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La clásica dicotomía argentina

Nuevamente, está en disputa la clásica dicotomía argentina, con respecto a la Selección de fútbol. Anteriormente fue Menotti-Bilardo, renombrada como fútbol-anti fútbol, ahora tenemos amantes de Alejandro Sabella contra detractores del entrenador de la Argentina. Un nuevo round, una nueva discusión de conceptos, de qué estilo se quiere para un seleccionado que tiene 40 millones de técnicos. Excepto en las victorias, los argentinos rozan los extremos cuando se trata de fútbol. Sobre todo, si el motivo de discusión es la Selección. Lo que para unos es el camino correcto a la tercera copa del mundo, para otros es una blasfemia imperdonable. Y esto ha pasado con todos los entrenadores que tuvo la albiceleste, desde los más antiguos hasta los más recientes, como Marcelo Bielsa, José Pekerman o el propio Diego Maradona. Hoy, el eje de la discusión está en Alejandro Sabella y sus metodologías de juego. El ex asistente de Daniel Passarella siempre pregonó un estilo de juego propio, se vio en su Estudiantes 2009-11. Eso mismo llevó a la Selección, literalmente, porque transportó y catapultó a jugadores totalmente nuevos: Marcos Rojo, Federico Fernández, incluso a veteranos como Rodrigo Braña o Leandro Desábato. Tampoco cambió su pensamiento: si hay elementos, atacó, sino, a defenderse y esperar de contra. El pragmatismo se conserva, sólo se modifica si aparecen Lionel Messi y los otros tres fantásticos. Por ello, no extraña que se festejen empates. Que Sabella los plantee como buenos resultados, pensando en la clasificación como el objetivo. Ante partidos así, o victorias abultadas por resoluciones individuales de alguno de los cracks del ataque, surge la polémica. Aparecen los detractores que piden una forma de juego más ofensiva, menos pensada en el rival y más en lo propio, reclamando por la ausencia de jugadores de buen pie, por ejemplo Javier Pastore. Pero luego, salen los defensores del DT a bancar el proyecto, a valorar el orden defensivo y el sacrificio en la marca en terrenos hostiles como la altura. Ambas posturas tienen su cuota de certeza. Incluso el capitán Messi se metió, indirectamente, en la discusión. "Nos venimos conformando con empates", dijo el mejor jugador del mundo, quien señaló que ante Ecuador "teníamos todo para ganarlo". Cada uno ve y analiza lo que quiere en los partidos de la Selección, pero como todo aspecto de la vida, hay cuestiones positivas y negativas en esta gestión de Sabella. Aunque internamente, uno piense "yo pondría a..." o "formaría con...".

Nuevamente, está en disputa la clásica dicotomía argentina, con respecto a la Selección de fútbol. Anteriormente fue Menotti-Bilardo, renombrada como fútbol-anti fútbol, ahora tenemos amantes de Alejandro Sabella contra detractores del entrenador de la Argentina. Un nuevo round, una nueva discusión de conceptos, de qué estilo se quiere para un seleccionado que tiene 40 millones de técnicos.

Excepto en las victorias, los argentinos rozan los extremos cuando se trata de fútbol. Sobre todo, si el motivo de discusión es la Selección. Lo que para unos es el camino correcto a la tercera copa del mundo, para otros es una blasfemia imperdonable. Y esto ha pasado con todos los entrenadores que tuvo la albiceleste, desde los más antiguos hasta los más recientes, como Marcelo Bielsa, José Pekerman o el propio Diego Maradona. Hoy, el eje de la discusión está en Alejandro Sabella y sus metodologías de juego.

El ex asistente de Daniel Passarella siempre pregonó un estilo de juego propio, se vio en su Estudiantes 2009-11. Eso mismo llevó a la Selección, literalmente, porque transportó y catapultó a jugadores totalmente nuevos: Marcos Rojo, Federico Fernández, incluso a veteranos como Rodrigo Braña o Leandro Desábato. Tampoco cambió su pensamiento: si hay elementos, atacó, sino, a defenderse y esperar de contra. El pragmatismo se conserva, sólo se modifica si aparecen Lionel Messi y los otros tres fantásticos.

Por ello, no extraña que se festejen empates. Que Sabella los plantee como buenos resultados, pensando en la clasificación como el objetivo. Ante partidos así, o victorias abultadas por resoluciones individuales de alguno de los cracks del ataque, surge la polémica. Aparecen los detractores que piden una forma de juego más ofensiva, menos pensada en el rival y más en lo propio, reclamando por la ausencia de jugadores de buen pie, por ejemplo Javier Pastore. Pero luego, salen los defensores del DT a bancar el proyecto, a valorar el orden defensivo y el sacrificio en la marca en terrenos hostiles como la altura. Ambas posturas tienen su cuota de certeza.

Incluso el capitán Messi se metió, indirectamente, en la discusión. “Nos venimos conformando con empates”, dijo el mejor jugador del mundo, quien señaló que ante Ecuador “teníamos todo para ganarlo”. Cada uno ve y analiza lo que quiere en los partidos de la Selección, pero como todo aspecto de la vida, hay cuestiones positivas y negativas en esta gestión de Sabella. Aunque internamente, uno piense “yo pondría a…” o “formaría con…”.

Licenciado en Periodismo (Universidad de Palermo). 24 años. Ejerciendo desde 2010. Además de RNB, trabajo para ESPN y la productora Armada Films (Planeta Camión, Mundo Móvil y Zona Utilitarios). Cubro Argentinos Juniors para Argentinos Pasión y Pasión Paternal. Escribí en el libro 110 AAAJ. Hice TV en Mundo Blaugrana y Somos Deporte (Zona Norte - Cablevisión). Ex Diario Muy, Solo Ascenso, Autoexecutive y AM610/730/1240. El fútbol es más que 22 tontos corriendo detrás de una pelota.