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Clericus Cup: fútbol en el patio del Vaticano

El Vaticano tiene su propio Mundial de la Iglesia que se realiza de manera anual y cuenta con la aprobación del Papa Francisco.

Pocos días antes de que el Papa Francisco cumpliera 4 años de pontificado, en el Vaticano comenzó la edición número 11 de la Clericus Cup.  Este certamen futbolístico exclusivo para religiosos es el torneo Mundial de la Iglesia promovido por el Centro Sportivo Italiano, con patrocinio de la Oficina Nacional de Ocio, Turismo y Deporte  y del Consejo Pontificio de la Cultura del Vaticano.

Las canchas del Centro de Deportes Pio XI, a pocos pasos de la Santa Sede, son el escenario donde casi 400 sacerdotes y seminaristas de 66 países distintos buscan el título. Los 18 equipos participantes están divididos en dos grupos de cinco (A y B) y dos grupos de cuatro (C y D).

México, con 29 representantes, y Brasil, con 26, son los países con más presencia en el torneo. “Estoy inscripto en el torneo pero aún no he podido participar. Tengo un amigo cura que vive en el Collegio Spagnolo que me invitó a jugar una vez con ellos y de ahí me convocaron para jugar la Clericus Cup”, dice desde el Vaticano el sacerdote Alfredo Acevedo, uno de los 13 “jugadores” argentinos en el torneo. Su equipo, el Collegio Spagnolo integra el Grupo A y no tuvo un buen arranque. En sus dos primeras participaciones perdió 3-0 ante el North American Martyrs y 8-0 contra la Pontificia Unversitá Gregoriana, que tiene en su plantel a otros dos argentinos: Lucas García y Damián Battauz.

Entre otras cosas, llama la atención la presencia de otro argentino, Jorge Jesús López, en el Collegio Pio Brasiliano, equipo plagado justamente de seminaristas de Brasil. El fútbol brasileño, y la tragedia del Chapecoense de fines de 2016, también dicen presente en la Clericus Cup gracias al homenaje del Chape Cusmano Belga que utiliza una indumentaria similar a la del club de Brasil.

En 2010, el periodista Albert Christian Sellner propuso en las páginas del diario austriaco Der Standard que Don Bosco sea nombrado patrón del fútbol. “Don Bosco y sus salesianos dieron al juego y al deporte un espacio importante como lugares de educación y de promoción humana, subrayando más el valor agregacional que el competitivo”, destacó Sellner en aquella ocasión. En esta edición, siguiendo el pensamiento de Don Bosco, la Clericus Cup busca aplicar los valores de la compasión, el respeto, la iluminación, el equilibrio y la alegría al deporte y al juego en equipo. Más allá de los resultados deportivos, la intención es mostrar al fútbol en particular en este caso, como un espacio de ayuda al prójimo, de inclusión, de espacio de transformación y diversión.

En relación a las competencias futbolísticas oficiales hay algunas diferencias. El tiempo para cada tiempo, por ejemplo, es de 30 minutos. Y no existen los cartones amarillos y rojos.  Los árbitros solo pueden sacar la tarjeta azul, que ante cualquier indisciplina coloca el cura o seminarista a pensar en lo que hizo durante ocho minutos.

El fútbol es diversión, pero al mismo tiempo ayuda a transmitir valores de trabajo en equipo, de resolución de conflictos de forma pacífica, de perdón y reconciliación, de superación y sacrificio”, comentó hace unos años a Revista Panenka el misionero español Chema Caballero, quien trabaja con los niños soldados de Sierra Leona.

El Papa Francisco, reconocido hincha de San Lorenzo y del fútbol en general, fue quien dijo la frase que en la edición 2017 será el lema: “Mettiamoci in gioco nella vita come nello sport”. Algo así como vamos a jugar en la vida como en el deporte. “Cada uno por sí mismo, aunque sea muy buen jugador, no hace nada sino juega a la pelota en equipo. Si lo relacionamos con la religión, si uno no vive en fraternidad y comunión cada uno por libre no hace nada”, declaró el español Daniel Juan del Colegio Spagnolo el día de la presentación de la Clericus Cup a la agencia Rome Reports.

Hasta el 27 de mayo no se sabrá si Mater Ecclesiae retiene el título o si habrá un nuevo campeón. Seguramente el Papa Francisco siga muy de cerca el torneo de fútbol del Vaticano, porque como ha dicho muchas veces es su deporte favorito.

Por Pancho Jáuregui.