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UNA NOCHE CRUEL: DE NARANJA PERSA A RITUAL PIOJOSO

El cantante pasó por Córdoba junto a Los Persas, haciendo un repaso por toda su carrera e incluyendo clásicos de Los Piojos.

Luego de tener que reprogramar el show por una lesión lumbar del cantante, Ciro y Los Persas tuvieron su revancha el viernes 1ro. de diciembre ante una Plaza de la Música repleta.

Pasadas las diez de la noche, Andrés Ciro Martínez piso escenario cordobés junto a Los Persas brindando un show avasallante y voraz frente a un público expectante. En una presentación extensa, hicieron saltar a toda Plaza de la Música, abriendo pista con: “Cruel”,  “Baron rojo” y “Banda de garage”, casi ensamblados  con “Civilización”, “Me gusta” y “Similar”, prometiendo brindar una noche con ímpetu de “bebidas, canciones y viejos placeres”.

El show continúo con “Héroes de Malvinas”, en donde se hizo referencia a la tripulación del ARA (San Juan), dedicando un momento de reflexión y conciencia en los presentes.  Bloque emotivo, que prosiguió con “Todo Pasa” y “Luz”, “Tiempo de aguantar” y la necesidad de muchas bandas por transmitir esperanza y resistencia a una sociedad descreída y con escasez de humanidad.  Resulta movilizante asistir a este tipo de eventos y volver con una inquietud en el interior. Son cada vez más los músicos que utilizan sus recursos para generar conciencia y lograr, aunque sea, unos minutos de introspección.

El baile fue constante, y llego el turno de “Suite”: un ensamble de temas persas, enganchados de manera instrumental, que le dio el pie al polémico tema “Toaster (Give me back my)”, canción que hizo oscilar a los presentes.  El show, con dejos de ritual, tuvo un sinfín de canciones power, dándole el turno a: “Caminando”, “Como Ali”, “Antes y después”, “Tal vez” y “Juira!”.  Ciro y Los Persas se encargaron de que la noche sea lisa y llanamente una fiesta. Una lista vertiginosa, que jugó con un vaivén entre el pasado piojoso y el presente persa. En el público se respiraba una energía intensa, y ver entre los presentes que la gran mayoría asistió en familia, dejaba la convicción de que el futuro estaba encaminado.

El show continúo y fue el turno de una reliquia piojosa: “Los mocosos”, y la seguridad de que estaban siendo completamente felices, suplicándole a la vida misma “no me dejes olvidar esta canción”.  El bloque fue seguido por “Servidor”, “Mírenla”, “Taxi Boy”, “Atún”, “Luz de marfil” y “Vas a bailar”. Todo estaba dispuesto para que la noche sea una oportunidad para reencontrarse con el antes y el después, ser consientes del camino y poder dejarse llevar por el ritmo contagioso. El final estaba llegando, y no podía faltar un popurrí piojoso, que hiciera bailar hasta al más reacio, sonaron: “Farolito”/”Balneario”/”Muévelo”. Indescriptible euforia de los presentes atravesada por la ambigua necesidad de que se vuelvan a juntar.  Continuaron con “Astros” y el cierre a cargo de “Noche de hoy”, en donde se desplegaron banderas de todos los tamaños y colores, haciendo referencia al origen de cada uno.

Que todavía Andres Ciro Martinez logre movilizar a viejos piojos y nuevos persas, deja la certeza de que su esencia sigue ahí, intacta. Cambiaron los contextos, la gente, el país pero ahí estaban, dejándose llevar por sus gestos y ritmos que te envuelven. Un líder nato, que se mueve en comunión con su público y que logro hacernos vibrar, una vez más. Una noche cruel…

Crónica y fotos de May Suárez.