Es un personaje extraño que sabe caer siempre bien parado, no sólo con sus colegas sino también con el público en general. Carlos Salvador Bilardo despertó amores y odios a lo largo de su carrera, no sólo por sus logros deportivos sino también por lo que hizo afuera de la cancha. Mezcló campeonatos mundiales con programas de televisión, ratificaciones con traiciones. De igual forma esquivó todos los escándalos que tuvo enfrente y siempre quedó bien parado. Ahora, luego de la Copa América, ¿seguirá que sigue siendo intocable para Julio Grondona?
Bilardo llegó al cargo de Director General de Selecciones Nacionales al mismo tiempo que Diego Maradona tomó el mando de la celeste y blanca. Por fin, después de tanto insistir, se cumplieron los deseos del doctor y un jugador de la generación del 86 se convirtió en el técnico de Argentina. Sin embargo, cuando el Narigón hablaba de sus campeones del mundo, nunca hizo referencia a Diego, sino que sus principales candidatos siempre fueron Jorge Burruchaga, José Luis Brown y Oscar Ruggeri. ¿Batista? Nunca había sido pronunciado por Bilardo como futuro DT antes del 2009.
En la presentación de Diego como DT, se dijo que Carlos Bilardo no se iba a involucrar en las decisiones del cuerpo técnico. Sin embargo, la idea principal de Julio Grondona era todo lo contrario; el puesto de director era justamente para que estuviera cerca de Maradona y pudiera influir en el armado del equipo. El resultado de este engendro fue, como en todas las decisiones de AFA, que nadie tuviera las cosas claras y que se llegara a la improvisación constante. Tal es así que en medio de la recta final de las Eliminatorias del Mundial 2010 hubo discusiones entre el cuerpo técnico y el mismo Narigón, pero todos los problemas quedaron debajo de la alfombra después de la agónica clasificación en Uruguay que incluyó un abrazo en el medio de la cancha que quedó registrado para las cámaras de televisión.
En el Mundial de Sudáfrica, Bilardo quedó completamente relegado de todas las decisiones, los jugadores no lo escuchaban y, por más que él quería meterse, el cuerpo técnico no le permitió voto alguno. A todo esto, el doctor no movió ni un dedo para que Oscar Ruggeri se acerque al grupo de trabajo. Luego llegó lo que ya se sabe, la eliminación Argentina con goleada incluida ante Alemania y la ida de Maradona del banco de los suplentes por haberle sacado los ayudantes. “Bilardo me traicionó” fue la frase que utilizó el Diez en una recordada conferencia de prensa, la traición de la que habló el ex DT fue el poco apoyo que le brindo el director de selecciones nacionales a los pedidos de Diego. Recordemos que en el año 1986 meses antes del mundial de México, desde el propio gobierno se preguntó por la continuidad de Carlos Salvador al mando de la selección, pero el propio Maradona dijo: “Si se va él me voy yo”. 24 años más tarde las cosas cambiaron.
El nuevo entrenador sería Batista, había sonado Sabella, ambos son fieles aliados del doc. El primero por formar parte del plantel campeón en México y el segundo por ser de la cuna de su querido Estudiantes de la Plata. Ahora bien, quedó el Checho, Bilardo se acercó y, por momentos, fue un asesor en los partidos amistosos, habló en las victorias ante Brasil y España y se ocultó tras las derrotas ante Nigeria y Polonia. Días antes del inicio de la Copa América se habló de un proyecto más allá del resultado. Y todo quedó en la nada, la derrota por penales ante Uruguay sacó a Batista y manchó otra vez a Bilardo que, como siempre, se desprendió del tema y dijo que “se enteró de la rescisión del contrato por medio de un intermediario”. Un mamarracho. Otra gran frase que salió de su boca fue: “Yo no me voy, yo hago lo que diga Grondona porque para mi es palabra santa”. Con esta frase y la posible asunción de Sabella en la celeste y blanca parece haberse salvado otra vez. A no ser que Julio le quite el apoyo. Así está la selección, es una historia de traiciones.
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