Cofundadora de Madres de Plaza de Mayo, Norita Cortiñas partió de este plano terrestre a sus 94 años, dejando más enseñanzas de las que cualquiera podría haber imaginado.
Tras algunos días en terapia intensiva y con partes médicos que anhelaban un milagro bastante improbable, la abuela de todos y todas sigue inspirando a todos y todas, incluso poco después de su fallecimiento.
Norita es, fue y será sinónimo de lucha.
La noticia llegó a través de un comunicado por parte de su familia en el que detallaron lo sucedido. “La familia de Nora Irma Morales de Cortiñas comunica su fallecimiento en el día de la fecha, a los 94 años de edad”.
Y agregaron: “Norita había sido intervenida quirúrgicamente el pasado 17 de mayo en el Hospital de Morón por una hernia que se sumó a otras patologías que agravaron el cuadro”. Nora Morales de Cortiñas nació un 22 de marzo de 1930, desapareció físicamente un 30 de mayo de 2024, pero estará Siempre Viva.
Norita murió sin saber qué pasó con su hijo, el joven militante y universitario Gustavo Cortiñas, víctima de la represión durante la última dictadura militar argentina. A Norita le alcanzó con saber que se lo llevaron de la estación de trenes de Castelar un 15 de abril de 1977 para dedicar su vida entera a una búsqueda que no tuvo resultados favorables.
Sin embargo, de tanta tristeza algo se iba a poder rescatar: le dejó hijos y nietos postizos que se fueron multiplicando a lo largo a lo ancho del país y ellos serán (seremos) quienes la extrañarán para toda la eternidad.
Con una línea temporal que la llevó desde 1977 hasta el pasado marzo 2024, si querían encontrarla era muy sencillo y hasta casi predecible: bastaba solo con dar una vuelta por la Plaza De Mayo. O en cualquier lucha, luchita o lo que haya dando vueltas por ahí, dónde la injusticia pelee por abrirse camino.
Ese lugar que, a través de los años, se convirtió en el escenario de los nacidos y criados con hambre de memoria, verdad y justicia.
“No sea cobarde, luche como una abuela”.
Firme y “en primera fila”, como destacó en la foto que subió Ofelia Fernández para despedirla, no se le escapaba una. Por más chica que sea esa lucha, hasta quizás una luchita, si Norita veía algo amenazado, ahí estaría.
Típico de abuela, ¿no? Estar hasta en el más mínimo detalle.
Valiente como pocas, guerrera de cuerpo y alma, Norita caminó codo a codo con las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, abriendo paso a las nuevas generaciones para que entendieran que después de mucho sacrifico, que no hay nada imposible en esta vida mientras exista la memoria.
“Nunca Más”
Se dijo, se repitió hasta el cansancio y ahora se volvió a poner en agenda. Como si fuera fácil de olvidar, como si por un agujero negro los conceptos hubieran decidido esfumarse.
“Nunca Más” no son solo dos palabras y Nora lo gritó siempre que pudo con el pecho bien inflado.
Si algo la destacó siempre es que eligió no juzgar, ser honesta, clara y manifestarse a favor de los Derechos Humanos entendiendo la coyuntura en la que establecía esos dichos.
Hay quienes se lamentan su partida bajo un gobierno que prolifera discursos negacionistas. Paradójico, o no, dejarla ir también es un acto de valentía como el que ella enseñó.
Y que su recuerdo se mantenga vivo es responsabilidad plena y entera de quienes tuvieron el placer de toparse con Ella.
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