A causa de la grave lesión de Sebastián Luna, el Ciclón hace el último esfuerzo para salir de su pesadilla: adquirió por tres años y 350 mil dólares la mitad del pase del ex Ferro Julio Buffarini. El rubio volante, que puso plata de su bolsillo para que se concrete la venta, llega a cubrir la banda derecha del equipo de Madelón, que pedía a gritos un jugador para ese puesto.
La situación de San Lorenzo ya desborda lo alarmante. La preocupación por los promedios se instaló hace rato y promete mantener el sufrimiento hasta junio. La interesante subida de Tigre que ya está a tres puntos, y las varias unidades que separan a los de Boedo de los que dividen por su misma cantidad, provocan vaivenes en la lucha que ya paralizaron varios corazones. Llegó la hora del vale todo, y aunque a San Lorenzo todo le cueste el doble, un mediocampista del ascenso vuelve a encender una luz de esperanza.
El ex Talleres cubrirá el sector que el Ciclón tiene más desnudo, y en el que sonaron más de cinco jugadores para que lo ocuparan, siendo Villar el principal protagonista de la novela. Es cierto que este jugador de 23 años no tiene experiencia en Primera División, pero sus buenas actuaciones en el Verde hicieron que los últimos cañones azulgranas apuntaran a él. Como el Ciclón no llegaba a los 350 mil dólares que pretendían en Caballito, Buffarini mismo se hizo cargo de poner 50 lucas verdes para dar el salto y llegar a un grande en estado vegetativo.
Junto con Voboril, es el segundo jugador que resigna beneficios para darle una mano al Cuervo. El ex Tomba, a pesar de su gesto, pagó carísimo un error contra Lanús que terminó en gol: no volvió a jugar desde aquella primer fecha. El cordobés es la tercera incorporación de San Lorenzo, que no puede tener al día a su plantel pero sí alentar a inversores para que el gasto de sueldos se siga aumentando. No es la primera vez que esto se hace en Boedo, y estando en Promoción y a tan poco del descenso directo no se iba a dejar de hacer.
Buffarini, le pese o no, es la nueva y última apuesta de un club que hace todo mal y liga peor. Es uno más para aguantar el peso que siete u ocho pibes de las inferiores tienen que cargar domingo a domingo, por los robos y los errores hechos desde hace ya unos años. El rubio se prepara para su nuevo gran desafío, para ver si su nuevo equipo empieza a sumar con regularidad, o si seguirá supeditado a los resultados de los ascendidos, que suben y bajan de a cinco posiciones por fecha. ¿Habrá corazón que aguante?
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