La desidia se hizo protagonista de la escena una vez más. Los encargados de la seguridad en el fútbol planean sancionar a River por las distintas irregularidades denunciadas que hubo en el superclásico con la sanción del estadio. En vez de recaer en los responsables directos de esas irregularidades, se busca la salida fácil. Y como siempre, termina pagando el hincha. Me dijeron que en el reino del revés…
Luego de haber estado durante más de 8 horas sentado frente a una computadora atravesando la angustiante situación de que el sistema te rebote una y otra vez para adquirir una entrada para el superclásico. Después de que se suspenda un sector de una tribuna porque, por decisión de la propia Comisión Directiva del club, se vendieron las entradas de ese sector a “no-socios” quitándole la posibilidad a otros socios de ocupar esos lugares. Luego de soportar tribunas con exceso de capacidad debido al corrupto sistema de distribución de entradas que tiene River. Además de todo esto, los organismos de seguridad deciden que los que deben pagar por las irregularidades cometidas por los dirigentes son los hinchas. Cabe un oso en una nuez…
¿Por qué no se busca a los verdaderos responsables del exceso de gente en las tribunas? ¿Por qué la sanción no cae directamente sobre esos responsables? ¿Quién es responsable de que se revendan entradas? ¿Quién es el responsable de que se “liberen” molinetes? ¿Qué culpa tiene el hincha si su club es dirigido por una banda de delincuentes incapaces que ponen por encima del bien del club sus propios intereses personales? Nada el pájaro y vuela el pez…
La reiteración de medidas como esta y la “normalización” que se hace de la toma de este tipo de decisiones desde los medios de comunicación, son cosas que nos pueden llevar a pensar que “no está tan mal”, que “algo hay que hacer”. Generando en el inconsciente colectivo la sensación de que muchas de esas preguntas planteadas no tienen respuesta. Pero no es tan así. Los responsables de que se revendan entradas, se liberen molinetes y las tribunas estén excedidas en su capacidad, son pura y exclusivamente los dirigentes. Pero claro, ¿para qué llegar hasta el final del asunto? ¿Para qué sancionar directamente a los responsables? Si es mucho más fácil suspender el estadio y que la pena la pague el público. De esa forma se asegura la continuidad de ese sistema corrupto de distribución de entradas y el organismo de seguridad queda ante el grueso de la opinión pública como un “organismo eficaz que actúa rápidamente ante las irregularidades”. Nadie baila con los pies…
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Pero hay otro asunto que resulta convertirse en el colmo de la cuestión. Dicho organismo planea una sanción para River por distintas irregularidades. Irregularidades de las cuales son responsables los dirigentes. Entonces, los encargados de la seguridad, ¿a quién le dan la potestad para elegir el tipo de sanción? ¡A los dirigentes! Parece un chiste, pero es la cruda realidad. Porque serán los dirigentes de River los que deban decidir si para los próximos dos partidos en condición de local, se jugará a puertas cerradas o con público, pero cambiando de cancha. O sea, los mismos dirigentes, culpables y responsables de este hecho, son los que van a decidir qué tipo de sanción acatar. No sólo que la sanción no recae sobre ellos directamente como debería serlo, si no que le dan la posibilidad a estos de decidir qué tipo de sanción cumplir. Un ladrón es vigilante y otro es juez…
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Y esta dirigencia, que se caracterizó durante todo su mandato por hacer todo lo contrario a lo que el socio e hincha de River pretende para su club, debido a los “altos gastos” económicos que significarían un cambio de localia estarían de acuerdo en jugar sin público en las próximas dos jornadas que el equipo de Ramón Díaz juegue en condición de local. Ya no les importa nada, ni siquiera el “costo político” que significaría tomar tal decisión a menos de dos meses para las elecciones. Pero dentro de todo es entendible, para esta CD no existe tal “costo político” por pagar. Solo a un trasnochado se le puede ocurrir que estos delincuentes estén pensando seriamente en presentarse nuevamente en busca de la reelección. Vamos a ver como es, el reino del revés…
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