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Simplemente Crítica: Medianoche en París

[caption id="attachment_33942" align="aligncenter" width="447" caption="Francia a las 00hs"][/caption]Créditos finales. Alguien se para y aplaude. En un repentino momento, toda la sala está de pie. Y por primera vez (deseo no exagerar con esto) concuerdo con este hecho. El director no va a escuchar los aplausos por lo que me parece una actitud inútil y hasta infantil saludar con nuestras manos a una pantalla que tampoco dicta mucho de cambiar o responder mediante nuestro comportamiento, pero en esta curiosa combinación sentí esas ganas de expresar mi consentimiento con la película. No es nada más que una hora y cincuenta minutos, pero que bien la has de pasar. Tampoco pensaba utilizar el “Que bien la has de pasar” que, de hecho, suena demasiado panameño, sin faltarle el respeto a ellos. Pero a este punto, creo que todo válido. Las críticas la recibieron mas que bien, y como confeso fan de Woody Allen, debía presenciarla en el cine. Medianoche en París cuenta la vida de un escritor interpretado por Owen Wilson, que emula al director, haciendo las veces de un escritor que, junto a su novia y sus suegros, se va de pequeñas vacaciones a París, y espera encontrar inspiración en la ciudad del amor, principalmente pensando en cómo sería esta en décadas atrás. La ciudad juega un rol importantísimo en la película. Su inclusión en el título no es mera casualidad. Y de hecho, junto con Match Point, es la película pilar de cómo Woody realiza buen cine fuera de su querido América, o más precisamente, su querido New York, el cuál se comió alrededor de treinta películas suyas. Tan importante es París que los primeros tres minutos equivalen a hermosas imágenes de la ciudad, con la música de Sydney Bechet. Y ves el lago, el caminar, la antigüedad y su historia con tan solo unos planos. Vale decir que la música cumple a la perfección con su objetivo: Situar al espectador, re-generar ganas en cada momento de querer visitar la ciudad, ambientarnos en diferentes años y principalmente, acomodarnos. Porque puede sonar fácil, pero no lo es. Tenés que ser sutil pero está más que claro que el señor Allen tiene una idea de ello: Durante su infancia, aprendió a tocar el violín; posteriormente se convertiría en intérprete de clarinete (que toca con asiduidad en público, junto con una banda de jazz, The New Orleans Jazz Band), hecho que le ayudaría más tarde en la elección de los soundtracks de sus películas. [caption id="attachment_33950" align="aligncenter" width="450" caption="Caminando como en Nueva York"][/caption] Owen Wilson retrata a este característico escritor como bien debe de hacerlo. Luego de haber sido juzgado por obtener un protagónico en una película de Woody Allen (no están muy asociados por las diferencias de sus estilos de humor), esto es un triunfo para el señor de nariz inhumana. Muchos han querido hacer las veces de Woody en una película, y pocos lo han podido hacer bien. Quizás para destacar fue Jason Biggs en aquella recordable “Anything Else”, pero lamentablemente muchos recordamos a Kenneth Branagh aburriendo en “Celebrity”, y es por ello que el juzgamiento no es una primera mala opción. Nos sirve para anticiparnos a defraudarnos. Es difícil hablar de la película en sí, porque lamentablemente no mucho se puede contar si no la han visto. Y no es la clase de filme que quiera arruinarles. Lo que sí puedo contarles es que estar formados culturalmente va a hacer mucho más placentera su visita. Desde famosos pintores renacentistas hasta Luís Buñuel y un chiste sobre El Ángel Exterminador son los puntos de partida y de final por los cuales la película se decide “pegarse una vuelta”. Se trata de aprovechar el presente al máximo, de lo sobrevalorado que está el tiempo dígase pasado o futuro, y de actuar por instintos pero no dejarse marear por los obstáculos o huir de los tornados. Con cameos de actores como Adrien Brody y Kathy Bates (también integra el elenco la señorita Carla Bruni, no es un dato menor), se respiran aires de Oscar merecidos y esperanza de que las formulas se repitan. Aún así, no es la primera vez que el director escribe una historia sobre un escritor, recordando sobre todas las cosas a Los Secretos de Harry. Hombres que están leyendo esta critica pensarán “Ok, la película está buena pero…¿Es apta para toda la familia? ¿Tiene sexo? ¿No parece una comedia romántica?” Y las respuestas son las que menos esperan: Sí, es para toda la familia (sin ser una película para chicos, aclarado está), no tiene sexo (aunque si te querés calentar, siempre podés encontrar algún still en el dvd) y sí, es una comedia romántica, pero porque probablemente te enamores heterosexualmente del personaje de Owen Wilson, llamado Gil en Medianoche… El manejo de los momentos, los intercambios de diálogos y sobre todo la fotografía, llama la atención de cómo aún en el 2011 existan películas tan originales visualmente y desde el guión, con una historia que atrapa hasta a un analfabeto. Medianoche en París es, hasta el momento, la película del año. Y por como viene la mano, probablemente la termine siendo. https://www.youtube.com/watch?v=IP7wVao4Owc

Francia a las 00hs
Créditos finales. Alguien se para y aplaude. En un repentino momento, toda la sala está de pie. Y por primera vez (deseo no exagerar con esto) concuerdo con este hecho. El director no va a escuchar los aplausos por lo que me parece una actitud inútil y hasta infantil saludar con nuestras manos a una pantalla que tampoco dicta mucho de cambiar o responder mediante nuestro comportamiento, pero en esta curiosa combinación sentí esas ganas de expresar mi consentimiento con la película.
No es nada más que una hora y cincuenta minutos, pero que bien la has de pasar. Tampoco pensaba utilizar el “Que bien la has de pasar” que, de hecho, suena demasiado panameño, sin faltarle el respeto a ellos. Pero a este punto, creo que todo válido.

Las críticas la recibieron mas que bien, y como confeso fan de Woody Allen, debía presenciarla en el cine.
Medianoche en París cuenta la vida de un escritor interpretado por Owen Wilson, que emula al director, haciendo las veces de un escritor que, junto a su novia y sus suegros, se va de pequeñas vacaciones a París, y espera encontrar inspiración en la ciudad del amor, principalmente pensando en cómo sería esta en décadas atrás.

La ciudad juega un rol importantísimo en la película. Su inclusión en el título no es mera casualidad. Y de hecho, junto con Match Point, es la película pilar de cómo Woody realiza buen cine fuera de su querido América, o más precisamente, su querido New York, el cuál se comió alrededor de treinta películas suyas.
Tan importante es París que los primeros tres minutos equivalen a hermosas imágenes de la ciudad, con la música de Sydney Bechet. Y ves el lago, el caminar, la antigüedad y su historia con tan solo unos planos.

Vale decir que la música cumple a la perfección con su objetivo: Situar al espectador, re-generar ganas en cada momento de querer visitar la ciudad, ambientarnos en diferentes años y principalmente, acomodarnos. Porque puede sonar fácil, pero no lo es.
Tenés que ser sutil pero está más que claro que el señor Allen tiene una idea de ello: Durante su infancia, aprendió a tocar el violín; posteriormente se convertiría en intérprete de clarinete (que toca con asiduidad en público, junto con una banda de jazz, The New Orleans Jazz Band), hecho que le ayudaría más tarde en la elección de los soundtracks de sus películas.

Caminando como en Nueva York

Owen Wilson retrata a este característico escritor como bien debe de hacerlo. Luego de haber sido juzgado por obtener un protagónico en una película de Woody Allen (no están muy asociados por las diferencias de sus estilos de humor), esto es un triunfo para el señor de nariz inhumana. Muchos han querido hacer las veces de Woody en una película, y pocos lo han podido hacer bien.
Quizás para destacar fue Jason Biggs en aquella recordable “Anything Else”, pero lamentablemente muchos recordamos a Kenneth Branagh aburriendo en “Celebrity”, y es por ello que el juzgamiento no es una primera mala opción. Nos sirve para anticiparnos a defraudarnos.

Es difícil hablar de la película en sí, porque lamentablemente no mucho se puede contar si no la han visto. Y no es la clase de filme que quiera arruinarles.
Lo que sí puedo contarles es que estar formados culturalmente va a hacer mucho más placentera su visita. Desde famosos pintores renacentistas hasta Luís Buñuel y un chiste sobre El Ángel Exterminador son los puntos de partida y de final por los cuales la película se decide “pegarse una vuelta”.

Se trata de aprovechar el presente al máximo, de lo sobrevalorado que está el tiempo dígase pasado o futuro, y de actuar por instintos pero no dejarse marear por los obstáculos o huir de los tornados.
Con cameos de actores como Adrien Brody y Kathy Bates (también integra el elenco la señorita Carla Bruni, no es un dato menor), se respiran aires de Oscar merecidos y esperanza de que las formulas se repitan. Aún así, no es la primera vez que el director escribe una historia sobre un escritor, recordando sobre todas las cosas a Los Secretos de Harry.

Hombres que están leyendo esta critica pensarán “Ok, la película está buena pero…¿Es apta para toda la familia? ¿Tiene sexo? ¿No parece una comedia romántica?” Y las respuestas son las que menos esperan: Sí, es para toda la familia (sin ser una película para chicos, aclarado está), no tiene sexo (aunque si te querés calentar, siempre podés encontrar algún still en el dvd) y sí, es una comedia romántica, pero porque probablemente te enamores heterosexualmente del personaje de Owen Wilson, llamado Gil en Medianoche…

El manejo de los momentos, los intercambios de diálogos y sobre todo la fotografía, llama la atención de cómo aún en el 2011 existan películas tan originales visualmente y desde el guión, con una historia que atrapa hasta a un analfabeto.

Medianoche en París es, hasta el momento, la película del año. Y por como viene la mano, probablemente la termine siendo.