Pandora

¿Qué hicieron con Luis Espinoza?

Es la pregunta que por estas horas inunda las redes sociales. Familiares, amigues y conocides, velan hoy los restos del trabajador rural tucumano, encontrado sin vida en un precipicio, ubicado en la frontera entre Catamarca y Tucumán.

El sábado 23 de mayo, en horas de la mañana, se daba a conocer la noticia de que el cadáver de Luis Armando Espinoza, había sido encontrado, luego de una semana de intensa búsqueda por parte de la familia.

Luis tenía 31 años, pertenecía a una familia humilde, querida y numerosa de Simoca. Era padre de 6 hijos. Como peón rural se esmeraba porque nuca faltara el plato en la mesa. Además asistía a su madre, quien padece severos problemas de salud.

En la tarde del viernes 15 de mayo, Luis Armando se encontraba transitando a caballo la zona de El Melcho, provincia de Tucumán, cuando de pronto se cruzó con su hermano Juan Antonio, quien por casualidad pasaba por allí luego de haber visitado a sus hijas.

Ambos estuvieron hablando durante un breve tiempo, hasta que se dieron cuenta de que a escasos metros del lugar, estaba por disputarse una carrera de caballos clandestina, mejor conocida como carrera cuadrera. Por lo que decidieron acercarse a observar.

En eso, alrededor de 10 policías de Monteagudo, -una localidad cercana al sitio donde se produjo el episodio-, irrumpieron en el lugar de manera repentina, con el objetivo de desalojar la zona. Y para conseguirlo, se valieron de un uso desmedido de la fuerza: golpes, gritos y múltiples disparos, se apoderaron de la escena.

En medio de todo ese alboroto, quedaron los hermanos Espinoza, quienes luego de ser forzados a bajar de sus caballos, fueron brutalmente golpeados y luego separados. Esa fue la última vez que los hermanos se vieron. Esa fue la última vez que se vio con vida a Luis. A partir de ese momento, todo fue desesperación, todo fue angustia, todo fue desconcierto y ahora todo es dolor para la familia.

Juan Antonio, en su calidad de testigo presencial,  declaro recientemente que, si bien no sabe el nombre, podría perfectamente reconocer al efectivo que previo a llevárselo, efectuó varios disparos cerca de donde se hallaba Luis.

Fueron seis interminables días de conjeturas, análisis y cruce de datos. Hasta que el jueves pasado, dos policías se quebraron y confesaron que Luis Armando Espinoza estaba muerto, y su cadáver yacía en un barranco ubicado en Alpachiri, al oeste de Tucumán, y a 80 kilómetros del lugar donde se produjo el crimen.

De momento, no hay una reconstrucción precisa de los acontecimientos, pero la hipótesis mas firme en la que trabaja la fiscal a cargo del caso, Mónica García de Targa de la Fiscalía 1ª del Centro Judicial de Monteros, es que estos policías, no solo asesinaron a Luis Armando Espinoza, sino que además se ocuparon de encubrir el hecho, en complicidad con un civil que vive en las inmediaciones del lugar.

Cabe destacar que los nueve efectivos involucrados, no estaban debidamente identificados al momento de producirse el episodio, y en sus vehículos había restos de sangre de Luis. Por lo que no es raro suponer que se llevaron el cuerpo a la comisaría, para luego pensar una coartada y un lugar donde arrojarlo.

En verdad, es estremecedor pensar que estos hechos sigan ocurriendo en democracia. Es inaceptable que quienes se supone que deben cuidarnos, nos hostiguen, violenten y desaparezcan. El caso de Luis, se suma a una larga lista de personas que resultaron ser víctimas de la crueldad e impunidad con la que distintos sectores de las fuerzas de seguridad, se siguen manejando.

Sin dudas, este caso ha sacudido a distintos sectores mediáticos y políticos, entre los que se encuentran, claro, los organismos de derechos humanos, quienes efectuaron el siguiente comunicado:

“La familia Espinoza, junto a las organizaciones abajo firmantes y referentes de DDHH, exigimos justicia por LUIS ARMANDO ESPINOZA.

Después de 6 días de intensa búsqueda de la familia Espinoza, de la comunidad de Monteagudo y de los vecinos de la zona, y, tras el “quiebre” de dos de los policías imputados quienes indicaron el lugar donde intentaron “esconder” a la víctima, finalmente el cuerpo de Luis fue encontrado.

Luis Armando Espinoza de 31 años, y padre de 6 niños, está muerto, y aún sigue circulando el documento que hiciéramos donde más de 400 firmas adherían al pedido de aparición con vida.

Pero la Policía de Tucumán se ha cargado otra vida, de eso estamos segurxs, de eso no hubo duda. ¿Acaso costaría creerlo en la tierra donde la policía le disparó a un niño de 12 años? Donde nos faltan Ismael, Reyes, Alexis, María José, Raúl, Alan, Jalil, Ariano y tantos otros víctimas de la violencia institucional.

Muertes, violaciones, torturas y desapariciones, todos delitos cometidos por miembros de la Policía de la provincia. Se trata de violencia y está institucionalizada, es estatal y las autoridades tienen que hacerse cargo, porque son responsables.

La violencia institucional y, especialmente, la violencia policial no es solo una denuncia, es un aparato del cual hacerse cargo, por eso existe la ley del Día de Lucha Contra la Violencia Institucional, por eso se crearon la Procuvin y diversas areas que trabajan desde el mismo estado esta problematica, porque el estado reconoce su existencia, lo que significa que tiene la responsabilidad de ocuparse, pero antes, reconocer que existe.

Hoy, todo está después de Luis, la bronca y la impotencia, y ahora la lucha de toda la comunidad que no baja los brazos y exige justicia.

Exigimos al poder judicial y al poder ejecutivo proveer de protección inmediata para su familia.

La familia tiene el derecho de atravesar por el proceso de justicia con respeto a su calidad de familiares de víctimas de violencia policial y estando constituida en querellante debe garantizarse el acceso a las actuaciones para su participación en el avance de la causa.  

JUSTICIA PARA LUIS Y CASTIGO A LOS CULPABLES.

#ElEstadoEsResponsable #BastaDeViolenciaInstitucional

#JusticiaParaLuis  #PerpetuaParaLosAsesinos”

La familia de Luis Armando Espinoza, ahora puede llorarlo en paz. Pero su esposa Soledad, quien se puso al hombro la búsqueda de su marido. No se detendrá hasta que el caso se esclarezca, y finalmente la justicia llegue para darle un cierre a esta trágica historia. En la que hoy, su principal protagonista, es un campesino que tuvo la enorme desgracia de estar en el lugar y momento equivocados.