Llegó como el “revolucionario”, con promesas de “no traer jugadores falopa” y “meter preso a Aguilar”. La gente lo eligió por sobre candidatos como Donofrio y Caselli. Pero con la conferencia de ayer su imagen quedó más deteriorada (si es posible) que nunca. Rock And Ball repasa lo que hizo Passarella en River desde que es presidente.
A pesar de 8 años de administraciones dudosas, malos manejos y constante desconcierto, ni el más pesimista hincha de River esperaba verlo en algún momento en la B. La gestión Aguilar fue tan mala que dejó al club en la ruina y en una ubicación inédita en la tabla de los promedios.
Y esa posición se transformó en peligrosa. Principalmente cuando la dirigencia posterior no mejoró las cosas, sino que las empeoró. Pero comencemos por el principio…
Unas elecciones históricas, por lo reñidas, hicieron que el gobierno de Passarella no arrancara de la mejor forma posible: después de muchos años arrancaba un ciclo que no tenía consenso de la mayoría de la gente. Solamente le ganó por 6 votos a Donofrio, en unas elecciones que pedían a gritos Ballotage.
Las promesas, algunas vacías de contenido, en la campaña parecieron inclinar la balanza a su favor. Promesas que luego no fueron cumplidas, como por ejemplo: no traer jugadores falopa; meter preso a Aguilar; traer a Ramón Díaz; tocarle el corazón a los jugadores…
Es más, solamente hay que retroceder un poco en el tiempo para recordar los diferentes spots publicitarios del Kaiser, donde, lejos de presentar algún tipo de proyecto, hablaba del amor y pasión con el cual defendió a la camiseta… O cuando asistió a un programa televisivo en donde aclaró que no le interesaba manejarse como político… Tal vez si se hubiera manejado como político no se hubiera peleado con Grondona y posiblemente hoy River estaría en primera, ¿no?
Lo cierto es que con su soberbia pensó que él sólo podía pelear el descenso. Por eso mismo contrató a técnicos como Ángel Cappa o Juan José López para afrontar el descenso. O jugadores como Canales, Rojas, Juan Manuel Díaz, Caruso (que llegó lesionado), Arano, Adalberto Román… Y solamente trajo a Bordagaray para el campeonato que definía la continuidad de River en Primera División.
Tampoco hay que olvidarse de la auditoría que, casualmente, abarcó 2 años de la era Aguilar, los dos años siguientes a que él dejó de ser el DT y no dejó ninguna evidencia clara que pueda comprometer al ex presidente… O el fideicomiso que nunca salió y difícilmente lo haga en algún momento. Ni hablar de los jugadores a los cuales iba a “tocarle el corazón”: no pudo con Crespo, ni con Saviola, ni con Ángel… Recién ahora vinieron Cavenaghi y Dominguez, más por iniciativa propia que del presidente.
Se ganó el campeonato económico: 86 millones de pesos de superávit que fueron logrados casi exclusivamente gracias a la venta de Lamela a la Roma, pero que de todas formas no parece alcanzar y por eso se aceptó aumentar la cuota social.
El campeonato económico que ayer por la tarde el tesorero del club, Luis Renzi, se enorgulleció de mostrar y de destacar el avance que logró esta dirigencia después del desastre que dejó la anterior. El mismo Luis Renzi quien se ocupó de firmar los 8 balances de la era Aguilar, donde era fiscalizador titular.
Al igual que Mariano Mera Figueroa (antes opositor y hoy al lado de Passarella), Diego Turnes (vicepresidente 1ro), Daniel Bravo (Secretario), quienes también formaban parte de la Comisión Fiscalizadora de Aguilar y hoy están con el Kaiser.
Y ahora salen a la luz las sospechas por los pases de Buonanotte, Lamela, Lanzini y Lizio, casos que ayer no dejó una explicación clara en la conferencia y que se suman a los recitales, la apretada a Pezzota por parte de los barras acompañados por directivos… Si en serio “se acabó la joda”, avísenles a los hinchas de River.
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