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Clausura 2012: Basile está, ¿Y Racing?

Pilcha nueva. Técnico nuevo. El Racing de siempre. La Academia empató 0-0 con un voluntarioso Tigre. Con un planteo práctico y con un muy buen manejo de pelota, el equipo de Arruabarrena sorprendió al Coco Basile y fue muy superior a su rival. Incluso, mereció llevarse el triunfo.

[caption id="attachment_43598" align="aligncenter" width="544" caption="Gio luchó e intentó jugar."]Gio luchó e intentó jugar.[/caption] La recepción al Coco fue una verdadera fiesta. El color de la hinchada de Racing, el “olé, ólé, ólé, Coco, Coco” y el clásico despliegue del telón llenaron de lágrimas los ojos de Basile. Era lógico, el último técnico que lo sacó campeón de una Copa Internacional volvía al club del cual es hincha.
 Los primeros minutos del partido vieron a Giovanni Moreno muy activo. El diez estaba dispuesto a hacerse cargo de la ofensiva académica. Con tacos y lujos el enganche levantó a los hinchas albicelestes. Desgraciadamente para Racing, ninguno de esos destellos de calidad fue productivo y, lentamente, el colombiano se fue perdiendo en la intrascendencia de un mediocampo que no tenía ideas claras. Empujaba, pero nunca fue contundente. Como contrapunto, en esa primera etapa Tigre fue práctico. –Hay diferencias entre práctico y amarrete-. Plantado en el campo rival, el conjunto de Arruabarrena se agrandó y siempre fue más vertical. El Chino Luna y Román Martínez volvieron loca a la defensa de la Academia. Cáceres y Cahais tenían una forma sola de frenar a los delanteros del Matador: con falta. Encima, para la preocupación del Coco, el equipo de Victoria incomodó siempre con la pelota parada. Echeverría ganó siempre en el juego aéreo. ¡Hasta Giovanni Moreno! sacó en la línea un cabezazo que se metía.
[caption id="attachment_43597" align="aligncenter" width="565" caption="Volvió Basile ¿volvió la alegría?"]Volvió Basile ¿volvió la alegría?[/caption]
Nada cambió para el segundo tiempo. Racing siguió perdido en la cancha. Sin reacción, el equipo de Basile dependió siempre de alguna inspiración de Gio. Sin embargo, ella nunca apareció. Es verdad, hubo un taco del colombiano que habilitó a Hauche, quien luego desperdició la jugada tirando un centro débil. Pero después, nada más. Por su parte, Arruabarrena se mantuvo firme en el planteo. Además con la entrada del pequeño Carrasco sumo un dinamismo. Rápido y vivo el ingresado se acopló a Román Martínez y generó mucho peligro sobre el arco de Saja. Incluso, tuvo una muy clara desde con la pelota picando en el punto del penal, pero Carrasco le pegó muy mal y la mandó por encima del travesaño. Era el gol del triunfo. Era merecido. Eran los tres puntos de oro para el equipo de Victoria.

En conclusión, Basile va a tener que trabajar mucho más para que éste equipo, su equipo, adopte la idea que el pregona. Por el lado de Tigre, Arruabarrena tiene que estar muy tranquilo, ya que jugando así va a ganar más partidos de los que va perder. Para el Coco sólo queda la emoción del recibimiento. ¿El juego? Uf.

 @fglamas

Pilcha nueva. Técnico nuevo. El Racing de siempre. La Academia empató 0-0 con un voluntarioso Tigre. Con un planteo práctico y con un muy buen manejo de pelota, el equipo de Arruabarrena sorprendió al Coco Basile y fue muy superior a su rival. Incluso, mereció llevarse el triunfo.

Gio luchó e intentó jugar.
Gio luchó e intentó jugar.

La recepción al Coco fue una verdadera fiesta. El color de la hinchada de Racing, el “olé, ólé, ólé, Coco, Coco” y el clásico despliegue del telón llenaron de lágrimas los ojos de Basile. Era lógico, el último técnico que lo sacó campeón de una Copa Internacional volvía al club del cual es hincha.

 Los primeros minutos del partido vieron a Giovanni Moreno muy activo. El diez estaba dispuesto a hacerse cargo de la ofensiva académica. Con tacos y lujos el enganche levantó a los hinchas albicelestes. Desgraciadamente para Racing, ninguno de esos destellos de calidad fue productivo y, lentamente, el colombiano se fue perdiendo en la intrascendencia de un mediocampo que no tenía ideas claras. Empujaba, pero nunca fue contundente. Como contrapunto, en esa primera etapa Tigre fue práctico. –Hay diferencias entre práctico y amarrete-. Plantado en el campo rival, el conjunto de Arruabarrena se agrandó y siempre fue más vertical. El Chino Luna y Román Martínez volvieron loca a la defensa de la Academia. Cáceres y Cahais tenían una forma sola de frenar a los delanteros del Matador: con falta. Encima, para la preocupación del Coco, el equipo de Victoria incomodó siempre con la pelota parada. Echeverría ganó siempre en el juego aéreo. ¡Hasta Giovanni Moreno! sacó en la línea un cabezazo que se metía.
Volvió Basile ¿volvió la alegría?
Volvió Basile ¿volvió la alegría?
Nada cambió para el segundo tiempo. Racing siguió perdido en la cancha. Sin reacción, el equipo de Basile dependió siempre de alguna inspiración de Gio. Sin embargo, ella nunca apareció. Es verdad, hubo un taco del colombiano que habilitó a Hauche, quien luego desperdició la jugada tirando un centro débil. Pero después, nada más. Por su parte, Arruabarrena se mantuvo firme en el planteo. Además con la entrada del pequeño Carrasco sumo un dinamismo. Rápido y vivo el ingresado se acopló a Román Martínez y generó mucho peligro sobre el arco de Saja. Incluso, tuvo una muy clara desde con la pelota picando en el punto del penal, pero Carrasco le pegó muy mal y la mandó por encima del travesaño. Era el gol del triunfo. Era merecido. Eran los tres puntos de oro para el equipo de Victoria.

En conclusión, Basile va a tener que trabajar mucho más para que éste equipo, su equipo, adopte la idea que el pregona. Por el lado de Tigre, Arruabarrena tiene que estar muy tranquilo, ya que jugando así va a ganar más partidos de los que va perder. Para el Coco sólo queda la emoción del recibimiento. ¿El juego? Uf.

 @fglamas