Las puertas se abrían a las 4 de la tarde, pero desde antes las calles linderas al Estadio Ciudad de La Plata ya se encontraban cortadas por el operativo de seguridad. Mientras tanto, podía verse algún fanático en alguna esquina, haciéndole frente al intenso calor con una cerveza encantadoramente fría.
A medida que se acercaba la hora, los alrededores del Ciudad de La Plata se iban colmando de fanáticos que llevaban banderas y coreaban canciones de la banda mientras algunos explotaban los estéreos de sus autos para sumarle color a la tarde que se moría. Así comenzaba lo que más tarde se convertiría en una auténtica fiesta del rock. Sobre todo, se respiraba alegría, tanto de quienes estaban entre amigos como de las innumerables familias que poco a poco iban ingresando al estadio.
En las pantallas apostadas a los costados del escenario, se podía leer “Bienvenidos al show más grande de la historia de La Beriso”, como alimentando la ansiedad por ver aquello que sabíamos que iba a ser inmenso. Ya con el cielo obscuro y una lluvia que asomaba pero que nunca terminó de empezar, a las 20:45 hs se apagaron las luces del estadio y estalló el grito unificado del público que palpitaba desde temprano lo que estaba por darse.
La Beriso salió a la escena y explotó el rock and roll con Donde terminaré. Alrededor todo era un mar indefinido de cabezas que saltaban conformando una marea intensa, lista y a punto de chocar contra las vallas para dejar el espíritu del pogo impregnado en el ambiente.
Mientras sonaba Encarcelado y en las plateas la fiesta que se vivía en el campo se hacía carne y sudor, las luces del escenario alumbraban al público que no dejaba de corear cada estrofa. Sobre el final, Rolo Sartorio nos dio la bienvenida y agradeció a todos los que fueron, de cerca y desde lejos, por estar allí presentes. “Ustedes dijeron vamos adentro y estamos adentro”, dijo en referencia al show que, en principio, iba a realizarse en el estacionamiento del estadio pero que, debido a la demanda de entradas, debió realizarse en el interior y llegó a vender alrededor de 40 mil entradas.
“Hoy podemos decir esto es el éxito”, clamó Rolo, y el público deliró y se entregó al aplauso que el vocalista pidió para Soledad Pastorutti, la folclorista que no pudo hacerse presente para acompañar la canción debido al show que estaba dando en ese momento. Una vez más, agradeció a todos y mencionó especialmente a las familias que estaban compartiendo ese momento.
Entonces le tocó el turno a Argentina y con ella la presentación del siguiente invitado, Diego Bochi Bozzalla, guitarra de Las pastillas del abuelo, quien fue recibido con una ovación que llegó desde todos los sectores del Estadio.
Una mención aparte merece el momento en que empezó a sonar Dejame. Especial es decir poco, ya que Rolo quedó tapado por el coro interpretado por el público, que se extasiaba entregado al momento y a la canción.
Cerca de las 22:40 hs la banda se tomó un respiro que sirvió de aire para quienes habían estado saltando desde el primer tema, pero solo 10 minutos después apareció Javier Pandolfi y se adueñó por un rato de la escena con un despliegue de batería sublime que despertó a todas las inmediaciones del Estadio. Enseguida se le sumó el resto de la banda y un invitado más que especial para tocar un clásico de nuestro rock: Boggie, de Ratones Paranóicos, con la participación estelar de Juanse, quien fue recibido con una gran bienvenida por parte del público. Al grito de “Viva el rock nacional” y su consecuente respuesta, despidieron al invitado y la fiesta continuó.
De la mano de Madrugada llegó la hora de presentar a la voz de Nonpalidece, Néstor Ramljak, el último invitado de la noche. Un momento más que especial, en donde no hubo uno solo que no alzara las manos y se entregara al coro que clamaba otra vez, otra vez de noche puedo sentir tu piel.
Se acercaba el final y, con él, la inevitable despedida que amagaba asomarse. En varias oportunidades dijeron chau, pero una ocasión tan especial ameritaba despegarse del guión. Así, sonaron Lo olvidó, Vamos por la gloria, Mañana y Ella, dejando las venas explotadas de rock y a miles de corazones latiendo por el solo motivo de ser parte de esa fiesta.
La Beriso se consagró en la sala de las estrellas del rock nacional, dejando en claro su identidad y su mensaje, por si quedaban dudas de su trayectoria y su misión en la música. Fue el show más grande de la historia de la banda y quedará en la memoria de los fanáticos y del rock nacional. Pronto llegará el día en que nos haremos del DVD testigo y podremos decir, como expresó Rolo, que son una de las pocas bandas que hicieron un Estadio. Ahora a esperar, al menos, hasta el 20 de febrero, la próxima cita berisera en el Arena de Pilar.
Por Ana Laura Dagorret especial para Rock And Ball
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La Beriso, Estadio Ciudad de La Plata 12-12-2015
01. “Donde terminaré”
02. “Mañana”
03. “Venenosa”
04. “Encarcelado”
05. “Mi banda de rock”
06. “Te burlaste”
07. “El éxito”
08. “Todo es mentira”
09. “Vuelvo a casa”
10. “Confundido”
11. “Argentina”
12. “Otra noche más”
13. “Dejame”
14. “Otro lugar”
15. “Historias”
16. “Flores para dejar”
17. “Porque”
18. “Canción para mamá y papá”
19. “Perdoname”
20. “Boggie”
21. “Infierno”
22. “Vicios”
23. “Miradas”
24. “Tus ojos”
25. “Sin tu amor”
26. “Madrugada”
27. “Traicionero”
28. “Lo olvidó”
29. “Vamos por la gloria”
30. “No me olvides”
31. “Tan Sola”
32. “Ella”
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Fotos por Martín Dutil Fotografía para Rock And Ball
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