Nunca algo fue fácil para Chile. El mejor equipo que pudo armar en su historia se consagró hace once meses y arrancó a full las Eliminatorias para Rusia 2018, pero en el medio de la alegría se quedó sin Sampaoli y hoy apenas ocupa el lugar de repechaje, con Colombia soplándole la nuca.
Algunos chilenos sostienen que las buenas, futbolísticamente hablando, les llegaron a partir de la asunción de Marcelo Bielsa en agosto de 2007. La llegada del Loco fue arrasadora, de tal forma que en octubre de 2009 la Selección firmó una nueva participación en copas del mundo, de las que estuvo ausente en 2002 y 2006. El país era todo alegría y recibió el 2010 con mucha expectativa por el mundial, hasta que pasó lo peor: el 27 de febrero, uno de los mayores terremotos de la historia mató 525 personas en la zona central y sacudió a todo el país.
La nación pasaba por un período de reconstrucción angustiante, con aproximadamente 500 mil viviendas y dos millones de personas afectadas, que dispusieron un ánimo completamente distinto al que la depositó en el certamen de Sudáfrica. Allí La Roja quiso sacar pecho para olvidar momentáneamente tanta tristeza. Tras una gran presencia en la Fase de Grupos, el equipo del Loco se marchó luego de caer 0-3 con Brasil en Octavos de Final. Y a poco más de un mes, el país nuevamente quedó perplejo por una desgracia: 33 mineros quedaron atrapados en la mina de San José, a unos 720 metros de profundidad.
Los chilenos estaban nuevamente subsumidos en la amargura y la desesperación, porque el correr de los días sólo arrojaba malas noticias a los intentos de rescate, y ni siquiera se sabía si los hombres estaban vivos o no. Tras 69 largas y desesperantes jornadas, los célebres 33 mineros salieron sanos y salvos, lo que representó el hasta ahora mayor y más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial. En medio de una cobertura mediática sin precedentes, el regreso de los trabajadores se vivió como un triunfo nacional.
El país salió unido y fortalecido de aquel impacto, pero futbolísticamente aparecieron las malas de nuevo: el querídisimo Bielsa dijo sorpresivamente adiós en noviembre de 2010, dejando a todo el país otra vez atónito. Apareció otro argentino, Claudio Borghi, y La Roja se preparó con todo para la Copa América 2011, su gran objetivo. Al igual que en Sudáfrica, la rompió en su zona pero se fue ante el primer cruce mano a mano, aunque esta vez su verdugo fue la sorpresiva Venezuela.
Al Bichi le llovieron las críticas tras la eliminación, y más aún cuando le siguió un andar más malo que bueno en las Eliminatorias para el Mundial de Brasil. Antes de fin de 2012 y tras perder un amistoso con Serbia, la ANFP lo destituyó y días después presentó al gran salvador: Jorge Samapoli, un entrenador que también conocía bien al país y sabía de la necesidad de hacerse fuertes en las difíciles.
Sampaoli convenció a todos rápido y metió a la Selección cómodamente en la Copa del Mundo 2014. La Roja devolvió la alegría hasta que el sorteo la metió en uno de los grupos de la muerte, pero repitió la fórmula que venía trayendo: le ganó a España (defensor del título) y se las ingenió para meterse en Octavos de Final, pero cayó por penales con el anfitrión Brasil. En una de las últimas jugadas del tiempo suplementario, Pinilla reventó el travesaño de Julio César y le volvió a mostrar al mundo la mufa que le toca vivir a su país.
Pero Chile se volvió a reponer, aprovechó su momento y por fin pudo ser feliz. Apostó por el gran plantel que tenía y defendió el proyecto de Sampaoli, que tendría la Copa América 2015 a jugarse en el país trasandino para echar la mala suerte de una vez. Tras una final disputadísima con Argentina, La Roja ganó en los penales y levantó un trofeo por primera vez en su historia, explotando de felicidad. Nuevamente, más allá de tratarse de sólo fútbol, el triunfo se vivió como una revancha nacional a tantas adversidades. Pero ese certamen, tras un sucio encuentro con Uruguay y el desprecio de su población por los argentinos, bolivianos y otros sudamericanos, le valió el odio de gran parte del subcontinente.
Ahora el país tiene la chance de revalidar su momento. Obviamente, el camino de once meses a hoy no fue de rosas: a fines de 2015 renunció el presidente de su federación, Sergio Jadue, en el medio de los escándalos de corrupción de la FIFA. Y por si fuera poco, en el comienzo de 2016 se desayunó con la extraña y dolorosa salida de Sampaoli de la Selección.
La llegada de otro argentino conocedor del país, Juan Antonio Pizzi, hasta ahora no le ha aportado muchas soluciones, pero Chile ya demostró que sabe reponerse a cualquier cosa. Se complicó en las Eliminatorias pero sigue en pie, y quiere demostrar que no le pesa la chapa de campeón. Y mucho menos, el desprecio ajeno y cualquier desgracia que se quiera interponer.
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