Miniaturas De Un Pavote presentó de manera oficial su primer disco de estudio, Uniformes rojos, uniformes negros”, en Kirie de San Telmo. La noche se dividió en dos y estuvo impregnada por una obra conceptual extra musical de inicio a fin, junto con amigos y muchos seguidores.

Los encargados de abrir la noche fueron los marplatenses de Hombrepié, “una banda de canciones” tal como se definieron ellos mismos. Durante más de media hora musicalizaron la espera mientras el recinto se iba colmando y fueron muy bien recibidos por los asistentes.

Puntualmente a las 22 hs comenzó el acto central, con proyecciones en las pantallas ubicadas a ambos lados del escenario. Allí se podía ver un corto con un escritor como protagonista y algunos sucesos de su vida inmediata, mientras la banda se acomodaba en el escenario. Todo esto no era algo al azar, desde temprano se podían ver cuadros con ilustraciones del disco ubicados sobre una pared del bar para ir introduciendo a la gente al mundo rojo y negro de Miniaturas De Un Pavote.

Una vez que la reproducción visual concluyó se encendieron las luces del escenario y comenzó “La cordura en exceso”, primer track de la placa que se estrenaba. “Buenas noches, esto es Miniaturas de un Pavote” soltó Tomás Grandinetti, cantante del grupo, antes de continuar con los temas nuevos tal como se suceden en la placa. Así siguieron “Cuento ruso”, “Desde la otra calle” y “El cielo es demasiado” antes de una nueva intervención del vocalista para agradecer a la gente por acercarse.

El imponente telón tras la batería de Juan Ignacio Stanley con imágenes del CD y las luces primordialmente rojas introducían a cada presente en un mundo especial. Una obra conceptual que se concibió desde lo musical y lo visual como pocas veces se ve en la escena actual, gran apuesta de la banda que integran Facundo Piris –bajo-, Gonzalo Rodríguez y Guillermo Ceñal –guitarras- además de los ya mencionados Grandinetti y Stanley.

El público no se quedó atrás en la participación y puso su cuota con una enorme cantidad de globos negros y rojos que inundaron Kirie cuando sonó la canción que le da nombre al álbum y en la que se empezó a notar más sueltos tanto a los músicos como a los espectadores que se acercaron hasta el borde del escenario.

“La semilla y la sangre” y el hit “Capicúa (Por La Paternal)” antecedieron una nueva proyección mientras los músicos se acomodaban. La primera parte la cerraron, al igual que al LP, “Pasillos” e “Imprudente”, pero el cantante aclaró que no quedaba todo ahí y anunció una vuelta a los orígenes. “Vientos” con Tomás solitariamente junto a su guitarra le dieron emotividad a la velada, una pausa rítmica que le dio el puntapié inicial a la segunda parte del show que contó con los temas más viejos y un gran número de amigos invitados.

“Libres” y “Principia” sonaron impecablemente y los aplausos sonaban cada vez más fuerte. El momento de los compañeros de ruta fue intenso y demostró la fraternalidad que caracteriza a las bandas emergentes, así lo entendieron e hicieron saber todos aquellos que fueron subiendo al escenario: Gabriel González subió para tocar la guitarra en “Cintas” y se quedó para “La marea” que también incluyó a otra voz con Maxi Romero. El último en sumarse fue Patricio “Pato” Franco en “Plantado”, un tema con mucha potencia que contó con el pico de voces cantando sus estrofas desde los receptores.

Cuando la noche ya veía caer el telón, Grandinetti presentó a toda la banda y contó a los presentes que la banda realizará un descanso para volver al ruedo en agosto. La fecha más importante de Miniaturas de un Pavote cerró con “Consumo Demencia” y un sinfín de aplausos, abrazos y emociones tanto arriba como abajo del escenario.

Crónica: Patricio Serale
Fotos por Julieta Kinder