En tiempos tormentosos, nada mejor que hallar lugares donde refugiarse. El rock siempre ha sido y será uno de ellos. Aquel lugar simbólico donde, tomando cuerpo en un espacio particular, miles de almas benditas y no tanto pueden ir a juntarse y abrazarse.
Esto mismo sucedió ayer en el Teatro de Flores (Av. Rivadavia 7806) donde arribó por De la Gran Piñata. El flyer del evento ya era bastante claro al respecto: apto para todo público ¡desde los 7 años! Esto ya imaginaba un evento tranquilo, sin sobresaltos de los malos. Dicho y hecho: el recital, de principio a fin, una fiesta. No hubo asomo de cosa picante ni por casualidad.
La primera novedad fue arrancar con “La Urgencia”. No por el tema en sí sino por dar inicio con una balada lenta en vez de hacer explotar todo en algo que ya se sentía con olor a futuros pogos y saltos. Pogos y saltos que vinieron con “Ícaro”, “Escalofríos”, “A Dónde Se Nos Fue El Sol” y “Montaña Rusa”, entre otros.
Hablando de montañas, desde atrás es difícil ver a la banda: hay tanta gente subida a hombros unas de otras que parecen formar una barrera de abrazos. Pero ahí están, cantando como si fuera el último recital de la última noche de sus vidas, mirando al cielo como implorando una lluvia de caricias, o simplemente otra canción más. El Amor flota en el ambiente.
Aparece el primer y único invitado de la noche para un único tema: Alejandro Mondelo, de Las Pastillas Del Abuelo, en teclados, para “Borracho”. A esta altura se evaporaron los problemas de sonido que se escuchaban al principio, como un cable mal enchufado. “Lo mejor que tiene la Piñata es la gente”, se escucha por ahí. Tiene sentido: termina la primera parte del show, la banda se va un ratito y sin embargo todo el teatro se queda cantando: “¡Qué lindas uñas, che!/ ¡Te felicito, che!/ Pronto serás un gran leóooooon”, de “La Historia De La Mosca y La Araña”. Los muchachos habían amagado un anuncio pero habrá que esperar.
La segunda parte arranca como la primera: suave, casi acústica. Sale Darío Pantera Giuliano solo con su guitarra para cantar “Norte” y la gente se sienta en el suelo del boliche cual fogón de playa y comunión. Solo falta la arena. La cerveza no, por supuesto.
Vuelven Alejandro Zenobi, Lucas Martínez y Nicolás Persig para hacer “30.000 Luces” y de paso un Fuck You así de grande al vergonzoso 2 x 1 que otorgó la Justicia Argentina el último mes. Pero se puede hablar también de anuncios felices, y es el que habían dejado colgando de la curiosidad en el bloque anterior: Sábado 29/7, la Piñata en el Auditorio Sur (Av. Meeks 1080, Temperley). Y como si fuera poco, anunciaron próximos shows en Córdoba y Santa Fe. El globo no deja de subir.
Para cerrar el festín, “Lunar” y “De Bar En Peor”. Reaparece Alejandro para el último tema, “La Petisa inflamable”/”La Rosarina” y la banda se despide con un abrazo grande y una salida prolija, dejando al público con la doble sonrisa de un gran sentido recital de un feriado en ciernes.
Fotos de Grizzly FV // Héctor Palacios
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