El 28 de junio de cada año se conmemora el Día Internacional del Orgullo LGBT+ (lesbianas, gay, bisexuales, transexuales). En condiciones normales, se realizan actos multitudinarios y coloridos en las distintas capitales del mundo. Esta fiesta se realiza el 28 de junio, día en el que se conmemoran los disturbios ocurridos en 1969 en Stonewall, discoteca gay ubicada en Nueva York, Estados Unidos. Durante esa noche, policías ingresaron al pub y golpearon a mansalva a sus clientes, quienes se resistieron.
Desde entonces, miles de personas en todo el mundo se reúnen para reivindicar a las disidencias. Se reúnen para manifestar su orgullo por su orientación sexoafectiva, su identidad sexual o su rol de género. Se trata de una respuesta política ante numerosos mecanismos de disciplinamiento que se utilizan contra quienes se desvían de la cisheteronormatividad impuesta por el sistema patriarcal. Como decía el exponente del colectivo LGBT+, Carlos Jáuregui,: «En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”.
Si bien son pocos los casos de personalidades que se han animado a exteriorizar su orientación sexual y su identidad de género, nos basta relatar la experiencia de Wilson Oliver. El jugador uruguayo cumplió su sueño de jugar en el Nacional de Montevideo. Sin embargo, lo que era un sueño, pronto, se convirtió en una pesadilla. Wilson decidió que jugar en Primera era no hacer su vida y acordó un pase al Tanque Sisley, donde “pasaría desapercibido”. En una entrevista realizada por Enganche, el exjugador cuenta que “Tenía que rendir dentro de la cancha y aprender a fingir un personaje que no era. Todo eso era imposible, te terminan destruyendo”. Tras decir “basta de futbol” con tan solo 26 años, el futbolista reconoce haber ingresado a otra etapa de su vida, una mucho más distendida, sin tanto prejuicio alrededor.
“Cristiano se la come, Messi se la da”; “Despacito les rompimos el culito”; “Huracán por el culo te la dan”; “Limpiate bien el culo / que te vamos a coger” y el “Como te duele la cola, desde el 9 de diciembre”. Los hits de las hinchadas argentinas, donde un activo ejerce poder –y goza- sobre un pasivo, que es humillado. Puto en el fútbol es pecho frio, amargo, cobarde, cagón. Al puto hay que ganarle para asegurar tu hombría. Vacunar, dice Pablo Alabarces -profesor de la UBA e investigador del CONICET- “es otra de las metáforas con las que los hinchas describen la penetración anal, forma máxima de señalar la superioridad del macho frente al no macho“.
En 2005 Jorge Fossati, técnico del seleccionado uruguayo, manifestó que no aceptaría homosexuales en su equipo porque alterarían el grupo. Misma declaración que Daniel Passarella había hecho unos años antes. Sin embargo, la discriminación no es siempre tan explicita. Al respecto, integrantes de River Feminista, –en dialogo con Rock and Ball– comentan: “Es fundamental que el colectivo LGBT+ tenga mayor visibilidad dentro de las instituciones. Hay deportes y departamentos dentro del club que continúan respondiendo a ciertos estereotipos y jerarquías sexuales binarias. Y así como hay estereotipos, hay una contracara que es la exclusión y vulneración a quienes no responden a eso. El deporte, como espacio de formación, cumple un rol social clave para lograr la integración a los grupos vulnerados“.
En otros deportes se acostumbra bautizar a jugadores nuevos o a los que ascienden de categoría. Otra vez. Demostrar la hombría. Así, los bautismos consisten en mordeduras de cola al jugador que va a ascender de categoría; debuts sexuales promovidos por entrenadores; palizas seguidas de la introducción de algún objeto en el ano del jugador; cinturonazos en la espalda del mismo.
La legislación que ampara, protege y otorga derechos al colectivo LGBT+ es relativamente nueva. La República Argentina permite los matrimonios entre personas del mismo género desde el 15 de julio de 2010 mediante la ley 26618. Además, desde 2012, a partir de la sanción de la ley 26743, toda persona tiene derecho al reconocimiento de su identidad de género. Sin embargo, la Ley Antidiscriminación, promulgada en 1988, no incluye como categorías protegidas la orientación sexual o la identidad de género.
“Hay muchas situaciones que debemos empezar por cuestionar y visibilizar para poder, desde ahí, comenzar el cambio”. Las integrantes de River Feminista tienen claro por dónde arrancar. Cuestionar y visibilizar, es por ahí. Para eso, cada institución cuenta con la ley 26150 o Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Sin embargo, se trata de una herramienta no explotada. Por lo menos, de haberse implementado, la Asociación del Fútbol Argentino no hubiera dictado un curso de educación para periodistas, dirigentes y futbolistas que estuvieran interesados en viajar a Rusia para el Mundial, sobre cómo seducir mujeres rusas.
Sin embargo, no son todas pálidas. Y, para celebrar el Día Internacional del Orgullo, recordemos a las y los grandes deportistas que, incluso en contextos de conservadurismo y homofobia, decidieron decir lo que sentían. Facu Imhoff, jugador de vóley, decidió salir del closet y reconoció, en una entrevista con Infobae, que “está bueno contar otra realidad, para que los deportistas que no se animan a decirlo, lo hagan. Cuando empecé a dar notas se hizo masivo, y varios jugadores me dijeron que lo estaban padeciendo en sus clubes”.
Mimi Sosa, ex Pantera, advirtió su orientación sexual a los 18 años, cuando se lo comunicó a sus padres. Hoy, catorce años después, está casada con Milka Medeiros con quien convive en Rio de Janeiro. “Lo que pasamos nosotras (por ella y Milka) sólo se puede entender desde la empatía y la comprensión. Muchas historias de gays no terminan ni terminaron bien como sí se dio en mi caso”.
Mara Gomez, futbolista trans de Villa San Carlos que todavía espera la habilitación de la AFA para jugar en la Primera División del fútbol femenino, confesó que, tras haber intentado suicidarse, el fútbol le salvó la vida al brindarle una contención social. La futbolista llamó ayer, en un video de Instagram, a educar a niñxs ya que, “alguno o alguna de ellos, podría ser mañana el o la que decida si yo puedo, o no, jugar”.
Al igual que los clientes de Stonewall, muchxs deportistas argentinos siguen resistiendo en ámbitos donde el machismo, la homofobia y la transfobia son hegemónicos. Celebremos vivir en libertad, revisemos nuestras acciones y cuestionemos las de lxs otrxs.
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