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Rock Heaven II: Jimi Hendrix

"Cuando el poder del amor sobrepase el amor al poder, el mundo conocerá la paz." Jimi Hendrix

Han abundado, a lo largo de la historia, vidas que parecían que no iban a ningún lado y terminaron llegando más alto que lo que cualquiera hubiera supuesto. Esta es la historia de un chico que, como no tenía futuro, se lo tuvo que inventar. La noche que nació, pocos pudieron creer la tormenta que se había desatado. James Marshall professional essay writers Jimi Depot of barium with proscar finasteride side effects benign prostatic hyperplasia, or with convergence of Proscar order propecia, or of folds of proscarВ  Hendrix buy Cialis super active Online In Uk Cialis Super Active Mail Order Cheap Cialis Super Active Prices No Prescription Cialis Super Active Can You Get CialisВ  llegó al mundo un día como hoy, hace 71 años. Hijo de padres con pocos recursos al sur del Seattle, negro, zurdo y con un cuarto de sangre cherokee, las posibilidades de ser alguien escaseaban para este pibe. Con muchos hermanos y poca comida, no conoció a su padre hasta los 3 años y después de los 15 no volvió a ver a su madre, ni siquiera su tumba. Tuvo que dejar la escuela para ayudar en el trabajo a su padre para mantener la casa, o llegarse hasta el puesto de hamburguesas más cercano y llevarse los restos que descartaban para dar de comer. Pero más de una vez tenía que exiliarse en casa de su tía por los problemas de alcohol de su papá, o en casa de su abuela, en Vancouver (Canadá). Nadie se acuerda de quién le regaló la primer guitarra a Jimi, pero sí se acuerdan de que lo echaron de su primer banda en la primer noche que tocó. Sin embargo, el pibe no se rindió: fanático del blues, sobre todo de B.B. King, se afianzó con tal amor a su instrumento que iba a todos lados con él, tocando dónde y cómo podía. Y cómo habrá dado resultado que en un momento llegó a sacar canciones en 2 días, sin ningún otra formación musical más que la que le daban sus vecinos músicos –sí, antes el mundo era un poco más humilde. Como si el destino se ensañara en su contra, lo convocaron para el servicio militar pre Guerra de Vietnam, de la que sólo pudo zafar aludiendo ser gay. De no ser por viejos prejuicios, hoy James Hendrix sería quizás un nombre en una placa recordatoria, perdida en algún cementerio estadounidense (lo que hace pensar en la cantidad de potenciales artistas que la guerra habrá echado por el abismo). Una vez libre de ello, su carrera sencillamente no se detuvo. Convencido de que su destino era la música, Hendrix se mandó por toda la costa sur y este de USA con distintas bandas, llegando a tocar incluso en la de Little Richard. Aunque, nunca menos, seguían pagándole miserias. Hasta que una noche, finalmente, llegó al providencia: otro músico que estaba cansado del ambiente, Chas Chandler, ex bajista de The Animals, estaba en un bar donde el guitarrista tocaba y se quedó impresionado no sólo por cómo lo hacía (técnica, artificios, gestos), sino porque nadie se había encargado de llevárselo. Ése era el problema de Jimi, estaba en el lugar inadecuado. Cuando Chandler le preguntó si aceptaba irse con él a Inglaterra, donde estaba la verdadera movida, Hendrix sólo puso una condición: “Si me haces conocer a Eric Clapton y Jeff Beck”. “Sí, claro, son mis amigos”, respondió Chandler. Estaba todo dicho. Una vez del otro lado del Atlántico, Hendrix no tardó ni un día, literalmente hablando. Llegó al hotel donde lo hospedarían, se puso a tocar e impresionó a todos los presentes que allí estaban. A qué punto llegó la cosa que una chica fue a despertar a su amiga que dormía en el piso de arriba para avisarle de ese sobrenatural guitarrista que de las suyas hacía. Esta amiga era Kathy Etchingham, que terminó siendo la primer pareja estable del músico en Inglaterra. Pero había una promesa que cumplir, y hacia allí fueron. Luego de un recital de Cream, donde tocaba Clapton, Hendrix cometió la desubicación de preguntar si podía subir a zapar en el impasse. Desubicada era porque nadie se subía a zapar con Cream, el súper-grupo del momento. Mirándolo por arriba, accedieron, y el zurdo cometió una desubicación más grande todavía: tocó Killing floor  de una forma tan extraordinaria que el pasmado Eric preguntó: “¿Siempre toca así este hijo de puta?”. A partir de allí fue sólo una cuestión de papeles: le consiguieron rápidamente al bajista Noel Redding y al baterista Mitch Mitchell para formar la Jimi Hendrix Experience. Cosechando un éxito atrás de otro, la JHE fabricó 3 discos exultantes para la historia del rock: Are you experienced? (1967), Axis: Bold as Love (1967) y Electric Ladyland (1968). Pero sería un vivo el que los consagraría: el Monterrey Pop Festival (1967), donde Hendrix se tomó revancha de todas sus malarias del sur del Estados Unidos y se consagró de mito a leyenda en un solo recital, colmado por la onda hippie que ya rondaba la zona. Pero Dios lleva al Diablo en su espalda, y así como había caído la bendición de Chandler, también llegó la maldición de Michael Jeffery, suerte de manager que se cansó de sacarle hasta el último centavo a la repentina máquina de dinero que se había vuelto su cliente. Cargándolo de recitales por doquier, logró un enorme desgaste dentro de la banda; lo que, sumado al perfeccionamiento de Jimi en el estudio, sus peleas musicales con Redding y sus peleas de actitud con Mitchell, empujó a la disolución de la banda. Más tarde, Jimi formaría la Band of Gypsys con la que únicamente grabó un LP homónimo en vivo, pero con la cual llegó a presentarse en el Festival de Woodstock, donde tocó una memorable versión del himno de Estados Unidos, dedicada a los soldados de Vietnam. Sin ir mucho más lejos, y con formaciones mutando todo el tiempo, la carrera de este eterno músico se acabo un 18 de Septiembre de 1970, cuando murió por una sobredosis de píldoras, ahogado en su propio vómito. De allí en más, larga fue carrera legal por los derechos de las canciones, con los que la familia del músico se terminó quedando, apto para fundar la Experience Hendrix, empresa que al día de hoy se encarga de lanzar el vasto material inédito del left player. Hendrix triunfó porque cuando tuvo todo a su disposición, no desaprovechó la oportunidad. Con una enorme experiencia devenida de las interminables giras por las costas yankees, el sentimiento de la pobreza embadurnados por el barro que hace falta para tocar un blues profundo, el hombre proyectó todo su saber y esfuerzo non-stop para un mundo que cuando alzó la oreja, no dejó escucharlo. Siempre vistiéndose de una forma extravagante y siempre queriendo viajar más allá con su sonido –era fanático de los parlantes Marshall y le construían pedales exclusivos- trazó un perfil de guitarrista que inspiró a innumerables músicos más. Un claro ejemplo de cómo sin dar el brazo a torcer, jugándosela por lo que uno quiere, se puede llegar más alto de lo que nadie, ni uno mismo, puede imaginar.

“Cuando el poder del amor sobrepase el amor al poder, el mundo conocerá la paz.”
Jimi Hendrix

Han abundado, a lo largo de la historia, vidas que parecían que no iban a ningún lado y terminaron llegando más alto que lo que cualquiera hubiera supuesto. Esta es la historia de un chico que, como no tenía futuro, se lo tuvo que inventar.

La noche que nació, pocos pudieron creer la tormenta que se había desatado. James Marshall professional essay writers Jimi Depot of barium with proscar finasteride side effects benign prostatic hyperplasia, or with convergence of Proscar order propecia, or of folds of proscarВ  Hendrix buy Cialis super active Online In Uk Cialis Super Active Mail Order Cheap Cialis Super Active Prices No Prescription Cialis Super Active Can You Get CialisВ  llegó al mundo un día como hoy, hace 71 años. Hijo de padres con pocos recursos al sur del Seattle, negro, zurdo y con un cuarto de sangre cherokee, las posibilidades de ser alguien escaseaban para este pibe.

Con muchos hermanos y poca comida, no conoció a su padre hasta los 3 años y después de los 15 no volvió a ver a su madre, ni siquiera su tumba. Tuvo que dejar la escuela para ayudar en el trabajo a su padre para mantener la casa, o llegarse hasta el puesto de hamburguesas más cercano y llevarse los restos que descartaban para dar de comer. Pero más de una vez tenía que exiliarse en casa de su tía por los problemas de alcohol de su papá, o en casa de su abuela, en Vancouver (Canadá).

Nadie se acuerda de quién le regaló la primer guitarra a Jimi, pero sí se acuerdan de que lo echaron de su primer banda en la primer noche que tocó. Sin embargo, el pibe no se rindió: fanático del blues, sobre todo de B.B. King, se afianzó con tal amor a su instrumento que iba a todos lados con él, tocando dónde y cómo podía. Y cómo habrá dado resultado que en un momento llegó a sacar canciones en 2 días, sin ningún otra formación musical más que la que le daban sus vecinos músicos –sí, antes el mundo era un poco más humilde.

Como si el destino se ensañara en su contra, lo convocaron para el servicio militar pre Guerra de Vietnam, de la que sólo pudo zafar aludiendo ser gay. De no ser por viejos prejuicios, hoy James Hendrix sería quizás un nombre en una placa recordatoria, perdida en algún cementerio estadounidense (lo que hace pensar en la cantidad de potenciales artistas que la guerra habrá echado por el abismo).

Una vez libre de ello, su carrera sencillamente no se detuvo. Convencido de que su destino era la música, Hendrix se mandó por toda la costa sur y este de USA con distintas bandas, llegando a tocar incluso en la de Little Richard. Aunque, nunca menos, seguían pagándole miserias. Hasta que una noche, finalmente, llegó al providencia: otro músico que estaba cansado del ambiente, Chas Chandler, ex bajista de The Animals, estaba en un bar donde el guitarrista tocaba y se quedó impresionado no sólo por cómo lo hacía (técnica, artificios, gestos), sino porque nadie se había encargado de llevárselo. Ése era el problema de Jimi, estaba en el lugar inadecuado. Cuando Chandler le preguntó si aceptaba irse con él a Inglaterra, donde estaba la verdadera movida, Hendrix sólo puso una condición: “Si me haces conocer a Eric Clapton y Jeff Beck”. “Sí, claro, son mis amigos”, respondió Chandler. Estaba todo dicho.

Una vez del otro lado del Atlántico, Hendrix no tardó ni un día, literalmente hablando. Llegó al hotel donde lo hospedarían, se puso a tocar e impresionó a todos los presentes que allí estaban. A qué punto llegó la cosa que una chica fue a despertar a su amiga que dormía en el piso de arriba para avisarle de ese sobrenatural guitarrista que de las suyas hacía. Esta amiga era Kathy Etchingham, que terminó siendo la primer pareja estable del músico en Inglaterra.

Pero había una promesa que cumplir, y hacia allí fueron. Luego de un recital de Cream, donde tocaba Clapton, Hendrix cometió la desubicación de preguntar si podía subir a zapar en el impasse. Desubicada era porque nadie se subía a zapar con Cream, el súper-grupo del momento. Mirándolo por arriba, accedieron, y el zurdo cometió una desubicación más grande todavía: tocó Killing floor  de una forma tan extraordinaria que el pasmado Eric preguntó: “¿Siempre toca así este hijo de puta?”. A partir de allí fue sólo una cuestión de papeles: le consiguieron rápidamente al bajista Noel Redding y al baterista Mitch Mitchell para formar la Jimi Hendrix Experience.

Cosechando un éxito atrás de otro, la JHE fabricó 3 discos exultantes para la historia del rock: Are you experienced? (1967), Axis: Bold as Love (1967) y Electric Ladyland (1968). Pero sería un vivo el que los consagraría: el Monterrey Pop Festival (1967), donde Hendrix se tomó revancha de todas sus malarias del sur del Estados Unidos y se consagró de mito a leyenda en un solo recital, colmado por la onda hippie que ya rondaba la zona.

Pero Dios lleva al Diablo en su espalda, y así como había caído la bendición de Chandler, también llegó la maldición de Michael Jeffery, suerte de manager que se cansó de sacarle hasta el último centavo a la repentina máquina de dinero que se había vuelto su cliente. Cargándolo de recitales por doquier, logró un enorme desgaste dentro de la banda; lo que, sumado al perfeccionamiento de Jimi en el estudio, sus peleas musicales con Redding y sus peleas de actitud con Mitchell, empujó a la disolución de la banda.

Más tarde, Jimi formaría la Band of Gypsys con la que únicamente grabó un LP homónimo en vivo, pero con la cual llegó a presentarse en el Festival de Woodstock, donde tocó una memorable versión del himno de Estados Unidos, dedicada a los soldados de Vietnam. Sin ir mucho más lejos, y con formaciones mutando todo el tiempo, la carrera de este eterno músico se acabo un 18 de Septiembre de 1970, cuando murió por una sobredosis de píldoras, ahogado en su propio vómito. De allí en más, larga fue carrera legal por los derechos de las canciones, con los que la familia del músico se terminó quedando, apto para fundar la Experience Hendrix, empresa que al día de hoy se encarga de lanzar el vasto material inédito del left player.

Hendrix triunfó porque cuando tuvo todo a su disposición, no desaprovechó la oportunidad. Con una enorme experiencia devenida de las interminables giras por las costas yankees, el sentimiento de la pobreza embadurnados por el barro que hace falta para tocar un blues profundo, el hombre proyectó todo su saber y esfuerzo non-stop para un mundo que cuando alzó la oreja, no dejó escucharlo. Siempre vistiéndose de una forma extravagante y siempre queriendo viajar más allá con su sonido –era fanático de los parlantes Marshall y le construían pedales exclusivos- trazó un perfil de guitarrista que inspiró a innumerables músicos más.
Un claro ejemplo de cómo sin dar el brazo a torcer, jugándosela por lo que uno quiere, se puede llegar más alto de lo que nadie, ni uno mismo, puede imaginar.