La cancha de Racing fue testigo de la, por ahora, única final que disputaron Boca y River. El Nacional 1976 fue el escenario deportivo que albergó este acontecimiento que tiene un detalle para sumarle a la historia. No hay registros del momento en el que la pelota impulsada por Rubén Suñé sobrepasó la barrera e infló la red de uno de los arcos del Cilindro de Avellaneda, por lo que se llama “el gol fantasma”.
En Mendoza será la segunda final de la historia entre los dos equipos más poderosos del país. Boca se ganó el ticket a la Superfinal tras consagrarse en el Campeonato de Primera División y River levantó la Copa Argentina en 2017.
El partido de 1976 fue como todo clásico en lo que respecta al juego. Trabado, luchado y jugado con los dientes apretados. En muchas oportunidades la picardía es un plus para jugar, y ganar, un superclásico. Tal es la importancia de aquel encuentro que el periodista Diego Estévez escribió un libro sobre el hecho: La Final.
“Ese día la cancha de Racing explotaba”, recordó Ubaldo Fillol en diálogo con Crónica. El marco deportivo era excepcional. Pero la situación política del país era opuesta, estaba bajo el golpe cívico militar de 1976. Por este motivo, dicen que se perdieron misteriosamente las grabaciones del encuentro y solo hay algunas pocas imágenes.
“Antes de empezar el partido el árbitro nos dijo a los capitanes (Roberto Perfumo llevaba la cinta en River) que no era necesario tocar el silbato para patear un tiro libre. Que si había la distancia correspondiente, se podía tirar“, contó en varias oportunidades el héroe xeneize de aquella noche.
Y de esta manera Suñé reconstruyó los momentos previos a la final y explicó cómo hizo el gol en un partido que parecía terminar sin goles. “Hubo una reunión antes del partido entre Perfumo, capitán de River, y yo como capitán de Boca, al vestuario de Arturo Ithurralde. Allí el árbitro nos explica que por una disposición de la FIFA, que si uno no pide barrera en un tiro libre, no tiene que esperar la orden del juez para ejecutarlo”. Y el entonces capitán de Boca lo aprovechó para vencer la valla millonaria. De ese momento al final solo se lució la sólida defensa del equipo del Toto Lorenzo, artífice de uno de los grandes ciclos de la historia boquense.
Resta esperar para ver quién se queda con la segunda final mano a mano de la historia entre Boca y River. ¿Habrá algún Suñé en el partido? Lo que se da por descontado es que el material fílmico va a quedar para la posteridad como un acontecimiento histórico en el fútbol argentino.
Fotos de El Gráfico.
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