“Jeffrey Hyman” bramó el docente tomando lista. Desde el fondo, un niño desgarbado, con una enorme miopía y un aspecto muy peculiar respondió levantando la mano. Su inmensa timidez le impedía alzarse por sobre el silencio usando su voz pero sería una de las pocas veces que eso sucedería.
El paso del tiempo, 3 padres postizos fallidos, muchas mudanzas y una madre hiperactiva y anclar en pleno Nueva York, en el barrio de Queens, le cambiarían la vida para siempre.
Portador de un aspecto muy extraño, medía 1,98 y usaba anteojos debido a la deformidad de su cara. Sin embargo, esto nunca fue un freno. Jeffrey conocería a Douglas Calvin y su vida cambiaría para siempre, había llegado la hora de traspasar ese fervor por The Stooges y New York Dolls a sus propias canciones, había llegado la hora de transformarse.
Douglas tuvo la genial idea de quitar todos los apellidos de los integrantes de la banda y suplantarlos por uno único: Ramone.
Asi nacieron Los Ramones, la banda de punk rock más grande de la historia, la que cambió las reglas del juego desde el juego mismo.
Fue así como Jeffrey Hyman, Douglas Calvin, Tommy Erdélyi y John Cummings pasaron a llamarse Joey Ramone, Dee Ramone, Tommy Ramone y Johnny Ramone.
Joey pasó de ser el baterista de una banda llamada Sniper (de la cuál fue echado por tener “feo” aspecto) a ser el vocalista de Ramones, pero no fue su idea, fue Douglas Calvin quién cambió su lugar de vocalista con Joey en la banda.
Los Ramones tocaron por primera vez en CBGB en 1973 y fue un completo fracaso, canciones como “Judy is a punk” no llamaban la atención de un ambiente que todavía no era capaz de procesar lo que el punk rock significaba, el rock venía de la musica progresiva y el punk solo parecía una pose, pero Ramones era el caldo de cultivo de lo que vendría y Joey era el capitán de ese barco.
Cuando la cosa explotó con la llegada de bandas como Blondie, Talking heads, Agent Orange, Television y Patti Smith entre otros, los Ramones eran una leyenda, se acababan los ’70 y ellos no habían perdido el tiempo, con 4 albums en su haber y sin éxito comercial eran el secreto mejor guardado del under Neoyorquino.
Fue entonces cuando llegó Phil Spector, el legendario productor de los Beatles, para su quinto álbum y así poder apostar a una explosión comercial. Pero no pudo, Ramones no eran The Beatles ni Tina Turner, su punk era directo y agresivo y su líder distaba mucho de ser un David Lee Roth o Paul Stanley. Nada en la estética de los Ramones parecía llamar al dinero.
Fue en la grabación de “Pleasant dreams” que las terribles peleas por diferencias ideológicas entre Joey y Johnny (Uno era liberal y el otro conservador) causaron chispazos irreconciliables y que Johnny se haya quedado con la novia de Joey terminó de destruir la relación. Estuvieron 20 años en la banda sin hablarse y Joey le dedicó “The kkk took my baby away“, que salió en ese mismo álbum.
Nadie lloró la muerte de Joey como Johnny.
Los ’80 no trajeron ningún disco de oro para los Ramones, ni en sus singles ni en sus discos, pero Joey era una máquina de tocar y componer, su carisma de bad boy, su aspecto extraño y taciturno inspiró a muchas bandas de la escena, no sólo nuevas sino también ya existentes, así fue como Bad Religion, Black Flag, Misfits y hasta Motorhead fueron empapados por una banda sin igual.
Joey comenzó a enfermarse durante la década del 90, los rumores de un linfoma acompañaban las imágenes de su visita a hospitales en la ciudad de Nueva York, mientras tanto comenzaban las giras por Sudamérica dónde conocería al público que más lo amó, el argentino.
Siendo Obras sanitarias el lugar dónde los Ramones comenzaron a poseer a los punks argentos, el grupo tocaba seguidillas de hasta cinco shows en el corazón de Nuñez, nunca ningún grupo extranjero haría tal maratón para complacer al público argentino.
La tumultuosa carrera de los Ramones incluyó muchos cambios de integrantes, todos se apellidaron Ramone y nunca cantó otro que no fuese Joey, su impronta y capacidad compositiva eran irreemplazables.
Llegando a 1996 los Ramones deciden separarse y para ello encararon una gira llamada “Adiós Amigos” que los trajo a la Argentina a tocar en la cancha de River, fue esa noche la del diós con su público más fervoroso y devoto, con el que nunca más se volverían a ver las caras .
Tras la separación de la banda, Joey encaró proyectos solistas y se dedicó a producir bandas de manera esporádica, su salud estaba muy deteriorada pero su energía seguía allí.
El gigante del punk rock dejó este mundo el 15 de Abril de 2001, tras de sí quedó un legado impresionante, llenó miles de lugares pequeños, algunos muy grandes e hizo rebelarse a muchos, convirtiéndolos en músicos, artistas y productores.
Ese peculiar niño llamado Jeffrey Hyman cambió la historia del rock para siempre, nunca se dejó empujar por nadie y mantuvo siempre la noción de banda por sobre todas las cosas, incluida su salud.
Dueño de una personalidad obsesiva compulsiva necesitaba cosas como apagar y prender de cierta manera la luz, que los guitarristas de su banda miraran a la gente y no a otros lugares mientras tocaban, y abrir y cerrar la puerta en veces impares, sin dudas no era fácil ser Joey.
Vio su único sueño cumplido una vez ya muerto, fue el ingreso de Ramones al salón de la fama del Rock en 2002, con Green Day interpretando su música.
Sin dudas la pérdida se dimensiona con el tiempo, nadie ocupó el lugar de Joey, nadie lo hará, muchas de las bandas que influenció no existen más pero influenciaron a varias que siguen existiendo.
Hoy el logo de Ramones ocupa un espacio en miles de remeras de gente que las usa por moda, ese logo combativo con el águila y el bate de beisbol y la leyenda “Hey Ho Let´s go!” superó el significado inicial para transformarse en un símbolo icónico casi sin sentido alguno.
No todo lo legado es lo pretendido.
Joey cerró su propio círculo al grabar “What a wonderful world” de Louis Amstrong, un cover hermoso en versión punk avisando que dejaba de existir pero que no se arrepentía absolutamente de nada.
17 años sin Joey… Hey ho let’s go!
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