San Lorenzo volvió a caer, es la cuarta en el campeonato y la tercera como local. Esta vez fue con Atlético Rafaela, que se puso en ventaja con un gol de Gandín, seguido de un empate cerca del final de Sebastián González que el Ciclón no supo aprovechar, porque en los cuatro minutos finales Federico González y Alexis Castro de penal volvieron a mostrar las falencias de los azulgranas.
San Lorenzo se sigue cavando su propia tumba y el Nuevo Gasómetro (a pesar de los metros que se le achicaron) sigue siendo una invitación al rival a contragolpear y ganar. Y Rafaela lo entendió. Fue un equipo práctico, inteligente y ordenado. Aguantó lo que pudo, se sostuvo bien en defensa y espero el hueco para lastimar. Aplausos para ellos. Mientras, a pesar de haber perdido, los Matadores salieron de la zona de Promoción, debido a la caída All Boys. Increíble. No sólo la existencia de los promedios, sino que un equipo que juega tan mal no esté en zona de descenso.
El Ciclón había arrancado bien, con ganas y con buenas intenciones. Los zurdos Méndez y Bazán llevaban mucho peligro al arco de Sara hasta que hubo un quiebre: a los 36 minutos salió Palomino (que se volvió a lesionar) y Asad mandó a la cancha a miss intrascendencia: Pablo Alvarado. A partir de ahí el equipo se desarmó, Bazán se retrasó y San Lorenzo no hizo más nada. Tal es así que la Crema llegó dos veces con peligro al arco de Migliore pero no pudo concretar.
El complementó arrancó feo, impreciso, hasta que a los 15 San Lorenzo se suicidó: adentro Romeo y González por Telechea y Méndez, línea de tres e invitación a los visitantes a ganarle San Lorenzo en su casa, algo que está de moda. A los 23, el “Pulpito” González le puso un centro bárbaro a Romeo que increíblemente cabeceó al cuerpo de Sara. Allí salió una contra con la defensa cuerva mal parada y con Bottinelli afuera cambiándose un botín, para que Gandín reciba un centro rasante y rompa la paridad. Y eso también ya es típico en San Lorenzo, porque tiene, en criollo, toda la mala leche.
Los de Asad lo buscaron desesperados, nerviosos, con una hinchada que no paró de alentar pero que a partir del 0-1 comenzó a murmurar. Los nervios no ayudaban a los santos que solo veían fútbol cuando a la pelota la tenía Romagnoli (lejos el mejor de los locales). Y a los 43, el “Pipi” se iluminó: pase perfecto en cortada para Sebastián González que picó solo y definió ante la salida de Sara para desatar el grito atragantado de las gargantas azulgranas. 1-1 y La Gloriosa se ilusionaba y volvía a respirar.
Pero, otra vez, San Lorenzo no liga y le pasan cosas increíbles: un pelotazo que parecía fácil confundió a Bottinelli que pifió el cabezazo, para que reciba Federico González y defina bárbaro ante la salida de Migliore. Hasta el mejor defensor cuervo falla con tal de que el Ciclón se siga hundiendo. Y eso no es todo, porque tres minutos después Bazán, que estaba amonestado, le puso un patadón en la cara a Gandín comentiéndole penal e increíblemente no se fue expulsado, distinto de Romeo que si vio la roja ante las reiteradas protestas. Castro lo cambió por gol cuando ya no quedaba más tiempo.
Final y silbatina para los jugadores y el cuerpo técnico que no le encuentran la vuelta y extienden la crisis a los lugares más incómodos. San Lorenzo salió de la zona de descensos por esas paradojas de la vida, pero hace las cosas cada vez peor. Muy distinto es el caso de los rafaelinos, que a pesar de estar recién ascendidos son los punteros del campeonato, dos puntos arriba de Boca y Lanús que se enfrentan mañana y solo uno podrá pasarlo. Ya no es casualidad. Ni lo de Rafaela ni lo de San Lorenzo.
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