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La imposible comparación entre Messi y Maradona

Varias veces en los medios se intenta emparejarlos y compararlos. Rock 'N Ball te da una nueva perspectiva creyendo que por diversos motivos, detallados dentro de la nota, es imposible sacar denominadores comunes entre los más grandes cracks de la historia.

Es inútil. Sencillamente no se puede. Por más interés mediático que implique, la comparación entre Lionel Messi y Diego Maradona es imposible. Sí, los dos son zurdos, los dos son argentinos, ambos han sabido romperla, han sido los mejores del mundo, han sido resistidos por cierta gente en su tierra, pero así y todo, su comparación es tan inevitable como improcedente.

La imposibilidad comparativa no reside estrictamente en lo futbolístico, ámbito en el cual los gustos serán los que reinen para delinear si alguno fue mejor que el otro. El impedimento está dado por varias razones; el contexto deportivo, la situación mediática, los orígenes y el impacto social que a cada uno le tocó vivir en suerte.

Contexto deportivo:


Por empezar, Lionel nunca jugó en Argentina, lo que hizo que siempre fuera como un extranjero con la casaca albiceleste. Fue resistido en un principio, lo marcó como el jugador de todos y el de nadie. A nivel de clubes, a Lionel le tocó participar de un proyecto que 20 años más tarde dio sus frutos, jugando en uno de los mejores equipos de la historia que utiliza un sistema que lo tiene a él como el jugador-objetivo número 1. Por el lado de Diego, que debutó casi a la misma edad, tuvo que romperla en Argentinos y en Boca para que se lo compre un Barcelona que absolutamente nada tenía que ver con el actual. Seguro que ese Barça  era uno de los mejores clubes del momento, pero fue un club que no estaba dispuesto a darle el tiempo y la paciencia que sí le dieron a Lionel. Su carrera siguió en una institución italiana de la B, casualmente ascendido, del cual fue amo y señor, sin importar tácticas, estrategias o sistemas. Sencillamente a través de su enorme capacidad, llevó a un club en ese momento inexistente a tener su momento de gloria, permitiéndole ganar los primeros y únicos títulos de su historia.
Tras su paso por Napoli, deambuló por varios clubes de Europa y Argentina hasta terminar su carrera como ídolo en Boca. Por su nivel futbolístico, jamás fue cuestionado en cuanto a su convocatoria a la selección nacional.
En definitiva, Messi tuvo las facilidades que Maradona no era capaz ni de pensar y un contexto futbolístico que lo apoya desde sus compañeros para convertirlo en el mejor del mundo. Mientras que Diego tuvo que pelearla más solo que Pavone en la delantera de River. Es inútil entonces compararlos desde este punto de vista. Lo que nos lleva al segundo punto.

Sus orígenes:

Acá sí que hay una diferencia importante. Si bien Messi no debe haber tenido los mejores cochesitos ni la mejor pelota del mercado, su origen no es tan determinante como el de Maradona. Lionel tuvo en suerte la posibilidad de irse a los 12 años a un club que lo puso bajo su ala, lo atendió medicinalmente en cuanto a su problema hormonal y le dio trabajo a su padre dentro de la misma institución.
El caso de Maradona es diametralmente distinto. Sus orígenes son tan humildes como pueden ser, en tan sólo dos años, pasó de vivir en Fiorito y bancar a su familia con un sueldo escaso, a ser el jugador  por el que más se había gastado dinero hasta entonces (10 millones de dólares) y vivir en Barcelona. Fueron sus mismos orígenes y el salto cualitativo los que combinados en una misma ecuación, le jugaron el peor doble filo de su vida a Diegote. Fue todo tan repentinoque casi de manera inconciente, su entorno se empezó a viciar de personajes oscuros que lejos de querer lo mejor de él, intentaban chuparle toda la sangre que podían. Aquí sí que aparece la resistencia de una parte del público argentino, que no lo considera un ejemplo de nada y que no querría que un hombre como él vista la camiseta albiceleste.  Lo único que salvó la carrera de Maradona, además de su innegable capacidad física y mental, fueron aquellas personas que sí querían lo mejor de él; sus compañeros, su familia y algún que otro hombre del ambiente como Signorini.
Por lo tanto, otra de las razones por las que Diego y Lionel no se pueden comparar es por sus inconciliables diferencias en cuanto al lugar de donde venían, que influyeron infinitamente a lo largo de ambas carreras.

Situación mediática:

Que me vengan a decir algo sobre este tópico. Maradona es hoy en día el personaje más famoso del mundo y lo consiguió sin jugar en un club grande, sin facebook, sin internet, sin celulares, sin gigantografías, sin cines 3D,  sin 30 cámaras por partido filmándolo ni campañas publicitarias a nivel mundial. ¿Imaginan a Maradona, como jugador, con Twitter? Millones de usuarios se crearían sólo para ver lo que él dijera, los creadores de la red social se pondrían apensar seriamente en abandonar los 140 caracteres al menos para él y dejarle una extensión indefinida para sus menesteres.
Lionel, sin quererlo, se ha vuelto la figura número uno del deporte mundial; en cada foto, en cada sitio web,  en cada edición nueva del Winning Eleven, en cada casa de deportes,  de relojes,  de tampones, la cara de Messi se impone como la de ninguno en el mundo. Se nota que no se siente cómodo con esta exposición, la sonrisa de éxtasis que tiene cuando hace un gol en equipo no se compara con la que pone cuando algún camarógrafo de Adidas le pide una pose, y muchísimo menos a esas caras de malo que le hacen poner.¿Por qué le hacen poner cara de traste en las fotos comerciales? Si lo que contagia Lionel es felicidad, si sólo sabe de energía positiva dentro de una cancha y si no tiene un solo gramo de maldad cuando pisa el césped…
En fin, M & M son incomparables desde este punto de vista también.

Impacto social:

Aquí reside la mayor y más kilométrica distancia entre ambos extraterrestes. Todos los estratos de análisis anteriores pueden resumirse a este. Claro está que Messi es el mejor del mundo, que su capacidad lo lleva a hacer cosasimpensables dentro de una cancha y que quizás, en los próximos años de su carrera logre romper todos los records habidos y por haber, incluso, para algunos, puede llegar a ser mejor que Maradona y que cuaquier otro técnicamente. Pero Lionel habita hoy en día, en la superficie de la sociedad, es parte de la superestructura del sistema, no ahonda en el seno de lo social, no logra una identificación a través de su imagen ni provoca profundos amores u odios. Esto se debe a que su construcción fuera del campo de juego es de un ser neutral, tranquilo, que antepone lo cerebral a lo pasional, una especie de ameba de lo radical, alguien que no escapa ni escapará de lo que es: un jugador de fútbol.
Ahora ¿Por dónde empezar con Maradona? Siguiendo el anterior razonamiento, Diego está en la base de la sociedad. La representa a través de sus comentarios. Su mayor valor declarativo está en siempre decir lo que siente en el momento, pero no lo que siente él, lo que siente la sociedad. Maradona es un espejo de la comunidad argentina, en el que nos vemos necesariamente reflejados, desde su lunfarda manera de hablar, pasando por su tana gesticulación y su española verborragia,  hasta su argentina tendencia a la contradicción permanente. Diego Armando Maradona no es Lionel Andrés Messi, es El Diego. La sociedad lo ha representado como propio, como parte inherente de ella, lo considera un hijo de vecino que condensa todo lo popular en sí mismo.
Para graficar un poco la situación, en el velorio de Nestor Kirchner, cuando llegó Diego se paró justo a la altura de Cristina, delante de todos los presidentes de la región, incluso delante de los hijos del difunto, y a nadie le llamó la atención, incluso si hubiera estado más adelante aún que la misma viuda, todos hubieran creído que estaba en el lugar que le pertenecía. Porque eso es Maradona, el fenómeno social más grande que le ha pasado a la Argentina y al mundo. Se ha ganado su lugar a fuerza de lo expresado fuera y dentro de la cancha. No a cualquiera le toca hacerle un gol con la mano y el mejor gol de la historia a un país con el que se había estado en guerra tres años atrás, para luego salir Campeón del Mundo y darle una alegría a un pueblo que venía siendo vapuleado social, política y económicamente. Sólo a él se le ocurre viajar 6 veces ida y vuelta en una quincena, de Italia a Sudamérica para jugar con la camiseta de su país. Nadie que haya visitado el Vaticano le ha dicho al Papa que fundan todo el oro que allí tienen para dárselo a los pobres sobre los que tanto predican, aún siendo abiertamente creyente. A nadie más se le ocurriría decir que le cortaron las piernas, que la pelota no se mancha, que al cartonero Baez se le escapó la tortuga, que su gol lo hizo con la mano de Dios, que Pelé debutó con un pibe, que Passman la tiene adentro y terminar diciendo que nunca quiso ser un ejemplo para nadie.  Sólo él ha estado en todos los momentos, tanto felices como difíciles, del país y del mundo acotando su opinión o pisando una pelota. Maradona vive en cada argentino, ya sea desde las frases se usan en el día a día, hasta el fanatismo más absurdo. No fue un jugador de fútbol, fue lo más grande que le pasó a Argentina, fue y siempre será un fenómeno social transdisciplinario.

Es por todo esto resumido en cuatro simples puntos, que comparar a los N° 10 tiene tan poco sentido. Ambos serán, por lo menos,  los mejores de su época pero Messi siempre será Messi, y Maradona siempre será El Diego.

Ahora, si bien es imposible generar un denominador común marciano, Messi no ayuda mucho a esta teoría haciendo este tipo de cosas: