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¡Lo queremos todo!

Otra jugada más, la enésima. Todo bajo el engaño y que hagan lo que ellos quieran. ¿Sus objetivos? El negocio. El fútbol es un gran negocio y nadie quiere quedarse arafue. Manejos a mansalva, total hay mil escusas: federalización, pérdida de confianza, integración, política antimonopólica, etc. Falacias; al menos la mayoría de ellas. Buenas o malas las medidas, sus fines siempre son dudosos.

Grondona siempre hizo lo que quiso y en septiembre de 2009 encontró su socio ideal: el Estado. Desde el inicio amoroso se asomaron los cambios: la televisación de la Primera División, el amague con el formato del torneo fusionándose con la BN y, luego de la negativa, la ruptura con el grupo Tele Red Imagen (Trisa), para asumir los costos y las transmisiones de los encuentros de la segunda competencia de fútbol más importante del país.

 

[caption id="attachment_28371" align="aligncenter" width="480" caption="Compadres. Con dudosas determinaciones, Cristina y Don Julio son socios perfectos."][/caption]

¿A qué viene esto último? Fácil. River, Gimnasia, Rosario Central, Quilmes, Huracán o los equipos tucumanos, entre otros, cuentan con muchos hinchas. Ergo, el Estado no quiere privarse de recibir el dinero entrante de los partidos de estos equipos. ¿Está mal que el Estado asuma el control de otra divisional del fútbol? Para nada, menos si se lo saca a una empresa multimediática que sólo tiene intereses lucrativos. Pero aquí hubo varias desprolijidades.

Que un sistema nacional de medios públicos capture el fútbol es coherente con una política extendida que se haga cargo de aquello que debe ser protegido. Pero hasta ahora nadie puede salirse del cable para acceder a los partidos y la gratuidad no existe, ya que no se ha hecho la correspondiente satelización masiva y el fútbol no termina siendo para todos. No se termina de entender entonces por qué se tomó tal decisión y ahora se potencia sumando a la B Nacional.

Ante tal panorama, permítase la sospecha. Viendo el inminente descarte del torneo de los 38 equipos -por rechazo casi unánime del público futbolero-, el FPT adivirtió que el Grupo Trisa (en mitad con el Grupo Clarín) mantendría hasta 2014 como estaba firmado los derechos de transmisión del Nacional B. Con la llegada de nuevos equipos que mueven dinero, los cañones apuntaron hacia allá. Don Julio, que todo lo puede y todo lo hace, acuso "pérdida de confianza" y la BN se suma a las transmisiones de la TV Pública.

 

[caption id="attachment_28372" align="aligncenter" width="480" caption="Acá no tenés lugar. Afuera el oligopolio, el Gobierno tenía el lugar asegurado y se abrochó el Nacional B."][/caption]

Grondona hace y deshace a gusto y placer. Y si nunca se le asomó una mueca de vergüenza, menos la tendrá con semejante respaldo como el que tiene ahora. Sabía que la gente se iba a manifestar -se manifestó, pero en menor número porque ya se había cancelado todo-, entonces buscó otra solución. ¿La buscó o el torneo de los 38 se usó para tapar la ruptura con Trisa? Sólo los que tienen poder lo saben.

Mientras tanto, los clubes siguen siendo pobres. La torta va para otro lado. Se continúan cagando en el hincha y esconden todo lo que debería ser público. Las cosas nunca son claras, los fines se prestan a la confusión, y hasta las medidas que en teoría son positivas se terminan poniendo en tela de juicio por los difusos manejos de el (los) mandamás (es). Qué bárbaro.

Otra jugada más, la enésima. Todo bajo el engaño y que hagan lo que ellos quieran. ¿Sus objetivos? El negocio. El fútbol es un gran negocio y nadie quiere quedarse arafue. Manejos a mansalva, total hay mil escusas: federalización, pérdida de confianza, integración, política antimonopólica, etc. Falacias; al menos la mayoría de ellas. Buenas o malas las medidas, sus fines siempre son dudosos.

Grondona siempre hizo lo que quiso y en septiembre de 2009 encontró su socio ideal: el Estado. Desde el inicio amoroso se asomaron los cambios: la televisación de la Primera División, el amague con el formato del torneo fusionándose con la BN y, luego de la negativa, la ruptura con el grupo Tele Red Imagen (Trisa), para asumir los costos y las transmisiones de los encuentros de la segunda competencia de fútbol más importante del país.

 

Compadres. Con dudosas determinaciones, Cristina y Don Julio son socios perfectos.

¿A qué viene esto último? Fácil. River, Gimnasia, Rosario Central, Quilmes, Huracán o los equipos tucumanos, entre otros, cuentan con muchos hinchas. Ergo, el Estado no quiere privarse de recibir el dinero entrante de los partidos de estos equipos. ¿Está mal que el Estado asuma el control de otra divisional del fútbol? Para nada, menos si se lo saca a una empresa multimediática que sólo tiene intereses lucrativos. Pero aquí hubo varias desprolijidades.

Que un sistema nacional de medios públicos capture el fútbol es coherente con una política extendida que se haga cargo de aquello que debe ser protegido. Pero hasta ahora nadie puede salirse del cable para acceder a los partidos y la gratuidad no existe, ya que no se ha hecho la correspondiente satelización masiva y el fútbol no termina siendo para todos. No se termina de entender entonces por qué se tomó tal decisión y ahora se potencia sumando a la B Nacional.

Ante tal panorama, permítase la sospecha. Viendo el inminente descarte del torneo de los 38 equipos -por rechazo casi unánime del público futbolero-, el FPT adivirtió que el Grupo Trisa (en mitad con el Grupo Clarín) mantendría hasta 2014 como estaba firmado los derechos de transmisión del Nacional B. Con la llegada de nuevos equipos que mueven dinero, los cañones apuntaron hacia allá. Don Julio, que todo lo puede y todo lo hace, acuso “pérdida de confianza” y la BN se suma a las transmisiones de la TV Pública.

 

Acá no tenés lugar. Afuera el oligopolio, el Gobierno tenía el lugar asegurado y se abrochó el Nacional B.

Grondona hace y deshace a gusto y placer. Y si nunca se le asomó una mueca de vergüenza, menos la tendrá con semejante respaldo como el que tiene ahora. Sabía que la gente se iba a manifestar -se manifestó, pero en menor número porque ya se había cancelado todo-, entonces buscó otra solución. ¿La buscó o el torneo de los 38 se usó para tapar la ruptura con Trisa? Sólo los que tienen poder lo saben.

Mientras tanto, los clubes siguen siendo pobres. La torta va para otro lado. Se continúan cagando en el hincha y esconden todo lo que debería ser público. Las cosas nunca son claras, los fines se prestan a la confusión, y hasta las medidas que en teoría son positivas se terminan poniendo en tela de juicio por los difusos manejos de el (los) mandamás (es). Qué bárbaro.

Dolorense, nacido en 1991. Licenciado en proyecto de Magíster. Hay una cosa que nunca van a entender...