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St. Pauli FC: Un club rockero, antifascista y pulenta

Rock 'N Ball te invita a conocer un caso curioso en el futbol mundial, el del Saint Pauli FC. Un club que ha hecho de su postura política y su gusto por el rock, un culto que cada vez más hinchas alrededor de todo el mundo predican. Deporte, divergencia política y metal

Por lo general se asocia al fútbol con la ignorancia, la estupidez,  lo primitivo, una especie de vacío de ideologías que caracteriza a todos sus protagonistas, desde los jugadores hasta los fanáticos, pasando por periodistas y dirigentes. A menudo la chatura es tal, que el vox populi parece certero.

Sin embargo, Rock ‘N Ball te invita a conocer al Saint Pauli FC, un equipo polideportivo alemán, de la zona de Hamburgo que desde su dirigencia y su hinchada, derrumba todo tipo de estereotipos al respecto.

Deportivamente, el club nunca pasaría a la historia. Ha vacilado por todas las categorías del fútbol alemán desde su fundación oficial en 1910 y nunca ha salido campeón de la Bundesliga. Supo tener momentos de gloria durante los años ’50 de posguerra, en los que salió 5 veces consecutivas subcampeón, pero nada más.

Entonces, ¿qué es lo que hace tan atractivo a este ignoto equipo alemán? Así como las películas de culto son aquellas que no se adhieren a ningún genero y consiguen gran cantidad de fanáticos, con el Saint Pauli sucede algo parecido.

A partir de 1980, el club prohibió las prácticas y símbolos nazis en toda su extensión, y para que no se dejara ningúna chispa encendida, también clausuró las actividades nacionalistas. Esto se dio por la gran cantidad de marxistas, anarquistas, socialistas y zurdos varios que aparecieron tras la mudanza del equipo a un barrio de bares nocturnos del tipo “Acá sí que no se coje“. Los simpatizantes aportaron toda su ideología al servicio de la institución y se comenzó a ver algo distinto.

Millerntor: El estadio del Saint Pauli

 

Los propios hinchas adoptaron la típica imagen de los piratas (llámese, la calavera y las tibias cruzadas debajo de ella) para identificarse al mismo tiempo que firmaron un estatuto. ¡Si, un estatuto, no es una asamblea de la facultad, es una barrabrava! En este, se declaraban decididamente anti-racistas, anti-xenófobos , anti-homofóbicos y anti-sexistas. ¡Tomá pa’ vos!

Símbolo de los hinchas

Esta situación, ha llevado a los fanáticos a ser constantemente enfrentados por el resto de las barras de toda Europa. La mayoría de los Tifosis, ultras y hooligans tienen una marcada tendencia neo fascista, sin ir mas lejos, los aficionados del Lazio de Roma  reciben a su equipo haciendo el saludo al Fhürer. El equipo más acerrimamente detestado por los piratas es el Hamburgo SV, no solo por una cuestión regional sino también ideológica.

Más claro, echale 7up

 

Sin embargo, son muchos también los amigotes que le trajo al club su definida posición. El mayor orgullo exhibido por los fanáticos es la gran cantidad de mujeres que componen su hinchada, más que en cualquier otro lugar del mundo. Además tienen más de 200 clubes de fans alrededor del planeta, de los cuales uno nos toca de cerca: por el parecido en los colores, los fanáticos del St. Pauli han forjado una relación de amistad con los hinchas de Platense. Por lo tanto se pueden ver camisetas de ambos clubes tanto en Alemania como en Saavedra.

La fidelidad es el valor máximo de la insitución. Su presidente, Corny Littmann es abiertamente homosexual y es un bastión contra la homofobia dentro de un ambiente difícil en ese sentido como el fútbol. Su DT, Holger Stanislawski, fue vicepresidente del mismo club y ahora toma las riendas del equipo de primera después de haber jugado 11 años con la camiseta marrón, con 260 partidos como líbero y tras haber terminado prontamente su carrera debido a una lesión de ligamentos cruzados.

Por si fuera poco, el club que no para de sorprender es también un mástil para el rock metal y punk. Cuando el equipo entra a la cancha, en lugar de la voz del estadio, los parlantes retumban hasta rebalsar con las campanas de “Hells Bells” de AC/DC.

Además, cuando los Piratas hacen un gol se escucha “Song 2” de Blur y toda la gente canta alegre el “uhuuu” de Damon Albarn.

Las curiosidades no cesan. En 2006, St. Pauli fue anfitrión de la FIFI World Cup; un Mundial de naciones no reconocidas por la FIFA, tales como Chipre del Norte, Groenlandia, Tibet, Gibraltar, Zanzibar, en el cual salió cuarto.

Todas estas particularidades han hecho que desde 1980 hasta los 2000, el club haya pasado de llevar 1500 personas por partido, a tener un promedio de entre 15 y 20 mil hinchas por domingo. Actualmente juega la Bundesliga y se ubica en el antepenúltimo puesto, lo que significa que, de seguir así, tendrá que jugar una promoción para quedarse en primera.

Ojalá las hinchadas en Argentina tuvieran algo más de contenido que los colores del escudo. Es difícil de pensarlo, si el solo hecho de ir a ver un partido de cualquier equipo contra Boca es ir a escuchar un sinfín de barbaridades xenófobas y racistas cantadas por 40 mil personas. No cantar las canciones con tintes discriminatorios puede ser un granito de arena en el mar, pero al menos de a poco y con pequeñas luchas individuales, quizás se logre el día de mañana erradicar esas prácticas de nuestro amado e imperfecto fútbol.

Algo distinto en el ambiente es posible, y el Saint Pauli es ejemplo de ello.