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Víctimas del vaciamiento: buscando razón

Tal vez en su mejor momento en cuanto a popularidad y ajuste musical, Hermética dio a luz a Víctimas del vaciamiento, su tercer trabajo discográfico. Corría el año 1994 y la H no lanzaba un disco de estudio hacía casi 3 años: como un modo de redimirse para siempre, la quizá más recordada banda de heavy nacional dejó un regalo fenomenal antes de su separación. Desde Rock and Ball le damos su merecido homenaje a casi 20 años de su salida al mundo.

 

Tal vez en su mejor momento en cuanto a popularidad y ajuste musical, Hermética dio a luz a Víctimas del vaciamiento, su tercer trabajo discográfico. Corría el año 1994 y la H no lanzaba un disco de estudio hacía casi 3 años: como un modo de redimirse para siempre, la quizá más recordada banda de heavy nacional dejó un regalo fenomenal antes de su separación. Desde Rock and Ball le damos su merecido homenaje a casi 20 años de su salida al mundo.

 

Contexto

Si hablamos de contexto, la Argentina de 1994 es (y siempre hay que decir lo mismo) de las más vertiginosas. Sin embargo, a diferencia de los años 70′, los 90′ son una cloaca de problemas silenciosos que descubriríamos tristemente ya en el siglo XXI. En un país extasiado por la pizza con champagne, por el dólar en uno a uno y por la magia de las importaciones, había pocas voces ásperas, pocos ojos despiertos. Por ejemplo, es en los 90′ que Página 12 se ganó su buena fama, con Jorge Lanata a la cabeza.

Así, mientras un señor de patillas que aspiraba a vivir más que Ramsés II vaciaba el país, modificaba la Constitución Nacional a troche y moche y pretendía perpetuarse en el poder, había voces que lo señalaban. “Mirá, loco, está pasando por tus propios ojos y vos no lo ves”. Algo así era la llamada de atención que Ricardo Iorio quiso dar en Víctimas del vaciamiento junto al Tano Romano en guitarras, Claudio O’Connor en voz y coros Claudio Strunz en la bata. Un disco de denuncia, como todos los de V8 y los dos anteriores de la H, pero mucho más directo.hermetica1

El mismo Ricardo dijo en alguna entrevista el por qué de esta frontalidad. Según el entrevistador, las letras anteriores habían sido más “entretejidas”, más ocultas. Iorio respondió que “se va complicando cada vez más, porque te alcanza el miedo a repetirte. A nadie le gusta que le digan ‘ah, sí, esto ya lo dijo en otro lado’“. Entonces, la lírica se hace más visible y hasta más cotidiana: el piberío de la esquina, las malas atenciones hospitalarias y el maltrato policial cruzan el largo de todo el disco. Una vez leí en un comentario de Youtube que Iorio sólo sirve para quejarse. En caso de que eso sea cierto (para mí no lo es), si sólo sabe quejarse, lo hace bastante bien. Quizá como nadie.

Volviendo a la temática de los viejos discos, tampoco deja de atacar lo oculto de toda esa problemática y las suciedades más profundas de la sociedad en la que se encuentra: la corrupción, la falta de memoria popular y la despreocupación ambiental. Todas las letras son de él: cuándo no. Buscando razón, vamos a analizar un poco Víctimas de vaciamiento, el tercer disco de estudio de la legendaria Hermética.

 

La tapa

Hermetica-victimas

 

Desde el mismísimo primer plano, lo que resalta en la tapa de Víctimas del vaciamiento es la cabeza de una persona, cuyo cerebro está siendo percudido (o vaciado, ya que hacemos referencia al nombre del disco) por dos manos que agarran lo que parece ser una estaca gigante (?). Alrededor de esta cabeza parece haber espuma, símbolo por excelencia para representar el lavado de cerebros, y una inscripción que reza “FEDERAL”. ¿Se le hace creer a la gente que Argentina es un país federal, mientras que no lo es? ¿O se quiere expresar que existe un federalismo maltratado por la política y el lavado de cerebros? Para pensarla. Si alguien la sabe, golpee y pase.

Rodeando esta cabeza encontramos una calle, quizá alguna de esas que el grupo recorría por el Gran Buenos Aires. En ella las cosas se dan de un modo bastante literal: hay un hospital cuyo cartel, borroneado, sólo expresa “AL PÚBLICO” y muestra  su lado una enfermera haciendo el típico gesto de silencio. Afuera del hospital hay gente desamparada: la consecuencia del mal funcionamiento del sistema público de salud.

En la otra vereda, los pibes toman una cerveza sentados en el edificio de la Lista 1, símbolo de los discursos pre-electorales con los que los políticos tejen su fraude, como dice Olvídalo y volverá por más. En ese mismo edificio vemos la foto de un muerto: el candidato político. Al fondo de la imagen vemos tres cosas bastante representativas de la época: un banco extranjero, el típico colimba con una escoba en la mano y una fábrica echándole humos al medio ambiente.

Más allá de leer estas líneas, es preferente observar de cerca la tapa del disco y sacar conclusiones propias. Hay material de sobra y, a la hora de escuchar Hermética y todas las bandas de Ricardo, las tapas hablan por sí solas.

 

Tema por tema

1. Soy de la esquina. Himno adolescente, seguramente compuesto por un Ricardo Iorio más juvenil que el de Víctimas, pero que en 1994 conserva su lucidez. Cervezas en la esquina, flores que se queman, amigos en reunión y risas, no hay mucho más que decir de este tema rápido y que trae recuerdos: “esos momentos que viví no he de olvidar”. Eso sí, guarda un reclamo contra el mismo vecino amargado de siempre, que molesta a los chicos que no hacen nada más que sentarse en la esquina: “Quien olvidó las horas de su juventud, murmurando se queja ante esta actitud“.

2. Otro día para ser. A simple vista, una crítica ante la despreocupación ambiental propia de la sociedad que en los 90′ era característicamente fanática de la globalización y sus maravillas. Esconde, también, críticas más profundas: el amor por el progreso y el poder político que ampara la destrucción del medio ambiente. Tras una introducción con Ricardo en la voz, O’Connor se apodera del micrófono. La frase del tema es, sin duda, la siguiente: “Nadie apuesta a detener el motor que contamina el aire que a diario respiras y que respiraste ayer, y que mañana tal vez, no lo sé”. El solo de Romano es fenomenal.

3. Traición. Como lo serán Buitres Triunfo en Almafuerte, Traición es fiel reflejo del repudio de Ricardo Iorio hacia lo cobarde y el fallo a la amistad. “Cosas malas tiene la vida, pero ninguna peor que la traición. Unos callan, otros olvidan, y yo lo canto recordándotelo”, ruge O’Connor en el estribillo.  La amistad, que era la protagonista de la historia en el primer track, encuentra en Traición su mismísima enemistad, todo en el mismo disco.

4. Olvídalo y volverá por más. Sin duda alguna, entre las tres mejores obras de este disco. Pareciera, de principio a fin, una biografía de Carlos Saúl Menem que genera rabia con la voz irritada de Ricardo, el riff y hasta con cada palabra. El protagonista de la historia, mientras tanto, compra votos con carnes asadas, discursos pre-electorales y politiqueando. “En un avión se llevó el dineral, a donde nadie sabe (por supuesto). Con prometer a muchos fascinará y podrá postularse otra vez”. En efecto, en 1993 Carlos Menem había firmado el Pacto de Olivos, fundamental para modificar la Constitución Nacional y lograr así continuar en el poder. Más claro, échele agua.Miembros_de_Hermetica

5. Hospitalarias realidades. Quien deba visitar de vez en cuando los (o algunos) hospitales públicos de nuestro país, entenderá el por qué de esta letra (¡y eso que pasaron 20 años!). En busca de una medicina por la vida y no por el lucro, esta canción realiza una crítica muy cotidiana (o viva, digamos) a lo que se vive al asistir a un hospital. “Experimentan sus drogas buscando error, total el pobre no es noticia vivo, enfermo o muerto”, es quizá el disparo más frontal y grave. Tema lento y despierto.

6. Buscando razón. Desde el principio, el riff pegadizo invita a mover los pelos en esta crítica a la moda. Redactada en segunda persona, pareciera más una acusación directa a una sola persona, pero podemos usarla para insultar a aquél rockero de pose sexy y vicios comerciales que nos caiga mal. Según algunos, el candidato principal es Giardino: “Fuiste azota del jazzrockreggaepopnewwavemodernoHoy cantás tus amoríos con fanfarrias de rockero”. “Sos veleta de la moda, y no me asombra que mañana amanezcas metalero”, acusa O’Connor, dándole paso al solo.

7. Cuando duerme la ciudad. También, como Iorio cantaría en Presa fácil Lucero del alba en Almafuerte, Cuando duerme la ciudad habla de lo que aún hoy sigue pasando: cualquier pibe o piba que vaga (o no tanto) por la ciudad y que, por hacerlo, es fustigado por la policía. Con una base terrible, el tema describe un sufrir que Ricardo siempre nombra en las entrevistas: el pibe rockero que, tomado como símbolo de lo malo (y hasta de lo delictivo), es detenido sin razones. “Reformatorios policiales son el sitio donde condenan al menor no reclamado. La sociedad lo adopta como hijo de puta, por eso escapa de la yuta cuando duerme la ciudad”. Fulminante.

8. Ayer deseo, hoy realidad. El sueño del pibe, cuenta O’Connor en el tema más rápido del disco, se cumplió junto al metal pesado. Pero no fue gratis, el esfuerzo y el aguante fueron imprescindibles. “Hoy, sin pensar en ganar o perder, disfrutando cada instante de mi soñar, hecho real, al cual de pibe aposté“. El disco solista que grabó Ricardo Iorio en 2008, que incluye solamente covers de temas legendarios de nuestro rock, es la prueba más fehaciente de este significado: se llama “Ayer deseo, hoy realidad”.

tumblr_mhp9lss5yI1rz9ssoo1_5009. Del colimba. Sin dudas, una canción con la que cualquier tipo de 45 para arriba se sentiría identificado. Iorio, como ya se sabe, fue uno de los cuantos pibes de nuestro país que tuvo que correr, limpiar y barrer, o sea, hacer la colimba, “sirviendo a quienes eligieron aquí estar”. Siguiendo la misma frase, la queja dice: “mis metaleros sueños deben demorarse. Estoy forzado a la militar instrucción, y cantando trato de aguantar en un cuartel, en un cuartel…”. Cantada por él mismo, es de las más lentas del disco.

10. Moraleja. Una canción que, según los mismos intérpretes, era cantada en los fogones y en las previas de las giras “cuando estábamos mamados“. Con un ritmo divertido y cien por ciento folclórico, reza: “Pampas del ranquel, sierras del comechingón, sepan que quien canta lleva en la sangre la historia final del malón. Y conoce la moraleja, el que no coge se deja, el que no coge se deja, la puta que lo parió”. Frase que, para algunos de nosotros, ya se hizo piel.

11. Tano solo. Una clase estremecedora del Tano Romano, que a lo largo de 6 minutos juega con “unos efectos que había comprado, me copé y, como acá en Hermética no se censura nada…”. Así de simple lo explica. El tipo estaba jugando. Totalmente recomendable para viajar un rato por algún lugar inframundano y tenebroso.