Sabemos que una de sus pasiones es el Spaghetti Western. Exacto, el viejo oeste de Italia. El que vale la pena, el que tiene a protagonistas malaonda y soberbios, y no a héroes predecibles. El que goza de la violencia y no intenta irse por la moral. El que resuena con el valor y no sólo con la botella.
Es por ello que se decidió por homenajear al género, ponerse el sombrero, subirse al caballo y filmar una de vaqueros bien pulenta.
Con la confirmación de Christoph Waltz (el coronel nazi atrapa-judios de Bastardos sin gloria) como el pilar, se tomará el atrevimiento de pasar por Django, El bueno el malo y el feo, Leone, Corbucci y demás genios gentiles con, por supuesto, la música del maestro Ennio Morricone, que cae como anillo al dedo.
Recordemos que Bastardos sin gloria tenía molto molto de Spaghetti Western. Las caracteristicas de los antiheroes, la irrealidad, el villano charleta y los códigos a la hora de manejarse.
Es por eso que esperamos que nos vuelva a sorprender este exitoso director, que tiene en su haber pocas pero sabrosas y excelentes películas, de las cuales vale recordar nombres como Tiempos Violentos, Perros de la calle, o una de sus más recientes, Kill Bill, de la cuál está anunciada una tercera parte, pero recién para años próximos.
Quentín, no nos defraudes. Ponete el sombrero y no la gorra.
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