Archivo

Los excesos de la nacionalización

La idea de este informe es indagar retomando un poco lo afirmado por el intelectual uruguayo, Eduardo Galeano, al término del Mundial 98 del que Francia fue anfitrión y campeón, acerca de la nacionalidad de los jugadores europeos. Este es un fragmento ello que servirá como disparador:

[caption id="attachment_24921" align="aligncenter" width="384" caption="Jugadores nacionalizados, un mundo aparte."][/caption] “De los equipos sudamericanos, el que más me gustó fue Holanda. La selección naranja ofreció un fútbol vistoso, de buen toque y pases cortos, gozador de la pelota. Este estilo sudamericano se debió, en gran medida, al aporte de sus jugadores venidos de América del Sur: descendientes de esclavos, nacidos en Surinam. No había negros entre los diez mil hinchas que viajaron a Francia desde Holanda, pero en la cancha sí que los había. Fue una fiesta verlos: Seedorf, Reiziger, Winter, Bogarde, Kluivert, Davids. Kluivert es sutil como Francescoli, y cabecea como él. Davids, motor del equipo, juega y crea juego: mete pierna y mete líos, porque no acepta que los negros cobren menos que los blancos en los clubes de Holanda”. Franceses El padre de Zidane fue uno de los albañiles que levantaron el estadio donde su hijo se consagró como el mejor de todos. Zidane es de familia argelina. Thuram, elevado a la categoría de héroe nacional por dos golazos, nació en el Caribe, en la isla Guadalupe, y de allí llegaron a Francia los padres de Henry. Desailly vino de Ghana, Viera de Senegal, Karembeu de Nueva Caledonia. Djorkaeff es de origen ruso y armenio. Trezeguet se crió en Argentina. Eran inmigrantes casi todos los jugadores que vestían la camiseta azul y cantaban La Marsellesa antes de cada partido. Una encuesta realizada en esos días confirmó que cuatro de cada diez franceses tienen prejuicios racistas, pero todos los franceses celebraron el triunfo como si los negros y los árabes fueran hijos de Juana de Arco.”

En Rock ‘N Ball ya habíamos hecho cierta crítica al fútbol europeo por no ser capaz de generar jugadores pícaros, rebeldes y virtuosos, pero a nivel de clubes. Sin embargo, la desbocada ambición por no perder expandida en el Viejo Continente, le ha hecho tan mal a su cantera que hoy en día es casi imposible que un país europeo tenga a los 11 titulares nacidos sobre territorio propio. Aquellos que efectivamente han nacido en países europeos, por lo general son jugadores del montón, tipos que no se destacan por su desequilibrio ni por su noción.

En palabras de Galeano “El fútbol que atrae y emociona es el fútbol latinoamericano o africano, los que tienen hermosura, diablura, picardía, los que tienen juego”.

Sin embargo resta ver la otra mitad de la moneda. Sabemos que los europeos necesitan de los tercermundistas pero ¿Por qué los jugadores africanos y latinoamericanos deciden nacionalizarse?

Muchas veces se les ha caído encima al tandilense Mauro Camoranesi y al ex Plantense David Trezeguet por haberse nacionalizado para jugar en las selecciones italiana y francesa respctivamente. Sin embargo la nacionalización a nivel planetario en el deporte esconde algo mucho más profundo que el mero agrado de un futbolista por el país apropiado.

Los deportistas latinoamericanos y africanos no se ponen cualquier camiseta cuando van a jugar. Aquellos senegaleses, malíes, guyaneses, surinameses o martiniqueños, se ponen la misma que usaban los ejércitos que los colonizaron, destruyeron su cultura y llenaron de pobreza, dependencia y muerte a sus padres y abuelos. Es por esto que la nacionalización masiva no es sencillamente un dato anecdótico agregado a la agenda mediática cuando se dan a conocer las listas de 23 jugadores para las Copas del Mundo. Sino que grafica la enorme dependencia que radica aún ahora en los países periféricos, a los que no se les puede llamar ex colonias, porque sólo han dejado de serlo en los papeles.

Pero para entender por qué los jugadores de estos países se radican y representan a los que colonizaron a sus padres, debemos ver de donde vienen.

 

Analfabetismo Exp. Vida Pob. Urbana Mort. infantil Juegan para Cant. Jugadores
Costa de Marfil 40% en H' 60% en Mujeres 57 años 48% 86,8 por 1000 Francia 10
Malí 68% en H' y 86% en M' 48 años 32% 106 por 1000 Francia 12
Surinam 4% en H' y 7% en M' 69 años 75% 25 por 1000 Holanda 13
Guayana Francesa 17% en H' y 16% en M' 72 años 75% 18 por 1000 Francia 6
Martinica 7% en H' y M' 79 años - 4 por 1000 Francia 34
Senegal 47% en H' y 68% en M' 55 años 42% 58,4 por 1000 Francia 15
Argelia 15% en H' y 33% en M' 73 años 65% 31 por 1000 Francia 14
Guadalupe 10% en H' y M' 75 años - 12 por 1000 Francia 19
Cabo Verde 10% en H' y 21% en M' 71 años 60% 28,5 por 1000 Francia/Portugal 9
Camerún 23% en H' y 40% en M' 51 años 57% 86,9 por 1000 Francia/Alemania 10
Togo 31% en H' y 65% en M' 62 años 42% 71,4 por 1000 Alemania 3
Congo 8% en H' y 18% en M' 53 años 61% 79,3 por 1000 Bélgica/Fra/Alem 30
Nigeria 20% en H' y36% en M' 48 años 48% 109 por 1000 Inglaterra/Alem 15
Benín 47% en H' y 72% en M' 61 años 41% 85 por 1000 Francia 4
Guinea 58% en H' y 82% en M' 58 años 34% 98,4 por 1000 Portugal 4
Ghana 28% en H' y 42% en M' 57 años 50% 73,4 por 1000 Alemania 28

 

Por lo visto, los únicos países con estadísticas primermundistas son aquellos que han permanecido como colonias. Entonces tenemos dos lecturas rápidas.

-Aquellos que viven en colonias o semi colonias se ponen la camiseta de sus conquistadores porque el gobierno se los obliga como peaje de su “bienestar” europeo. Con sus fichajes más tarde harán millonadas y se asegurarán que lo mejor de ellos juegue mundiales para Francia u Holanda.

-Por otro lado tenemos a los habitantes de suelos hostilmente desalentadores para la vida. Los jugadores no tienen otra opción que salir corriendo al grito de “socorro, alguien que alfabetice a mi hijo”. La expectativa de vida de los países con 50 años de existencia es realmente baja, manteniéndose además como poblaciones fundamentalmente rurales.

 

Seguramente haya que desmenuzar cada caso y preguntarle a cada futbolista sus razones, pero rápidamente podemos concluir que en general, los jugadores de fútbol abandonan sus países de origen, o bien porque aún son colonias a las que no les permiten presentarse independientemente, o bien el país del que viene vive un presente calamitoso sin futuro para su familia y opta por rajar lo más rápidamente posible del lugar.

 

Sería lindo que la FIFA no permitiera la nacionalización de jugadores. Así veríamos la verdadera selección francesa y holandesa, y el verdadero valor del fútbol centroamericano y africano. ¿Será posible? No, ni en pedo.

 

 

La idea de este informe es indagar retomando un poco lo afirmado por el intelectual uruguayo, Eduardo Galeano, al término del Mundial 98 del que Francia fue anfitrión y campeón, acerca de la nacionalidad de los jugadores europeos. Este es un fragmento ello que servirá como disparador:

Jugadores nacionalizados, un mundo aparte.

“De los equipos sudamericanos, el que más me gustó fue Holanda. La selección naranja ofreció un fútbol vistoso, de buen toque y pases cortos, gozador de la pelota. Este estilo sudamericano se debió, en gran medida, al aporte de sus jugadores venidos de América del Sur: descendientes de esclavos, nacidos en Surinam. No había negros entre los diez mil hinchas que viajaron a Francia desde Holanda, pero en la cancha sí que los había. Fue una fiesta verlos: Seedorf, Reiziger, Winter, Bogarde, Kluivert, Davids. Kluivert es sutil como Francescoli, y cabecea como él. Davids, motor del equipo, juega y crea juego: mete pierna y mete líos, porque no acepta que los negros cobren menos que los blancos en los clubes de Holanda”.

Franceses
El padre de Zidane fue uno de los albañiles que levantaron el estadio donde su hijo se consagró como el mejor de todos. Zidane es de familia argelina. Thuram, elevado a la categoría de héroe nacional por dos golazos, nació en el Caribe, en la isla Guadalupe, y de allí llegaron a Francia los padres de Henry. Desailly vino de Ghana, Viera de Senegal, Karembeu de Nueva Caledonia. Djorkaeff es de origen ruso y armenio. Trezeguet se crió en Argentina. Eran inmigrantes casi todos los jugadores que vestían la camiseta azul y cantaban La Marsellesa antes de cada partido. Una encuesta realizada en esos días confirmó que cuatro de cada diez franceses tienen prejuicios racistas, pero todos los franceses celebraron el triunfo como si los negros y los árabes fueran hijos de Juana de Arco.”

En Rock ‘N Ball ya habíamos hecho cierta crítica al fútbol europeo por no ser capaz de generar jugadores pícaros, rebeldes y virtuosos, pero a nivel de clubes. Sin embargo, la desbocada ambición por no perder expandida en el Viejo Continente, le ha hecho tan mal a su cantera que hoy en día es casi imposible que un país europeo tenga a los 11 titulares nacidos sobre territorio propio. Aquellos que efectivamente han nacido en países europeos, por lo general son jugadores del montón, tipos que no se destacan por su desequilibrio ni por su noción.

En palabras de Galeano “El fútbol que atrae y emociona es el fútbol latinoamericano o africano, los que tienen hermosura, diablura, picardía, los que tienen juego”.

Sin embargo resta ver la otra mitad de la moneda. Sabemos que los europeos necesitan de los tercermundistas pero ¿Por qué los jugadores africanos y latinoamericanos deciden nacionalizarse?

Muchas veces se les ha caído encima al tandilense Mauro Camoranesi y al ex Plantense David Trezeguet por haberse nacionalizado para jugar en las selecciones italiana y francesa respctivamente. Sin embargo la nacionalización a nivel planetario en el deporte esconde algo mucho más profundo que el mero agrado de un futbolista por el país apropiado.

Los deportistas latinoamericanos y africanos no se ponen cualquier camiseta cuando van a jugar. Aquellos senegaleses, malíes, guyaneses, surinameses o martiniqueños, se ponen la misma que usaban los ejércitos que los colonizaron, destruyeron su cultura y llenaron de pobreza, dependencia y muerte a sus padres y abuelos. Es por esto que la nacionalización masiva no es sencillamente un dato anecdótico agregado a la agenda mediática cuando se dan a conocer las listas de 23 jugadores para las Copas del Mundo. Sino que grafica la enorme dependencia que radica aún ahora en los países periféricos, a los que no se les puede llamar ex colonias, porque sólo han dejado de serlo en los papeles.

Pero para entender por qué los jugadores de estos países se radican y representan a los que colonizaron a sus padres, debemos ver de donde vienen.

 

Analfabetismo Exp. Vida Pob. Urbana Mort. infantil Juegan para Cant. Jugadores
Costa de Marfil 40% en H’ 60% en Mujeres 57 años 48% 86,8 por 1000 Francia 10
Malí 68% en H’ y 86% en M’ 48 años 32% 106 por 1000 Francia 12
Surinam 4% en H’ y 7% en M’ 69 años 75% 25 por 1000 Holanda 13
Guayana Francesa 17% en H’ y 16% en M’ 72 años 75% 18 por 1000 Francia 6
Martinica 7% en H’ y M’ 79 años 4 por 1000 Francia 34
Senegal 47% en H’ y 68% en M’ 55 años 42% 58,4 por 1000 Francia 15
Argelia 15% en H’ y 33% en M’ 73 años 65% 31 por 1000 Francia 14
Guadalupe 10% en H’ y M’ 75 años 12 por 1000 Francia 19
Cabo Verde 10% en H’ y 21% en M’ 71 años 60% 28,5 por 1000 Francia/Portugal 9
Camerún 23% en H’ y 40% en M’ 51 años 57% 86,9 por 1000 Francia/Alemania 10
Togo 31% en H’ y 65% en M’ 62 años 42% 71,4 por 1000 Alemania 3
Congo 8% en H’ y 18% en M’ 53 años 61% 79,3 por 1000 Bélgica/Fra/Alem 30
Nigeria 20% en H’ y36% en M’ 48 años 48% 109 por 1000 Inglaterra/Alem 15
Benín 47% en H’ y 72% en M’ 61 años 41% 85 por 1000 Francia 4
Guinea 58% en H’ y 82% en M’ 58 años 34% 98,4 por 1000 Portugal 4
Ghana 28% en H’ y 42% en M’ 57 años 50% 73,4 por 1000 Alemania 28

 

Por lo visto, los únicos países con estadísticas primermundistas son aquellos que han permanecido como colonias. Entonces tenemos dos lecturas rápidas.

-Aquellos que viven en colonias o semi colonias se ponen la camiseta de sus conquistadores porque el gobierno se los obliga como peaje de su “bienestar” europeo. Con sus fichajes más tarde harán millonadas y se asegurarán que lo mejor de ellos juegue mundiales para Francia u Holanda.

-Por otro lado tenemos a los habitantes de suelos hostilmente desalentadores para la vida. Los jugadores no tienen otra opción que salir corriendo al grito de “socorro, alguien que alfabetice a mi hijo”. La expectativa de vida de los países con 50 años de existencia es realmente baja, manteniéndose además como poblaciones fundamentalmente rurales.

 

Seguramente haya que desmenuzar cada caso y preguntarle a cada futbolista sus razones, pero rápidamente podemos concluir que en general, los jugadores de fútbol abandonan sus países de origen, o bien porque aún son colonias a las que no les permiten presentarse independientemente, o bien el país del que viene vive un presente calamitoso sin futuro para su familia y opta por rajar lo más rápidamente posible del lugar.

 

Sería lindo que la FIFA no permitiera la nacionalización de jugadores. Así veríamos la verdadera selección francesa y holandesa, y el verdadero valor del fútbol centroamericano y africano. ¿Será posible? No, ni en pedo.