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Baby conducción

Robos, autos y persecuciones en la nueva película de Edward Wright ¿Podrá Baby escapar a su destino?

SKREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEECH, un auto aparece en la pantalla coleando, siendo perseguido por otros autos, llantas quemando el asfalto, echando humo, la música a todo volumen, plano y contra plano, lo típico de cualquier película que incluye escenas de persecución.

Los vehículos persiguiéndose suelen marcar el ritmo, todo lo demás es un accesorio que aporta vértigo pero no aquí, no en esta cinta, estamos hablando de Baby Driver (Aquí llamada “Baby el aprendiz del crímen”) la nueva creación del ecléctico Edward Wright (“Shaun of the dead”, “Hot Fuzz” y “Scott Pilgrim Vs The World”) quién toma una decisión desde el vamos, los autos irán al ritmo de la música y no al revés.

Baby y Doc, una relación tan conveniente como tirante

Baby, interpretado por Ansel Elgort (“Divergent”, “Carrie”) es un chofer de asaltos, es quién espera a los ladrones cuándo salen de robar y maneja el auto que los ayudará a escapar. Tiene un problema auditivo que consiste en un zumbido constante, y por ese motivo escucha música todo el tiempo en sus auriculares.

Doc, interpretado por Kevin Spacey (“Belleza americana”, “House of cards”) es el jefe de esa banda, lo que lo une a Baby es una deuda contraída por el chofer sin saberlo, esa es la razón por la cuál Baby hace lo que hace, mientras que la de Doc es utilizar las habilidades del brillante piloto.

Esa relación por conveniencia es la única estable de la banda, el resto de los intérpretes en los robos son aleatorios, podemos ver a Jamie Foxx (“Hombres de honor”, “Ray”) en el papel de Bats, John Bernthal (“The walking dead”, “Punisher”) como Griff, John Hamm (“Mad men”) como Buddy y Eiza Gonzalez (“Jem and the holograms”) como Darling.

Baby, Bats, Darling y Buddy uno de los tantos equipos de robos bajo las órdenes de Doc

Esta suerte de combo explosivo desentona con el otro aspecto de la vida de Baby, él también cuida a Joe (CJ Jones) un anciano sordo y trata de conquistar a Débora, interpretada por  Lily James (Downtown Abbey), ese intento de equilibrio es lo que llevará al protagonista a poner todo en peligro, nadie puede trabajar en el infierno y vivir en el paraíso.

En ese ir y devenir a veces lisérgico que propone el director, escuchamos una terrible lista de temas que no solo nos ayudarán a entender lo que capta Baby en cada situación, sino que además marcará el ritmo de la historia toda.

En un variado soundtrack suenan The commodores, Beck, Barry White, Queen, Danger Mouse & Run the jewels, Bob & Earl, The Damned y muchos más, sin dudas la fusión entre imagen y sonido es clave para destacar el tipo de arte que Wright genera. Cada diálogo, cada chiste, cada escena se corresponde con el contexto musical.

Sin dudas la película cumple ampliamente su cometido, siempre hay algo sucediendo alrededor del personaje principal, y su inmersión en nuestro mundo es solo temporal, él rara vez sale de su caparazón, lo persigue su pasado y también muchos autos, y la historia es un escape permanente, a veces a grandes velocidades, en otras totalmente estático.

El viaje propuesto por Wright cumple su cometido a rajatabla, los intentos por mostrar dos mundos en constante roce y siempre a punto de explotar son animados por poderosas canciones que no sólo amenizan la acción sino que articulan los diálogos, sentires y acciones de Baby.

A veces el cine nos regala estas perlas sin que nada lo amerite, por eso es clave abrocharse el cinturón, sumergirse en la música y que Baby nos haga escapar hacia donde pueda.

Por Federico Calegari