La final escrita: una vez más, la Copa Libertadores se queda en Brasil

Final brasilera una vez más en la Copa Libertadores. No sólo tienen los mejores equipos, hay un abánico de razones que hacen que esta final sea lógica y, desde este lado, dolorosa por igual.

Cuando Gabigol puso el 2-1 con el que Flamengo derrotó a River en la final de la Copa Libertadores 2019, también marcó algo cristalino: el fútbol de Brasil iba a dominar América en los próximos años. Aquel partido jugado en la capital peruana, fue el último en el que Flamengo la pasó mal. Aquella Copa, en la instancia entre la fase de grupos y los 8vos de final, el Mengão se reforzó hasta los dientes y desfiló hasta la gran final.

En ese encuentro, el River de Gallardo, vigente campeón de la edición 2018, lo maniató con sus armas y llegó al 87′ ganándole 1-0. Parecía la quinta Copa América para la institución de Núñez, terminó siendo la segunda conquista americana para el elenco de Río de Janeiro, dirigido en ese entonces por el portugués Jorge Jesús, hoy DT del Benfica que goleó 3-0 al Barça en el estadio Da Luz por Champions League.

Aquellas semifinales marcaron el inicio del dominio de Flamengo y del fútbol brasilero. Por fixture, cruzaron a River y a Boca, y a Grêmio y Flamengo. El Mengão goleó 5-0 al elenco de Renato Gaúcho, su hoy DT. Si los cruces hubiesen sido distintos, quizás la final 2019 también podría haber sido sólo brasileña.

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Si bien la Selección Argentina le ganó la Copa América a Brasil en el Maracaná, lo cierto es que cuando la competencia se circunscribe al ámbito local, Brasil saca varios cuerpos de ventaja.

Por ejemplo, con la base del fútbol local, más algún refuerzo (Richarlison), el fútbol local brasilero ganó la medalla de Oro en Tokyo y fue la base de la Canarinha en la última triple fecha (doble gracias a ANVISA) dada la imposibilidad de 11 futbolistas convocados por Tité de ser de la partida. En la albiceleste, del fútbol local, sólo aparecen Franco Armani y Julián Álvarez. Ambos de River, el otro equipo que parece seguir compitiendo, aunque cada vez tiene menos armas.

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Hace 10 años, Flamengo y Palmeiras, los dos finalistas de la edición 2021 de la Copa Libertadores, estaban a la deriva. Palmeiras terminó 11vo la edición 2011 del Brasileirao y Flamengo 4to. Un año después, Palmeiras descendió a la B. ¿Cómo se reconstruyeron? Apelando a la infraestructura, al trabajo de inferiores y al apoyo financiero gigante de las empreas de Brasil que los patrocinan, como por ejemplo Mercado Libre. El Unicornio argentino puso u$s 5,5 millones de dólares por apenas 20 meses de contrato para figurar en la espalda del elenco rubronegro, como busca de penetrar en el mercado de Brasil con “Mercado Livre”, la versión brasilera de la empresa de Marcos Galperín.

Y eso sólo por la espalda. Por el acuerdo con RBR, el banco de Brasilia con el que Flamengo anunció una unión de 3 años en julio de este año, el elenco de Río de Janeiro cobra u$s 6.494.412,01 por temporada. Eso sin contar el plus por las otras aristas del acuerdo bancario. Es más del doble o hasta el triple del dinero que perciben River y Boca por sus sponsors. Por caso, el Millo recibirá u$s 3,5 millones de Codere, a parir de julio de 2022. Una diferencia muy marcada.

Si vamos a Palmeiras, la diferencia es aún mayor. El elenco verde firmó, a principios de 2019, el acuerdo más alto del continente con Crefisa. Se trata de una suma sideral por ser el main sponsor del vigente Campeón de América que va por el bi.

Tal es así que el acuerdo es sólo superado por el que tiene Real Madrid con Fly Emirates, el Bayern Múnich con T-Mobile, el PSG y el Big Six de la Premier League e, incluso, es muy superior a la media de Brasil. ¿De cuánto es?  

El contrato indica un fijo de 18,85 M€ por temporada, además de 3,49 M€ en forma de bonus en función de los resultados deportivos, a eso hay que sumarle 1,58 M€ por marketing. ¿Total? Cerca de 24M €. Es decir, casi 8 veces más de lo que percibirá River cuando renueve su contrato, por poner de ejemplo al último equipo campeón de América y que alcanzó una final. La diferencia es sideral.

La TV ataca (y paga muy bien)

Según informó UOL, los derechos de TV del fútbol de Brasil representan el 40% de los ingresos de los clubes de ese país. Rock ‘N Ball pudo constatar que, la suma que abona O’ Globo por los derechos de TV, teniendo en cuenta el acuerdo con la TV Abierta, Pay Per View y las variables, trepa hasta los u$s 182 millones por año (algo así como 1 billón de reales).

En la Argentina, el porcentaje fluctúa, mientras que para Colón la suma es cercana al 50% de sus ingresos, para River sólo es el 5%. ¿Cuánto paga la TV en Argentina? Este año, AFA y la LPF anunciaron la renovación del contrato con Disney por una suma cercana a los u$s 45 millones por año. Por el acuerdo con Turner, que podría renovarse pronto, ingresa una suma similar. Sí, sumaste bien: siendo buenos, la mitad de lo que cobran los clubes de Brasil. Queda claro porque esa es la madre de todas las batallas para los dirigentes del f´útbol argentino.

Esa diferencia, sólo expresada en concepto de sponsors y TV, hace que, por ejemplo, Flamengo haya trazado para este año un presupuesto en el orden de los 950 millones de Reales, o traducido, unos u$s 180 millones. Una auténtica fortuna que lo ubica, no sólo en el tope del Continente, sino también dentro de los presupuestos más elevados…¡de Europa! Con esos números, el Mengão podría ser un top 20 del Viejo Continente.

Y no es Flamengo sólo. Mientras jugaba con River los 4tos de final de la Copa, Atlético Mineiro se aseguró a Diego Costa, en un equipo en el que ya tenía a Hulk, Eduardo Vargas y los muy buenos jugadores brasileros de Selección, los arqueros Everson y el lateral Guilherme Arana. Además, el elenco de Belo Horizonte le sacó a Racing a Matías Zaracho y le pudo sacar a River a Ignacio Fernández, su mayor usina de fútbol, por una irrisoria suma de u$s 7 millones. Claro, River no pudo decir que no. El Grêmio trajo a Douglas Costa para la Copa Sudamericana (en la que quedó eliminado por Liga de Quito).

Eso sin contar que mientras Boca sólo podría traer a Briasco y Orsini, mientras no podía sacarle a Palmeiras a Miguel Borja, los “europeos” seguían nutriendo a los equipos de Brasil: Andreas Pereira del Manchester United y Kennedy del Chelsea se sumaron al Mengão, además del defensor David Luiz, que llegó del Arsenal.

Los tres de la Premier League, la liga m´´ás cara del mundo. Ese es el nivel de Brasil, al menos de sus clubes top: negociar, de tu a tu, con los gigantes de Europa. Mientras acá, River deja ir a Montiel a Sevilla, Vélez casi pierde a Thiago Almada a manos de la MLS y Boca da pelea con un equipo armado por pibes y celebra la regularidad de Marcos Rojo como un gol.

En este contexto, los clubes argentinos pueden intentar competir, pero las diferencias terminan siendo más parecidas al 0-3 de River ante el Mineiro en Belo Horizonte o el 0-3 que sufrió el Boca de Miguel Ángel Russo a manos del Santos de Cuca. Este año, sólo el muy buen Barcelona de Ecuador evitó que el cuadro de semis de la Copa Libertadores sea todo de Brasil.

Con Boca y River menguando fuerzas y perdiendo piezas en el mercado europeo, cada vez está más cerca esa chance. Por supuesto, también hay excepciones: River en la semi de la 2020, pudo haber dejado afuera a Palmeiras y Boca estuvo a un VAR de distancia de cargarse al Atlético Mineiro en esta Copa. Pero son eso, excepciones. A Brasil le sobran jugadores, dinero y poderío. La competencia ya no es igual. Hay que asumirlo.

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Hay un dato que para muchos pasó desapercibidos, pero que debería encender todas las alarmas. Brasil está a un paso de aprobar dos leyes que, básicamente, permitirán que sus clubes sean SAD (Sociedades Anónimas Deportivas) y que cada club pueda negociar sus derechos de TV de manera individual, algo que acá persiguen Boca y River hace años, pero sin éxito. En Brasil, está a un paso de ser realidad.

El modelo de SAD, el mismo que Mauricio Macri y Daniel Angelici intentaron meter en el fútbol argentino sin éxito y que tuvo la voz del presidente de Talleres, líder actual de la Liga de Fútbol Profesional, a favor en los últimos días, promete seguir ampliando la brecha entre Brasil y el resto de Sudamérica.

Según informó el colega Adriano Savalli, en Doble Amarilla, la ley que habilita las SAD en Brasil tiene algunos ribetes a tener en cuenta. La ley, aprobada por Jair Bolsonaro el pasado 9 de agosto, establece se apoya en dos ejes, según indica el muy buen artículo del colega Savalli: Apertura a la inversión y endeudamiento.

O sea, los clubes son libres de transformarse en empresas o convertir sus departamentos de fútbol en modelos de negocio y, no conformes con eso, pueden renegociar su deuda, convertirla en bonos para inversones. Además, las grandes deudas, que por ejemplo tienen clubes como Cruzeiro, podrán ser pagadas cómodamente.

La ley establece que la deuda se pagará en un 20% con los ingresos brutos y, en un 50% con las ganancias. ¿Qué pasa si el club no gana en ese período? Nada, sólo pagará el 20% de lo que debe. De esta manera, si un club equis debe 100 millones, podrá pagarlo en 5 años sin alterar demasiado su economía y podrá seguir comprando y vendiendo jugadores y compitiendo. Es decir, el club-empresa podrá seguir operando al 80% de su capacidad financiera. Un montón y otra facilidad más.

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Por segundo año consecutivo, la Copa Libertadores la dirimirán dos equipos de Brasil. En la 2020, Palmeiras y Santos armaron una final de América soporífera, que iba derecho a los penales, pero que el verdão ganó sobre la campana.

Ahora, en 2021, Flamengo y Palmeiras animarán la definición 2021 en el estadio Centenario de Uruguay. Ojalá sea un mejor partido de fútbol, es lo único que nos queda desear como espectadores de una final que parece, ya no nos espera, ni nos incluye.