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Cambios de paradigmas

La radio argentina viene sufriendo cambios y algunos enroques también. Las nuevas tecnologías, la ley de medios frenada por cautelares pero que de a poco va rompiendo hegemonías, las tendencias eventuales y la salida de Pergolini de la Rock & Pop para encarar su nuevo proyecto que promete revolucionar el aire son tan solo algunos factores que vienen alterando el producto.

La radio argentina viene sufriendo cambios y algunos enroques también. Las nuevas tecnologías, la ley de medios frenada por cautelares pero que de a poco va rompiendo hegemonías, las tendencias eventuales y la salida de Pergolini de la Rock & Pop para encarar su nuevo proyecto que promete revolucionar el aire son tan solo algunos factores que vienen alterando el producto.

Dentro de las fms líderes ya se vieron algunas consecuencias. Entre algunos pases mágicos e inentendibles, cambios de grillas, desapariciones y regresos el giro de 180 grados lo tuvo que dar la Mega. La 98.3 rompió con su política que la llevó a la cresta de la ola para no seguir perdiendo terreno entre los pesos pesados.  Ahora, eso del puro rock nacional dejo de ser tan así de una vez por todas.

cambios de paradigmas

Mientras el país caía en picada por la devaluación, de que muchos prefirieron hipotecar el futuro de sus hijos y vivir en una burbuja de especulaciones y finanzas allí apareció la Mega. Corría abril del año 2000 y una nueva emisora atraía a la audiencia por un sentir nacional. En tiempos de crisis  y sálvese quien pueda ésta fm apostó a encontrarnos entre nosotros, a exaltar nuestros valores y trasmitir mediante clásicos del rock local lo grande que pudimos ser y que seremos.  De este modo, la nueva radio de “puro rock nacional” llegó en pocos meses a ser la número uno, marcándole el camino al resto de las emisoras.

Poner rock nacional fue una cosa que comenzaron hacer todos. Y era lo que todos demandaban en ese momento. No podía hacerse otra cosa. Traer bandas importadas era costoso y encontrar público que las consuma casi imposible. Paralelamente  había una escena de músicos que querían ser oídos entre tanto neoliberalismo y parecía que este era el momento indicado para darle un lugar en los medios.  Mirando el lado capitalista, resultaba una apuesta barata, segura y redituable.

La clave del éxito de la 98.3 comenzó a practicarse en el resto de las fms. La música en español volvía  a reinar a lo largo del dial y el rock era su caballito de batalla. Y de este modo la curva ascendente de la Mega comenzó a detenerse hasta retroceder. La demanda crecía y la oferta también.

Según la cuestionada IBOPE, empresa que mide el rating, la Mega dejo de ser la número uno como lo fue en sus inicios y hasta mediados del 2007. En el podio hoy se encuentran La 100, Radio Pop y Rock & Pop. Para revertir su situación, la 98.3 dio un giro rotundo a su política e identidad que tantas alegrías le había dado. A partir de febrero dejaría de ser la radio de puro rock nacional para volverse la emisora de puro rock. Si bien la música en español seguirá siendo su fuerte, como en la mayoría de las grandes radios argentinas, en este mismo momento ya suenan clásicos de Aerosmith, Guns ‘N Roses o Rolling Stones en su frecuencia. Juan Alberto Badía fue quién inauguró su nueva etapa diciendo: Todo el rock que pasa Mega 98.3 tiene sus orígenes en los Beatles. Lo puede decir Spìnetta, Charly, Calamaro, la gente de Virus, Divididos. Todos ellos me dijeron a mí alguna vez: ‘Yo me crié con los Beatles”, y así fue como sonó “Hey Jude”, un tema en inglés en casi 12 años de rock en español.

Para hacer evaluaciones solo resta tiempo. La Mega ayudo para el crecimiento y la difusión de varios artistas de la escena del rock local. Pese a los convenios, como todo medio masivo de comunicación, que tienen con discográficas, productoras y sponsors, en estos años de existencias nos han dado grandes alegrías, coberturas, entrevistas, mega delibery y shows acúsitcos.  Esperemos ver que hacen por los oyentes ahora. Y también por el rock, al menos el que convoca. La oferta ahora se pone más interesante y por ahí los buenos sobreviven.