La noche traía consigo una cargada lluvia que empapó a gran parte de la gente que se iba acercando al Vorterix cerca de las once de la noche. El agua que caía en cantidades no parecía acobardar a nadie, las ganas de fiesta y rock se llevaron todo por delante. Era ya casi medianoche y detrás del telón empezaron a sentirse algunos acordes de guitarra al azar y algún que otro ruido de tambor. Allí estaba Siamés, abriendo la noche en Colegiales con su rock de importación inglesa, pero hecho en Buenos Aires. La banda salió segura a agitar un público que no era suyo, pero que sin embargo lo acompañó y ellos también pusieron los condimentos necesarios para que el baile empiece a sentirse. Una combinación de rock, funk y disco que hacían que los pasitos de baile rockeros salgan a la luz entre la gente.
Luego de un largo intervalo sin música sobre el escenario, vuelve el movimiento allí arriba. Con el telón cerrado disparan una base sonora cargada de suspenso, que al abrirse se la veía a Marilina entre el humo y las escasas luces como una sombra inmóvil en el centro. Un juego de sonidos que parece no ir hacia ningún lado rompe abruptamente con “Sexo con Modelos”. Tema que da nombre al disco de la ex Connor Questa, editado en abril de 2016, en el que la cantante profundizó su búsqueda sonora explotando su característico pop-rock. Sin interrupciones siguen con “Puerto”, “Puentes” y “MDMA”, mostrando una faceta que se repite en casi todas sus nuevas composiciones: bases procesadas, rítmica firme y unas guitarras filosas cargadas de distorsión.
Marilina no pierde el pulso a la hora de mostrarse suelta sobre las tablas, constantemente agita a su público y mantiene un lazo cercano con él. Baila, juguetea con su guitarra y se divierte con sus procesadores. Su cuerpo parece entregarse plenamente a lo que sucede con la música sobre el escenario. Esa combinación de actitudes, sumado a una banda que deja todo en cada compás que va sonando, el show parece mostrarse en los estados más puros. Sobre esa frecuencia hicieron sonar tres temas del nuevos material “Quisiera”, con una novedosa percusión procesada, “Enterrarte”, que acentúa el uso de los sintetizadores y “Orbita de adiós”, con una retórica de pasional.
El show está pasando en el medio de una fiesta que se caracteriza por los shows cortos, por eso es que ya se avecina el final de Berloldi en Vorterix. Comienza a palpitarse el cierre entonces, aunque el público se muestra con unas ganas insaciables de seguir, siendo ya las dos de la madrugada. Así disparan “Malabares” y “Rastro”, construyendo un panorama cargado de efectos sonoros, juego de luces y con una moderada lisergia en el aire. El abanico de colores dentro de la lista de temas es amplio, hay rock, funk, pop, hay electrónica experimental, hay bases procesadas y todo como cimiento para que la voz vuele como el fénix sobre los aires. Pero todo eso aglutinado en una monotonía que construye el estilo de Marilina, su obra parece construirse sobre esas mixturas.
Ya cerca del inevitable final se copan con las palmas, dan ganas de moverse y bailar con “Cosas dulces”, un funk armado con artefactos digitales y programaciones. Ahora, rompiendo con eso parece sonar una especie de riff blusero transformado en la intro de “Y deshacer”, también del último disco. Para finalmente ya cerrar con “Ladran”, y que la gente cobre un último impulso de aliento antes de irse a casa o quedarse en La Roxtar cargado con esa energía.
Fotos de Héctor Palacios // Grizzly FV
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