De chico miraba Titanes en el ring, esa hermosa puesta teatral dónde Martin Karadagian pintaba un mundo de ilusión en el cual el bien y el mal peleaban por gobernar el mundo. Siendo yo un niño, entendía que todo aquello que pasaba era real y que si, por algún tipo de error, los villanos ganaban mucho, el mundo perdería su aparente equilibrio.
En ese mundo las mujeres eran un elemento decorativo, filmado ocasionalmente para presentar algo (un producto de algún auspiciante) o hacer las veces de figura femenina para algún luchador ( el caso más emblematico era la viudita que tenía algo similar a un romance con Martín, el titán), pero jamás osaría subirse a la lona, aplicar llaves, patadas, piñas y volar por los aires hasta aterrizar contra un oponente.
Para nosotros, los hombres y niños de género masculino, aquello era normal, “Eso es un juego de nenas” o viceversa, nos condicionaba y aceptábamos reglas que parecían ser lo correcto. Pero el mundo giraba y esas mujeres, postergadas, adrede, de un rol principal, sufrían y atravesaban su tiempo por la tierra bajo el yugo del hombre.
Pero puede haber reivindicaciones, o al menos historias que cuenten como en aquellos años nadie era libre salvo el género masculino. Tuvieron que pasar más de 30 años pero alguien se animó a contar una historia que, por más que sea ficción, contiene mucho de realidad.
Esta pequeña gema se llama GLOW, creada por Liz Flahive y escrita por Carly Mensch (las mentes detrás de Weeds, Nurse Jackie y Orange is the new black) que está inspirada en la cultura del mega capitalismo que surgió en Estados Unidos durante la década de los 80, y que tenía a la mujer como un mero objeto accesorio a los deseos del hombre.
Es así que en Los Angeles, un delirante director llamado Sam Sylvia, interpretado por Marc Maron un comediante de Stand up, intenta montar un espectaculo tan inusual como arriesgado: lucha libre entre mujeres en el contexto de un programa de televisión.
La historia hasta aquí parece un absurdo total. De hecho, durante los primeros capítulos los mismos protagonistas no pueden creer lo que están tratando de hacer, inclusive parece que la serie puede girar hacia otro lado, pero no, sigue su línea argumental y a medida que avanza, la cosa se pone más y más bizarra.
Las cabezas de esta historia son Ruth Wilder (Interpretada por Alison Brie conocida por Community y Lego the movie) y Debbie Eagan (Interpretada por Betty Gilpin conocida por Nurse Jackie y Ghost Town) amigas en un inicio, enemistadas después, son la base de toda la historia, su enfrentamiento es casi tan real como armado y la dinámica se va construyendo con mucha naturalidad.
Sin spoilear nada debo decir que la historia es sumamente entretenida, tiene puntos muy altos en cuánto a comedia y el desarrollo de los personajes es desopilante.
Pero en GLOW todo lo que brilla es glitter, por detrás de cada chiste, de cada pequeña victoria de los personajes se puede ver un mundo machista al extremo, un mundo donde cualquier actividad femenina que no esté relacionada de manera accesoria al hombre está mal, y esto no debería suceder, el contexto machista es tan acuciante y, a la vez, tan poco exagerado, que inclusive uno como hombre siente una mezcla de agobio y verguenza al verlo, algo dificil de tolerar.
Por eso GLOW trae consigo un doble comando, uno es el encargado de contarte una historia plagada de acción, un gran guión, personajes graciosos y una gran dirección, pero el otro costado nos muestra cómo dentro del nacimiento de la sociedad de consumo la mujer es solo un artículo más, sin casi ocupar roles sociales más allá de aquellos que la naturaleza le dá, fuera de ser madre o ama de casa, la mujer no es respetada y sufre tremendas burlas por parte del género masculino, todo esto se muestra sin ningún tipo de intento panfletario, ya que con sólo contar la historia estos casos aparecen sin parar.
GLOW no es solo una serie sobre lucha, una comedia, un crisol de personajes espectaculares, sino que también es una serie sobre mujeres, sobre feminismo y sobre luchas que suceden abajo del ring. Cada una de las protagonistas lucha de manera natural contra estereotipos masculinos que le van cerrando el paso de manera natural a medida que avanza la trama, no existe en la serie exageración en ese aspecto, así de machista ¿Era? el mundo en esa época.
La idea de una serie con capítulos de 30 minutos sobre mujeres luchando arriba de un ring parece más una fantasía ochentosa de algún productor de cine erótico de baja calidad, pero no, aquí funciona como una serie que nos hace reír, nos mantiene en vilo, genera contrapuntos al respecto de sus personajes pero nunca decae, inclusive su season finale es espectacular y nos deja pensando que les deparará el mundo a las luchadoras en la segunda temporada.
GLOW llega a Netflix para mostrarle al mundo no sólo lo machista que ha sido, sino también para reconocer el mérito y la increíble capacidad del género femenino de sobrevivir a tamaña opresión durante tanto tiempo. No creo que sea casualidad la métafora de mujeres luchando (inclusive contra otras mujeres) para lograr liberarse del estereotipo que el mundo del hombre le ha construído, postergándola una y otra vez.
Preparensé, hagan un precalentamiento y estén listos para luchar, porque las mujeres llegaron para quedarse y pobre de aquel que se anime a subestimarlas, porque esta vez, esta vez va a doler.
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