La libertad creativa que tiene Inglaterra es digna de imitar. De hecho, ha sido imitada por Estados Unidos. Es enorme la cantidad de series inglesas que han tenido su remake americana, con The Office y House Of Cards como éxitos más rutilantes, y quizás Coupling y Skins como fracasos más recordados. ¿Por qué a veces funciona y por qué a veces no? No sólo tienen que ver los guiones sino la idiosincrasia detrás de una serie.
Basta recordar la remake estadounidense de Nueve Reinas para darse cuenta que aquella era una película que dependía de un contexto para ser lo efectiva que fue (sin estar diciendo que sólo podría funcionar en Argentina). Algunas tramas, personajes, acciones son muy difíciles de trasladar a otros países. Requieren de un trabajo minucioso para encontrar tonos similares entre ambos países y escribir a partir de esa base, y esto, en un mercado tan aniquilador como Estados Unidos, no se puede realizar con tiempo.
Estamos hablando de un mercado que tiene una fecha para todo, como si los procesos creativos se pudieran apurar. Sino pregúntenle a George Martin que a partir de la decisión de HBO de adaptar Game Of Thrones, se vio obligado a estar escribiendo en contratiempo a lo que sucede en la pantalla.
En Inglaterra, para las cadenas lo más importante es el producto. No consideran la idea de cancelar una temporada mientras se transmite. Si deciden producir una temporada, ésta se filma antes de ser emitida y se emite en su totalidad. Por supuesto, si los rating ni el público acompañan, la serie pasará a mejor vida, como sucede en todo el mundo, pero la temporada está terminada e intentan que las historias cierren para que pueda continuar viéndose cuando se quiera, es decir, que tu entusiasmo no depende de “Pero si la cancelaron me voy a perder cómo cierra todo”. Cerrará.
Otro dato no menor es que las series no están presas por los formatos. En la televisión de Estados Unidos parecen no poder soltarse de los 13 capítulos con una hora de duración, o de una cantidad de 24 capítulos (o 10, en el caso de FX que contiene menos plata) para las sitcoms de mediahora.
En Inglaterra se busca cuál es la cantidad de capítulos ideal para contar la historia, y también cuál es la cantidad ideal de minutos que deben tener esos capítulos. El mejor ejemplo es Sherlock, que cuenta con cuatro temporadas de sólo 3 capítulos con una duración de hora y media cada uno. Y estamos hablando de la BBC, que está financiada por el estado. Las ficciones y documentales que allí se emiten se logran producir a partir de un impuesto al televisor como aparato, mientras que en Estados Unidos la televisión de aire no es exportable. Exceptuando Lost, se recuerdan pocas series que hayan sido exitosas mundialmente desde el aire, ya que todas las otras series que consumimos provienen de la televisión por cable.
Es vital entender que, si tenemos la posibilidad de ver Black Mirror, es debido a que la televisión inglesa persigue distintos fines a los que estamos acostumbrados.
La cadena (paga) que emite Black Mirror en Inglaterra es Channel 4, ligada históricamente con temas de género y críticas sociales. En su entonces apostaron por No Problem!, que fue la primera sitcom británica cuyos protagonistas eran negros, y allí también nació Queer As Folk, serie de temática homosexual que luego fue repetida (y hasta tuvo su versión US) en HBO.
En 2008, E4 (canal que se desprende de Channel4) confió en Charlie Brooker para realizar la serie Dead Set, donde unos jóvenes ingresaban a un reality show al mismo tiempo que, sin saberlo, se producía un apocalipsis zombie. Tuvo un recibimiento de público más que aceptable, obteniendo también una nominación a Mejor Serie Dramática (aunque forma parte del género Terror) en los Premios Bafta. Esto hizo que Channel4 escuche su idea para una nueva serie.
Hay que tener en cuenta, de todas formas, que Brooker no era un don nadie ya que había escrito capítulos de otras series que habían participado de la grilla de Channel4 pero jamás le habían dado una confianza tan grande como en Black Mirror.
Estamos acostumbrados a ver series que nos son vendidas de formas extrañas. La reciente serie Vinyl de HBO fue promocionada como “La serie que dirige Martin Scorsese y escribe Terence Winter, guionista de El Lobo de Wall Street y Los Sopranos” cuando en realidad sólo participaron del capítulo piloto. Y eso se sintió, al punto tal que terminó siendo cancelada.
Por suerte no sucede en Black Mirror, ya que Brooker pudo hacerse cargo de todo el espectro de la serie. Exceptuando el último capítulo de la primera temporada que estuvo a cargo del reconocido guionista de In The Loop y Peep Show, Jesse Amstrong, todos los demás episodios están escritos enteramente por Brooker, con colaboración de su mujer Konnie Huq en el segundo episodio.
La colaboración de Brooker fue total, ya que Black Mirror fue producida por Zeppotron, que pertenece a la reconocida Endemol, y este es un detalle curioso porque el segundo episodio de la serie critica fuertemente a los Reality Shows, cuando Endemol es el padre de “Gran Hermano”.
Black Mirror es una especie de “La Dimensión Desconocida” pero basado en la tecnología, y en cómo esto perjudica/modifica/puede modificar las conexiones humanas. No se repiten personajes, no se repiten actores, no se repiten locaciones, y cada capítulo es una historia nueva que empieza y termina en sus 60 minutos.
Los episodios son tétricos y obligan al espectador a repensar el mundo en el que uno vive o vivirá, ya que en la mayoría de los casos, se presentan conflictos que se sitúan en un futuro que no parece estar tan lejano como se piensa.
En el primer episodio se puede ver a un Primer Ministro Británico siendo extorsionado por un secuestrador, quien divulga un video donde manifiesta que si el Ministro no se filma teniendo relaciones sexuales con un cerdo, asesinará a la famosa actriz que tiene alejada de la libertad. Este capítulo revolucionó Inglaterra, y nos invitó a pensar en qué haríamos nosotros si estuviéramos en dicha situación. Esta imaginaria empatía es planteada durante las dos temporadas.
“The Entire Story Of You” se titula el tercer y último episodio de la Primera Temporada, y plantea un futuro donde todos podamos grabar en nuestra cabeza (a partir de un chip insertado en la piel) todo aquello que hemos visto con nuestros ojos. Podamos volver atrás cuando queramos para ver qué es aquello que no vimos en X entonces. Este capítulo plantea, además, la obsesión insana que tiene el ser humana por intentar leer el lenguaje corporal. Es otro episodio considerado emblemático, a tal punto que Robert Downey Jr compró los derechos para convertirlo en una película.
Luego de dos temporadas, Channel4 le pidió a Charlie Brooker escribir un especial para navidad, algo que es muy normal en Inglaterra. Los especiales de Navidad, por lo general, contienen una duración aún mayor a la que se acostumbra ver en los capítulos, por ejemplo, Extras de Ricky Gervais tuvo un especial navideño de una hora y media siendo una sitcom de treinta minutos. Acá sucedió algo similar y el especial navideño de Black Mirror tiene la duración de una película normal, e incluye la actuación de Jon Hamm.
El especial es un capítulo bastante difícil de vender desde su sinopsis, pero es sin dudas el mejor episodio que Black Mirror brindó hasta este entonces, y como todos los capítulos, se puede ver sin haber visto ninguno con anterioridad.
Netflix ha sido criticada en Estados Unidos porque, si bien han producido y le han dado lugar a series que hoy son tan premiadas como queridas, también se le achaca que no tienen “poder de síntesis”. ¿Qué quiere decir esto? Que no hay nadie filtrando el contenido una vez que la serie es tomada.
Como si estuviera habiendo una exagerada vía libre y que, debido a esto, existen excelentes series de Netflix pero también otro gran número de insalvables. Es, desde luego, una discusión curiosa y también una manera de cortar la libertad creativa. Lo que no es curioso es que justamente Netflix haya puesto sus ojos en Black Mirror produciendo los 6 nuevos capítulos que tendrá la serie.
Se conocen actores y hasta que Joe Wright dirigirá un episodio, pero no trascendieron las tramas de estos capítulos, y se confía en que el nivel se mantendrá porque nuevamente Brooker escribió todos los episodios.
Reciban a Black Mirror de la mejor manera. Es una serie que, hasta el momento, no tiene un capítulo menor a los 7 puntos, y eso es decir demasiado. Es muy probable que mientras la estén viendo se pregunten “¿Por qué no se hacen más productos así?”. Libertad creativa, mis amigos, porque si existe Black Mirror, es porque antes existió un proceso enorme que permitió que podamos finalmente ver una de las más revolucionarias series en la historia de la televisión.
“Black Mirror”
Trama: Capítulos independientes que, desde el thriller, abordan la problemática entre nosotros y la tecnología.
Productora: Zeppotron y Netflix / Año: 2011, 2013, 2014 y 2016 / Tres Temporadas + Especial de Navidad / 13 Capítulos en total / 60 minutos.
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