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Diego Cocca y el saber cuando cambiar

El técnico de Racing aprendió a cambiar el estilo de juego más allá de los resultados. Avanzó en la sudamericana y otra vez se vio la mano de uno de los entrenadores más importantes del fútbol argentino. Hay que saber cuando cambiar.

Cuando un equipo pierde, hay una tendencia a cambiar. A probar otros esquemas u otros nombres para encontrarle la vuelta. Lo difícil es cambiar cuando se gana. Pero lo entendió. Habiendo sido campeón, modificó su forma de entender el juego. Durante la recta final del campeonato, ganó los últimos tres partidos jugando 5-3-2, para la Copa Sudamericana volvió a cambiar y pasó al 4-4-2. Diego Cocca fue campeón con Racing en el Torneo Transición 2014, ese equipo jugaba con los dos centro delanteros Milito-Bou. Hoy la academia, con Lisandro López y Lautaro Martínez lesionados, juega sin 9. Cuadra-Fernández tuvo que ser la fórmula para enfrentar a Independiente de Medellín, dado que Licha está fuera de las canchas y el pibe Martínez se quebró el quinto metatarsiano del pie cuando apenas corrían algunos minutos del primer tiempo.

Al ex técnico de Defensa y Justicia lo acusaron de que solamente tiraba centros, dijeron que su equipo no era vistoso, que no merecía salir campeón, que tenía suerte. Le cuestionaron frases desafortunadas, lo miraron torcido cuando puso a Diego Alberto Milito en el banco de los suplentes. Después le dijeron que se defendía demasiado, que como iba a poner cinco defensores, pero siguió. Continuó ahí parado afuera del rectángulo perimetral del banco de los locales.

De brazos cruzados, Cocca mira el partido frente a Independiente de Medellín con nerviosismo. Se lesionó Lautaro Martínez y el técnico mira al banco. Sabe que lo puede poner a Ricardo Noir o a Brian Mansilla. Tiene algunas opciones. Pero tarda en decidir. Es que él ya decidió. Después de que le volvió a dar el dopping y faltó a entrenar, lo cedió a préstamo a Sarmiento pero ahora lo tiene ahí. Y Cocca piensa, pero ya eligió. Lo llama a Fernández, le habla casi con modos paternales. Once minutos después Brian pelea una pelota, se la lleva de puro potrero nomás, la tira larga y cruza un derechazo a colocar, soberbio, prolijo para estampar el 2-0. Sus compañeros lo envuelven en un abrazo simbólico y absoluto. Él festeja y después mira fijo al banco. Racing gana, Diego acierta.

El partido transcurre sin demasiadas complicaciones, apenas un descuento tímido del conjunto colombiano. El partido va muriendo lentamente y Racing toca, mueve la pelota de izquierda a derecha. La gente enloquece con las participaciones de Marcos Acuña, jugador del seleccionado nacional. Otro gran acierto del técnico que lo trajo de Ferro en 2014.  Con el último aliento que le quedaba, Marcos se movía por el frente de ataque. La agarra de derecha a izquierda, para dar tiempo a que se paren en la platea. Para que dejen los pochoclos, la gaseosa, el celular o cualquier cosa que tuvieran en la mano. Y acaricia con la zurda para poner la redonda contra el palo y apretar los dos puños bien fuerte. Para que el coliseo se venga abajo en aplausos y “no se va, el huevo no se va”. Y el técnico lo premia, lo saca cuando quedan dos minutos para que los aplausos sentencien lo que será así para siempre. La tarde del Huevo tuvo olor a despedida.

Racing ganó y deberá esperar un mes para volver a jugar por la Copa. Acuña tuvo su gran noche, Brian Fernández volvió. Lo único que empañó la victoria fue la dura lesión de Martínez. Resuelta rápidamente por el técnico que aprendió a cambiar. La academia apuesta a la potencia de sus delanteros juveniles. Lautaro Martínez es quién se ubica generalmente en la posición que ocupó Milito en 2014. Entre los defensores y los volantes. Diego Cocca deberá concretar un reemplazo por su lesión.

O tal vez tenga que volver a cambiar para seguir ganando. El técnico lo sabe, ya lo aprendió. A pesar de quedarse sin arquero titular y sin arquero suplente, de contar varias lesiones y ceder jugadores a la selección juvenil, los números no dejan mentir. El mejor equipo del semestre. El que más ganó. Cambiar para ganar. Mutar para ser mejor.