Sí, en España están paralizados. En 17 días tendrán cuatro Real Madrid-Barcelona, que definirán el torneo, quien juega la final de la Champions League y quien se lleva la Copa del Rey. Salvando las distancias, en Argentina ocurrió algo muy similar. River y Boca se midieron tres veces en diez días. Fue en el 2000, Una por el torneo doméstico y la otra por la semifinal de los cuartos de final de la Libertadores 200o.
Los Millonarios con un futbol de altísimo vuelo habían dejado atrás a Cerro Porteño, mientras que los Xeneizes se habían cargado a El Nacional de Ecuador. Así, el equipo de Américo Rubén Gallego, el de los 4 fantásticos, se medía con el Boca de Bianchi, que venía de un reciente bicampeonato en la Argentina.
Por esos caprichos del fixture primero se enfrentaron en La Bombonera. El match fue 1-1 por el torneo local. Boca empezó ganando con gol de Guillermo Barros Schelotto a los 39′ del primer tiempo y River llegó al empate por intermedio de un joven Nelsón Cuevas, sobre el cierre del match. Así, los de Gallego quedaron mejor parados.
El gol de Guillermo
y el empate de Pipino…
Después, llegaron los cruces por la Copa Libertadores. Primera vez en la historia que River-Boca chocaban en una instancia tan definitiva de Copa Libertadores. El primer match fue el 17 de Mayo del 2000, en Núñez.
Ese día, River salió a la cancha con: Bonano; Lombardi, Trota, Yepes, Placente; Hernán Díaz, Ledesma, Gancedo; Aimar, Saviola, Angel. Boca, por su parte, formó con: Córdoba; Ibarra, Bermúdez, Samuel, Arruabarrena; Basualdo, Traverso, Gustavo; Riquelme; Delgado, Moreno. Dirigió Claudio Martín.
River empezó mejor, a los 14′, tras una mala salida de Córdoba, Juan Pablo Ángel la empujó al gol. Así, River se ponía 1-0 y el Monumental deliraba, sin embargo el estadio no estaba lleno. Había claros del lado Millonario y del lado Xeneize. A los 30′, Juan Román Riquelme ajustició a Bonano con un golazo de tiro libre y puso el 1-1 que a River no le cerraba por ningún lado.
En la segunda mitad, River clavó el segundo por intermedio de un golazo de Javier Pedro Saviola, que la guapeó, se la llevó y definió certeramente ante la salida de Oscar Córdoba. Boca no supo como empatar el juego y River no pudo aumentar. Con el empate sobre el final en La Boca y por el campeonato, más está victoria, parecía que River sonreía, pero…Una semana después todo cambiaría.
Al final del match, Gallego aseguraba: “No vamos a ir especular, no vamos a ir especular”…¿Seguro Tolo? El planteo de una semana después no decía lo mismo…
Antes de jugar la revancha en La Bombonera, River viajó a Rosario. Gallego se la jugó y puso los titulares en Rosario. River ganó 4-2 dio un gran paso en el campeonato, pero seguía esforzando una máquina que estaba al límite. Con Hernán Díaz y Gancedo lesionados en el primer choque, el Millo llegaba a la Bombonera con las mil y una bajas…
En la semana, además, se rumoreaba que Carlos Bianchi pondría en el banco a Martín Palermo para tenerlo como alternativa. Gallego, que sabía que Martín venía de una larga inactividad, se burló de la situación: “Si ellos ponen a Palermo yo pongo al Enzo”. En ese momento el Tolo desconocía que acaba de acuñar una frase histórica para la posteridad del fútbol argentino.
Llegó la revancha, con el 0-0 pasaba River, ganando Boca 1-0 iban a penales, imponiéndose el Xeneize por dos o más goles la fiesta era azul y oro. En el primer tiempo, un River timorato no le hizo ni cosquillas a un Boca que se desesperó y fue, pero sin claridad.
Ángel Sánchez dirigió un clásico caliente, bajo la lluvia y con una Bombonera a reventar. Un centro pasado de Riquelme -Bonano se pasó- encontró a Marcelo Delgado y el Chelo puso el 1-0. Palermo ya calentaba y a Gallego se le prendían fuego los papeles. Eso que Ángel se había perdido dos veces el gol y Víctor Zapata, después se morfó el empate.
Martín Palermo ingresó con el partido 1-0 para Boca y después de seis meses y 14 días. Al toque, Trota le cometió un estúpido penal a Battaglia cuando iban ’39 del segundo tiempo y el propio Román lo cambió por gol. Así, con el 2-0 Boca ya pasaba. Pero faltaba la cereza.
Con un gol más, River forzaba los penales. Sin embargo sólo quedó tiempo para un caño de-li-cio-so de Riquelme sobre Yepes, de espalda y de taco y para que Battaglia le cediera la pelota a Palermo que a la altura del punto del penal giró sobre la pelota, dio mil volteretas y eligió el hueco: 3-0 y delirio en La Bombonera. Mire que Boca ganó cosas esos años, pero pocas noches fueron tan enloquecidas en La Bombonera como esta, que pasó a la posteridad como la “noche del muletazo”. La noche terminó con Palermo llorando en andas y con un Gallego estigmatizado para siempre por el hincha de River…
¿Dejará algo tan memorable está seguidilla de Real-Barça en España? En poco más de dos semanas lo sabremos.
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