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Airbag fue delirio inflamable en la vuelta de Obras

El pasado jueves, los hermanos Sardelli estuvieron del otro lado del Airbag para provocar una colisión inminente e imparable que ni la lluvia pudo apagar ni los truenos acallar. Con el cuarto Luna Park bajo el brazo (de la mano del Mentira La Verdad Tour) y con las puertas del Templo del Rock reabiertas, ¿serán capaces tantas gargantas de llegar intactas al final de la noche?

Airbag
Airbag

Primero que nada, es menester comunicar con deleite y fervor, que la agenda del Estadio Obras se vuelve a ampliar. La misma ya no estará cargada solamente con parte del mejor basquet del país, sino que también con parte de la mejor música del mismo.

Estimadísimo Estadio Obras: en su momento, supiste albergar las alegrías y aspiraciones de tantos grupos; de tantas bandas que, hasta el día de hoy, consideran que tocar en tu casa es sinónimo de “haberlo logrado”. Ahora, es momento de que te desinhibas y te saques el polvo de los hombros porque el jueves tuviste show y fue otro día para la historia.

El grito es la clave y se convierte en la respuesta maestra casi por default ante cualquier panorama o prueba escenográfica. Se prenden y apagan las luces; gritos. Se prueban las pantallas; gritos. Aparecen los plomos; aplausos, silbidos y aún más gritos. Alguien osa pronunciar el nombre de alguno de los músicos y no adivinarías que ocurre… perfume y hormona, todo compactado y caliente.
En simultáneo – y desde cierta lejanía -, parecería que filas y filas de tranquilas hormigas se posan sobre las plateas laterales; recipientes a punto de rebalsar. Del mismo modo, la platea que se ubica al fondo se convertirá, potencialmente, en otro punto de desborde. La capacidad de público que puede albergar el Estadio Obras será proporcional a la capacidad de Airbag para demostrar por qué es una banda que merece ser vivida y sentida desde la sección campo.

El escenario promete sorprender a los inconformistas con una potencia cuasi bestial. Inactivo de momento, presenta una docena de amplificadores (cada uno con el respectivo logo de la banda en plateado), tres tiras de pantalla vertical y un kit de batería con doble bombo.

Luego del calentamiento ofrecido por Parientes, tenemos a los tres hermanos Sardelli dispuestos a emprender esta hazaña que se aleja del punto aparte entintado en la historia de este lugar allá por 2011.

Patricio (guitarra y voz principal), Guido (guitarra rítmica en formato de gira) y Gastón (bajo) sobrescriben el silencio, las estructuras, la historia del lugar y la propia a las 21:30 con “Apocalipsis confort”, “Gran encuentro”, “Bajos instintos”, “Por mil noches” y “Noches de insomnio”.
Antes del quinto tema, todo lo visible es una marea de mujeres en corpiño, que grita con los brazos extendidos mientras está sentada sobre los hombros de otros seres. Podría atribuírsele este detalle a la desfachatez, al calor, a la entrega como público o a las tres en conjunto, pero sin importar la causa, Airbag le había subido el gas a esta hornalla hormonal y ahora la ebullición no tenía marcha atrás.

Digan adiós a cualquier porción de las plateas que quedase sentada. El nivel ineludible de agite, la euforia; todo lo que solía marcar la antesala de este show se magnifica en su tan esperada demostración. El público recibe “Vivamos el momento” y todo/a aquel en cuya remera se precie “Vivamos el momento y nada más” agradece esa caricia desde el fondo del alma.

“Cicatrices” termina con este primer gran combo de los muchachos de Airbag. Emocionados y agradecidos, hacen espacio para que Pato se siente detrás de un gran piano de cola y su Gibson descanse sobre la tapa. De sus dedos, provoca un color tangueril, melancólico por momentos pero anclado permanentemente a un beat despierto, para que la gente responda con palmas de entusiasmo. “Tu locura”, “Culpables” y “Otoño del ‘82” son el motivo de todo esto. Patricio no descuida su guitarra y también solea sobre estos temas.
“Libertad” es la locomotora que sigue y para la que el trío de Torcuato se consiguió un gong. Guido, encuerado desde hace ya tiempo, dialoga con el público para prolongar su efectivo encantamiento, dónde pareciera que cualquier cosa que comunique será recibida con una ovación.

Las puertas a los costados se encuentran abiertas de par en par. La seguridad está primera y eso es un alivio, además de la fresca brisa que permite que el campo respire. Al lado del puesto de merchandising, se encuentra un punto de hidratación con agua de propiedad comunitaria, para cualquiera que busque hidratarse.

Continúa Alejandro Zon (el salvaje detrás de los platillos Meinl) con sus rítmicas para “Primavera” y “Colombiana”. Todo es un juego entre Patricio y Guido; una sana competencia entre hermanos compositores por el micrófono principal, en su afán por conseguir manejar este imposible foco de delirio femenino. Alto: femenino generacional (madres e hijas, grupos de amigas) y masculino en ascenso. Punto a favor para la banda; gracias por reducir la cuota de prejuicio en la escena musical local.

Airbag decide cerrar esta “segunda” porción de su recital y abre el principio del fin con su conocida versión instrumental de “Sultans of swing” de Dire Straits. A partir de este punto, la banda se toma el placer de homenajear a algunas de las figuras cuyo peso en la pisada ha marcado al Templo del Rock para siempre: sus versiones de “Que me pisen” de Sumo, “Piña va, piña viene” de 2 Minutos y “Me gusta ese tajo” de Spinetta/ Pescado Rabioso son salpicadas con “Cae el sol”, “Relámpagos”, “Tu banda” y “Huracán” de su propia autoría. Hasta parte de la banda soporte, Parientes, agrega sus voces para “El Rey” de José Alfredo Jiménez. “Yo sé bien que estoy afuera, pero el día que yo me muera, sé que tendrás que llorar (llorar y llorar…)”.
El Estadio Obras vibra y el sonido retumba y se dispersa. Entra el fresco pero no la lluvia, que atrapa por sorpresa a los equipos de fútbol que entrenan en las canchas alambradas del exterior.

Hace 12 años Airbag comienza el ruedo y “Solo aquí” es uno de sus primeros hits. Esta canción, junto con “Mi sensación” y “Un día diferente” son coronadas por la lluvia de papelitos que cierra este relato.

El jueves volvió Obras, con Luca Prodan por un ratito y luego de casi 30 años difunto. Patricio, sobre el final, dice: “era muy chico para venir a Obras, miraba los videos de Sumo por la compu”.

Airbag reafirmó la soberanía de este Estadio a nivel país con el Himno Nacional y una bandera que flameaba desde la última fila de la platea trasera. Obras volvió con otra entereza, avisale a todos.

Fotos de Vanessa Azuaga Ph.

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