Rock

A 36 Años de la muerte de Bob Marley: La segunda sorpresa de los 80

Un día como hoy, el mundo despedía a Bob Marley, uno de los emblemas más sagrados de la música y paz mundial y su esencia se volvería un mito.

El 11 de mayo de 1981 se daría una de las perdidas más significativas dentro del mundo de la música y de la cultura, moriría Robert Nesta Marley, más conocido como Bob Marley, a los 36 años de edad. Alguien que de ahí en más no dejaría de ser todo un emblema y una personalidad mítica para la paz. 

Una noticia errante que nos condenaba una vez más, para comenzar los 80 a todo motor. Marley fue el primer y gran pionero referente de la religión rasta y de la música reggae, en la cual brindo influencias extra musicales por su idealismo y su fuerte personalidad que rompió con varios esquemas.

Todo comenzó a darse en el momento culmine y más alto de su carrera gracias a la popularidad que tuvo con su disco Exodus, por caracterizarlo de la mejor manera con su alta inspiración en las letras, en su mensaje y en su música. Por aquel entonces, debido a su discográfica Island Records, venía acercándose cada vez más hacia el rock británico, radicándose en Inglaterra por todo el movimiento anti sistema del punk que estaba en plena ebullición, el cual lo atraía bastante.

También se acercaría a Jagger y Richards, que siempre estaban ahí coqueteando con la música negra y el reggae no perdería lugar. Los Stones bajo su propio sello discográfico lo promocionarían a él y a su amigo Peter Tosh, el cual realmente lo pusieron bajo su ala.

Neville Garrick Crop

En junio de 1978 estando en una gira europea, el líder decide montar un partido de fútbol entre periodistas y su grupo. Este deporte era una de sus grandes pasiones y lo jugaba muy bien. Durante el lance, uno de los críticos de rock le pisó sin querer el pie derecho. Marley cayó lesionado. Sentía unos dolores terribles en el dedo gordo que lo llevarían a perder la uña.

Tras todo esto, fueron a una clínica y le detectaron un tipo de melanoma maligno en el dedo pulgar de su pie derecho, la lesión encontrada es un signo de este tipo de cáncer. Le aconsejaron amputar el dedo, pero él se negó rotundamente por su religión rasta, que estaba basada justamente en no quitarse ni una mínima parte del cuerpo.

Fue así como el músico con todas sus fuertes convicciones decidió seguir adelante. En medio de todo eso comienza con los preparativos de un nuevo disco, que terminaría siendo uno de sus mejores trabajos, después de haber hecho el controversial Survival, que le puso ese nombre en alusión a cuando unos rastas bandidos le dispararon intentado asesinarlo en 1976 pero no sería ahí el adiós.

El álbum que ahora estaba grabando iba a ser último suyo de manera oficial, ya pareciendo aceptar su condición mortal, que lo reflejaría en una de las canciones más emblemáticas dentro de su historia llamada Redemption Song. El tema cerraría su placa Uprising. Seguido a eso, la banda concluyó una vez más en hacer una importante gira por Europa, dentro de la cual dieron su concierto más multitudinario, que fue en Milan, al que acudieron unos cien mil espectadores. Esto haría quedar a Bob Marley como una especie de Dios Viviente y revolucionario.

Tras la gira, el profeta regresó a los Estados Unidos en donde ofreció dos conciertos en el Madison Square Garden como parte del Uprising Tour. Fue en medio de ese momento, donde en la mañana del 8 de octubre de 1980, salió a hacer deporte y se cayó al suelo desplomado.
Cuando le atendieron echaba espuma por la boca. En el hospital Memorial Sloan Kettering Cancer Center, donde fue ingresado, quedaron horrorizados. El cáncer había avanzado en su metástasis al cerebro, pulmones, hígado y estómago. Se había ido desarrollando por todo el cuerpo tras el lapso de esos dos años, en los que decidió no tomar nada ni cortarse el dedo, sino seguir fluyendo.

Eso llevó a que se acercara un cierto final en la vida del artista, y que le dieran un mes de vida, pero una vez más, no le importo nada lo que le dijeran y siguió para adelante.  Tres días después actuaría en el teatro Stanley de Pittsburgh. Esa sería su última actuación.

Poco después se llegó al momento en el que tuvieron que cancelar todas las presentaciones y Bob aceptó volver al Memorial Sloan Kettering Centre, en el mismo Manhattan. El jamaiquino, con enorme pánico a morir, permitió por primera vez que le aplicasen tratamientos de radio.

Entre tantos cambios de hospitales y tanta prensa cada vez más subida de tono, la única, dentro del grupo, que se daba cuenta de mal estar era su mujer Rita, que era una de las coristas de la banda. Así fue como de manera secreta, se dispuso avalar el bautismo de su marido en una Iglesia Ortodoxa Etiope.

El 4 de noviembre de 1980 Bob pasó a llamarse Berhane Selassie, el mismo nombre que el Negus, el fascista dictador emperador de Etiopia, que para los rastas era considerado como el mismo Jesucristo. El músico al poco tiempo, por decisión de Rita, en recomendación del doctor Carl Pee Wee Fraser, ingresaría en la clínica especial de Josef Issels en Alemania y emprendió un controversial tratamiento a base de evitar ciertos alimentos, bebidas y otras sustancias, el cual lo sometió a varias torturas.

Todo ese tratamiento tan complicado con cambios se sangre de manera constante, inyecciones de líquidos secretos a través de largas agujas inyectadas en su estómago y en su espina dorsal lo hizo quedarse extremadamente delgado, sin pelo y sin fuerzas, como el día que su madre quedo tan asustada y sufrida al ver su notable y mal cambio de cómo se encontraba.

Ya era 1981 y el lamentable final realmente se veía. Es en ese entonces, donde en abril de ese año le es otorgada la Orden del Mérito de Jamaica, la tercera mayor honra de la nación, en reconocimiento a su inestimable contribución a la cultura de la isla. Pero él no estaría presente.

Después de pasar 8 meses sometido a un tratamiento que fue todo un infierno para él, Marley tenía grandes deseos de regresar su tierra natal y poder despedirse allí, pero el problema era que tenía miedo a volar en pequeños aviones. Así que su entorno no tuvo más remedio que convencer al pobre Chris Blackwell, su mentor y presidente de la compañía discográfica Island, para que pagara los 90.000 dólares que costó el 747 de Lufthansa para trasladarlo hasta allí. Ya por ese entonces el medico Issels, le había comunicado a Rita que Bob Marley estaba sentenciado a muerte, le quedaban solo algunos días. Ya era mayo.

El Rey del Reggae se encontraba tan deteriorado, que tuvieron que aterrizar y meterlo en el Cedar de Miami. Llegaron el 10 de mayo. Comenzó a sudar mientras dormía. Finalmente, mientras trataban de darle un calmante, se dieron cuenta que ya no respiraba. Rita llegó una media hora después de su muerte. Bob Marley, la más grande estrella representativa de todo el tercer mundo se había ido y su personalidad se volvería un mito enorme dentro de la cultura, no solo de la música.

El 11 de mayo de 1981 a las 11 y media de la mañana, el mundo se quedaba para siempre sin una de las estrellas más influyentes de la historia, dándole uno de los golpes más fuertes, para comenzar una nueva década a todo motor. Su legado lo volvería un mito atemporal y todo un emblema que no falta en ninguna remera y en ningún corazón.

Por Marcos Coletto