Archivo

Perdió Lazarte y se armó un escándalo.

Tremenda la pelea del viernes a la noche. ¿La de Luis Lazarte y Johnriel Casimero? No, la que ocurrió después. En primer lugar, el filipino logró alzarse con el título interino minimosca de la Federación Internacional de Boxeo. Pero un par de minutos después, se armó una tangana de medidas incalculables. La obtención del cinturón se vio empañado por un escándalo. El triunfo del boxeador asiático sobre el marplatense por KO en el 10° desató la bronca irracional de los muchachos del Sindicatos de Camioneros que estaban presentes.

El contundente triunfo de Casimero no llegó a tener una voz oficial. Varias personas se subieron al  ring, entre ellos los hombres del  Sindicatos de Camioneros -sí, los que se quieren hacer cargo de Club Comunicaciones- . Los muchachos pertenecientes al gremio de Moyano lastimaron al boxeador filipino al revolear sillas y botellas. ¿La policia? Trató de ayudar, pero los pocos efectivos que había no pudieron contener la batahola. Desgraciadamente, varios periodistas que se encontraban en las primeras filas tuvieron que correr hacia las zona de vestuarios. Incluso Walter Nelson no pudo terminar la transmisión de manera ordenada.

El combate dejó un tramite muy parejo y sucio. Básicamente, parecía una pelea de barrio en la que se hablaba más de lo que se competía.  Incluso, el "Mosquito"  le dijo al árbitro estadounidense: "ojo, que no salís vivo de acá". Poco le importó a Casimero, que en el noveno asalto llegó a la cara de Lazarte. En ese momento, el argentino sintió el golpe y cayó sobre las cuerdas. Se recuperó a puro aguante, pero minutos más tarde volvió a caer por culpa de una combinación del filipino.

[youtube nIHHKqtgpm0]

La táctica de Lazarte pasó por un trabajo sucio y frontal. En esa iniciativa, el marplatense se llenó de infracciones y calentó el ambiente haciendo gestos a la tribuna en los descansos. Cual Tyson, Lazarte le mordió la oreja a su rival y, además, le pegó en la nuca. Ese último hecho llevó a que el árbitro le descuente un punto. Por su parte, el filipino también sufrió el castigo en dos oportunidades, en el cuarto y en el octavo round.

Más allá de que hubo una pelea, la noticia fue la bochornosa batalla campal. Sin lugar a dudas, este escándalo es el peor de la historia del boxeo argentino y, seguramente, va a tener graves consecuencias sobre los organizadores. Triste.

Tremenda la pelea del viernes a la noche. ¿La de Luis Lazarte y Johnriel Casimero? No, la que ocurrió después. En primer lugar, el filipino logró alzarse con el título interino minimosca de la Federación Internacional de Boxeo. Pero un par de minutos después, se armó una tangana de medidas incalculables. La obtención del cinturón se vio empañado por un escándalo. El triunfo del boxeador asiático sobre el marplatense por KO en el 10° desató la bronca irracional de los muchachos del Sindicatos de Camioneros que estaban presentes.

El contundente triunfo de Casimero no llegó a tener una voz oficial. Varias personas se subieron al  ring, entre ellos los hombres del  Sindicatos de Camioneros -sí, los que se quieren hacer cargo de Club Comunicaciones- . Los muchachos pertenecientes al gremio de Moyano lastimaron al boxeador filipino al revolear sillas y botellas. ¿La policia? Trató de ayudar, pero los pocos efectivos que había no pudieron contener la batahola. Desgraciadamente, varios periodistas que se encontraban en las primeras filas tuvieron que correr hacia las zona de vestuarios. Incluso Walter Nelson no pudo terminar la transmisión de manera ordenada.

El combate dejó un tramite muy parejo y sucio. Básicamente, parecía una pelea de barrio en la que se hablaba más de lo que se competía.  Incluso, el “Mosquito”  le dijo al árbitro estadounidense: “ojo, que no salís vivo de acá”. Poco le importó a Casimero, que en el noveno asalto llegó a la cara de Lazarte. En ese momento, el argentino sintió el golpe y cayó sobre las cuerdas. Se recuperó a puro aguante, pero minutos más tarde volvió a caer por culpa de una combinación del filipino.

La táctica de Lazarte pasó por un trabajo sucio y frontal. En esa iniciativa, el marplatense se llenó de infracciones y calentó el ambiente haciendo gestos a la tribuna en los descansos. Cual Tyson, Lazarte le mordió la oreja a su rival y, además, le pegó en la nuca. Ese último hecho llevó a que el árbitro le descuente un punto. Por su parte, el filipino también sufrió el castigo en dos oportunidades, en el cuarto y en el octavo round.

Más allá de que hubo una pelea, la noticia fue la bochornosa batalla campal. Sin lugar a dudas, este escándalo es el peor de la historia del boxeo argentino y, seguramente, va a tener graves consecuencias sobre los organizadores. Triste.