de baile, frases que intercalaban inglés y español para causar, mínimo, una sonrisa y hasta una sumamente olvidable versión de “Viva Las Vegas” de Elvis Presley), no fueron más que clavos en el ataúd de Dead Kennedys.
Su sonido general tampoco estuvo a la altura: en repetidas instancias, esforzarse por comprender lo modulado al micrófono por Greer, para luego tener que soportar los fills inestables y poco sólidos del baterista D.H. Peligro, no hacían más que desear el arranque anticipado de la siguiente banda con mayor ímpetu.
Cadena Perpetua
Con la responsabilidad de tener que cerrar el trato con el público antes de la aparición de The Offspring, Cadena Perpetua revalidó con fuerza el lugar que se le fue otorgado.
El trío entró con una agradable melodía mexicana, cuyas pinceladas dejaban entrever una pujante punción de batalla, propia de géneros como el punk rock. Desafortunadamente, la solidez de la guitarra de Hernán Vala Valente por momentos se quedó en el camino, para la desgracia de sus compañeros Eduardo Graziadei en bajo y El Chino Biscotti, quien se hallaba suspendido detrás de los toms.
No sin más, una activa porción del público consumada en el área cercana a la valla de contención no permitió que la fiesta se aguara y saltó mientras arrojaba papel picado en cada tema de la lista de canciones, la cual contaba con clásicos como “Sigo acá”, “Te quiero mal” y “Delincuentes”.
The Offspring
El hombre con el saco violeta no era otro que Dexter Holland. Él y Noodles se alzaron como los presentadores indiscutidos de este show y cerraron el Rockout con un repertorio de 19 canciones, que dejaron extasiados a todos los presentes que habían concurrido al Estadio Cubierto Malvinas Argentinas buscando descontrol.
La bandera argentina con la calavera negra y en llamas no dejó de flamear en ningún momento. Resultaba imposible perderse, dormirse o no responder ante los temas de The Offspring, cuidadosamente preparados para esperar siempre algún grado de participación por parte del público.
Una pareja de enamorados se armó su tierno pogo personal; su pequeño momento inmenso y perfecto alejado de la peligrosidad que los rodeaba. Se empujaron un poco, movieron la cadera con pasos de Rock n’ Roll de los 60’s y 70’s y, por supuesto, se besaron muchísimo mientras sonaban “You’re gonna go far, kid”, “Original prankster”, “Hit that”, “Why don’t you get a job?”, “Pretty fly (for a white guy)” y “The kids aren’t alright”, entre tantas otras.
Fotos de Vanessa Azuaga para Rock And Ball
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