Gonzalo Gerardo Higuaín y Éderzito António Mazedo Lopes comparten varios detalles: ambos nacieron en diciembre de 1987 (apenas lo separan 12 días), fuera del país al que representan (uno en Francia y el otro en Guinea-Bissau), y son delanteros. Pero lo que sucedió con ellos en esta última temporada es algo digno de analizarse.
A mediados de 2015, Higuaín iba a arrancar su tercera temporada en el Napoli, donde buscaba mejorar su registro de 18 goles de la anterior temporada (cuatro menos que Luca Toni y Mauro Icardi, los Capi Canioneri de aquella Serie A; aunque contando copas fueron 29), y reponerse de la frustración que significó perder la final de la Copa América de Chile, la segunda consecutiva. Éder, por su parte, dejó atrás el Sporting Braga, en el que anotó 10 goles durante la anterior Primeira Liga (11 menos que el goleador Jackson Martínez; más allá de que el global fueron 13 por sus tres tantos en la Taca de Portugal), para recalar en el Swansea City de la Premier League por 5 millones de libras.
El “Pipita” arrancó con el pie derecho el último semestre de 2015: en 22 fechas ligueras, acumuló 22 tantos, teniendo durante ese lapso 7 dobletes. El portugués, por su parte, no tuvo una feliz experiencia en Gales: estuvo en apenas 13 encuentros, y solo en dos de ellos estuvo desde el arranque. ¿Goles? Ninguno. Motivo suficiente como para ponerlo en la lista no solo la de los prescindibles de los Swans, sino también en la de los peores refuerzos de la temporada de la liga inglesa.
El siguiente destino fue Francia. Lille para ser más exactos. Su sexto club tras los pasos por el Oliveira Hospital y el Tourizense del ascenso portugués, donde dio sus primeros pasos, para recalar en 2008 en Primera al llegar al Académica Coimbra, escala previa a Braga y su fallido semestre en el Reino Unido. Allí recibió la titularidad casi de inmediato, y los goles no tardaron en aparecer: fueron 6 las anotaciones que tuvo. Aun siendo números un tanto magros, fue una gran mejoría.
Mientras tanto, el argentino seguía con su racha anotadora vistiendo siempre la celeste de los del sur italiano, anotando 16 veces en 15 partidos, con cuatro doppiete y un hat-trick, llegando así a los 36 goles, cifra récord para el Calcio, ya que superó los 35 que tenía el sueco Gunnar Nordahl, del Milan, en la temporada 1949-50.
Higuaín fue una fija para la lista de Gerardo Martino para la Copa América Centenario. Con Éder, por su parte, había ciertas dudas, pero estuvo en la nómina de Fernando Santos de la Eurocopa. Higuaín jugó los cinco encuentros de la competencia previos a la final, estando en todos desde el minuto 0, y anotó cuatro goles en los dos cruces de eliminación directa. Éder, por su parte, apenas acumuló trece minutos repartidos en 2 cotejos. Sin embargo, la última risa le quedó al protagonista menos esperado.
Porque el nacido en la localidad francesa de Brest no pudo acertarle al arco por tercera final consecutiva cuando el único rival que le quedaba era el arquero, quedando la albiceleste nuevamente con las manos vacías. Porque el oriundo de Bissau, del cual todos se reían en la previa (inolvidable el “si la mete me vuelvo loco” de Juan Pablo Varsky en la transmisión previo a un córner minutos atrás), tras controlar con una cierta torpeza tiró un derechazo desde fuera del área que se coló entre la mano diestra de Hugo Lloris y el primer palo. Porque uno, indirectamente, terminó provocando la renuncia a la albiceleste de Lionel Messi. Porque otro le dio a Cristiano Ronaldo quizá el título más importante de su carrera.
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