River y Quilmes empataron sin goles en un partido de enorme emotividad y tensión, que terminó con algunas polémicas y con el Chori Dominguez como foco de todas ellas.
La nota previa del partido fue lamentable. Horas antes del arranque del encuentro, un grupo de hinchas millonarios que venían de La Plata se cruzaron a piedrazo limpio y golpes de puño con otro grupo identificado con Quilmes a la altura del peaje de Hudson. Dos personas resultaron heridas.
Un tiempo después, las complicaciones se trasladaron a la entrada al Monumental, que fue un caos en el ingreso de ambos equipos. Molinetes desbordados, gente apretada de más y pésima organización previa. Por algo los partidos importantes de los equipos grandes no se juegan los viernes…
La sorpresa cuando empezó el partido la dio Matías Almeyda, que se decidió por Germán Pezzella en lugar de Gonzalez Pires para suplantar a Jonathan Maidana.
No pasó nada de nada hasta el minuto 30 en el que se lesionó Carlos Arano con un leve esguince de rodilla, obligando al DT millonario a improvisar sobre la marcha y terminar incluyendo al susodicho G. Pires, terminando con una defensa plagada de pibes de las inferiores, ninguno mayor a 20 años.
Siguió sin pasar nada hasta el comienzo del segundo tiempo, en el que River empezó a obligar a su contrincante, dejando de boxear en el suelo. Tiros cruzados de Ponzio, Dominguez y Ocampos fueron metiendo a la cerveza en su cancha. Luego el partido levantó tras el aumento de ritmo de Quilmes, que muy desordenado, al menos pasaba la mitad de la cancha.
Para los 15 minutos, la presión del Monumental empujó a Matías Almeyda a sumar un delantero y probó con Trezeguet en lugar de Cirigliano. Ni lerdo ni perezoso, Caruso Lombardi vio su oportunidad, movió a Miguel Caneo al medio, sacó a Mandarino y sumó a Cauteruccio para ganarle la espalda a los mediocampistas millonarios.
Todo lo vivido en la previa se sintió a los 27 minutos del segundo tiempo, cuando un claro penal sobre el Chori Dominguez no fue cobrado, a lo que Caruso Lombardi pidió la amarilla para el delantero, quien reaccionó haciendole al entrenador el típico gesto de partido comprado. Allí todo fue confusión y tanto Almeyda como Caruso fueron expulsados del campo de juego, mientras que Dominguez resultó amonestado.
A partir de allí, el partido no tuvo mitad de cancha, todo fue de área a área, siendo los locales los que atacaban con mucha más gente que los visitantes. Cerca de 5 disparos del Chori Dominguez estuvieron cerca de transformarse en gol pero encontraron siempre a Trípodi en forma.
Tras 20 minutos apasionantes, ninguno de los equipos se pudo sacar ventaja y todo terminó con reparto de puntos.
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