Brasil se convirtió en amo y señor de la Copa Libertadores. El país de Pelé y Garrincha espera con ansias y algunos inconvenientes la Copa del Mundo a realizarse allí mismo el año que viene, y para eso transformó a sus clubes en los mejores del planeta. Terminado el Mundial de Sudáfrica, el principal trofeo continental se quedó siempre en la nación carnavalera.
Cabe destacar que Argentina aun lleva la delantera en la obtención de este título. Un total de 22 conquistas todavía aventajan a las 17 de Brasil, que acortó la brecha con las últimas cuatro consagraciones al hilo. Lejos continúan los ocho trofeos que a Uruguay le aportaron Peñarol (cinco) y Nacional (tres). Más distantes aun los tres que quedaron en Paraguay, todos ganados por Olimpia, que ayer perdió su cuarta final.
La escalada brasilera en la Libertadores, a la que se sumó el título en la Sudamericana de San Pablo y el Mundial del Clubes ganado por Cortinhians, hicieron que la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) catalagora al Brasileirao como la segunda liga más atractiva del mundo, detrás de la española. Además, los regresos de Pato, Ganso y Ronaldinho más las presencia de jugadores como Abreu, Montillo y D´Alessandro y las llegadas de Seedorf, Deco y Forlán, le agregan otro aliciente más al campeonato, que siempre cuenta con joyitas canteranas como el recientemente emigrado Neymar.
La vida y el fútbol festivo que siempre muestra Brasil tienen también ese plus de partidos donde lo técnico prevalece sobre lo táctico y lo físico. Mucha gambeta, bastantes goles, futbolistas de renombre y pichones de crack: la liga brasileña ofrece un combo fascinante para cualquier amante de este deporte.
Ahora, el Atlético Mineiro legitimó la decisión que la IFFHS tomó a principio de año. Tuvo que sufrir, es cierto, pero luchó para que el fútbol de su país siguiera en lo más alto y demostrara que estrellas como Ronaldinho están lejos de venir a robar. Por el momento, Os mais grandes de América.
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